68. Doloroso Error

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La tarde había caído sobre la capital cuando Bellamy había conseguido llegar a pie. Había salido bien temprano de madrugada y hasta horas después no había conseguido llegar a su destino. No es que lo estuviese alargando es que simplemente las lágrimas le habían impedido ver bien por donde caminaba en dirección a Polis y se había perdido en más de una ocasión.

El tumultoso ajetreo de las calles hizo que a Bellamy le costase un poco llegar hasta la Torre pero finalmente lo hizo y tras identificarse como miembro de la delegación de Skykru en Polis al fin los centinelas le permitieron pasar.

Los pasillos estaban mucho más silentes de lo que él recordaba, apenas un par de guardias apostados en varias de las puertas de entradas protegíendo las estancias de mayor importancia.

Bellamy caminó en silencio hasta llegar a una de las puertas de los salones donde le habían dicho que podría encontrar a Clarke y cuando se asomó lo que vió le partió el corazón. Aquella no era Clarke, era una sombra de lo que alguna vez pudo haber sido.

Clarke que estaba sentada en uno de los divanes tenía entre las manos algunos decretos que estaba repasando para Titus y que cuando los memorizase debía trasladar al pueblo Skykru en nombre de Heda. Su rostro reflejaba una desolación, un cansancio y una tristeza impropias de ella mientras por detrás junto a una de las largas mesas Titus y otros paladines de Heda debatían y discutían cuestiones mucho más transcendentales acerca de Azgeda y las posibles represalias que presentaría la reina.

Bellamy que se pasó las manos por la cara inquieto cerro los ojos tratando de respirar profundo para enfrentarse a la ira de ella, y tras hacerlo decidió entrar y acercarse cautelosamente al diván donde estaba sentada ella.

—Antes de que me grites, de que me insultes y de que me pegues solo te pido que me escuches Clarke —murmuró Bellamy arrodillándose frente a ella sin darle tiempo siquiera a poder pensar—. Cometí un error, no me di cuenta de que Gina estaba manipulandome contra ti. No tengo excusa alguna para lo que he hecho, pero por favor, por favor Clarke mirame a los ojos y dime si lo que te digo no es sincero.

Clarke que en un principio se había visto tomada por la sorpresa sintió sus ojos llenarse de lágrimas al verle frente a ella y dejando a un lado los decretos se le quedó viendo a los ojos fríamente antes de soltarle una bofetada tan fuerte que hizo que el sonido restallase por toda la habitación.

Bellamy que permaneció con la cara girada cerro los ojos sintiendo como las lágrimas escapaban en silencio de sus ojos rodando sobre su cara. Se lo merecía, se merecía eso y más. Le había hecho mucho daño y peor aún había deseado hacérselo a través de Gina. Lo había estropeado todo por su imprudencia y ahora estaba pagando las consecuencias de ello.

Clarke que se puso en pie se inclinó hacia delante arrastrando con rabia y desprecio todas y cada una de mis palabras.

—Para mi estás muerto, Bellamy.

El rostro de él se desencajó al entender el odio y el rencor que desprendía aquella mirada.

—Sal de mi vista.

Clarke que alargó la mano tomando los escritos abandonó el salón con determinación reteniendo las lágrimas con rabia. Había malgastado mucho tiempo y mucho esfuerzo en mantener algo que solo había existido para ella. Eso se había acabado por completo.

Este ahora era su mundo y no podía permitirse el lujo de ser vulnerable en él.

Bellamy por su parte se quedó allí arrodillado viéndola marchar, sin importar que Titus o aquellos que seguían allí presenciasen su declive de aquella forma.

Merecía todo ese desprecio. Lo merecía. Nunca debió dudar de ella, nunca debió creer ciegamente a Gina. Se equivocó haciéndolo. Se equivocó y ahora no sabía cómo resolverlo. Cómo enmendar lo que había hecho, porque nada de lo que hiciese iba a ser suficiente para reparar el daño que le había hecho a Clarke.

Lo sentía, lo sentía de verdad. Lamentaba todo cuanto había hecho y si pudiese regresar atrás jamás repetiría la forma en la que lo había hecho.

—Lo siento —murmuró él al vacío mientras las lágrimas rodaban por su cara en silencio viéndola marchar por la puerta.

Está vez sabía que no había vuelta atrás para subsanar su error y que pasaría mucho, mucho tiempo antes de que ella siquiera se plantease perdonarselo.

La había perdido.

Y quizas esta vez, para siempre...

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora