34. Solo Ella

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La tediosa celebración había sido agotadora para todos. Clarke no creyó que pudiese dormir pero ahora tumbada sobre su cómoda cama, sintiendo el brazo desnudo de Bellamy abrazarla desde atrás y su cálida mano puesta sobre la suya el sueño al fin la había vencido completamente.

Las primeras luces del alba clareaban el cielo colandose por entre las traslúcidas y grandes cortinas apostadas en los anchos ventanales y el mirador de la habitación cayendo sobre ellos. La respiración de Bellamy muy cerca de su oído acompasaba su sueño. Él también estaba agotado.

El viaje desde Polis hasta Arcadia era cómo poco extenso y a decir verdad, él no quería marcharse y dejarla sola allí. A pesar de la alianza, de la promesa de paz y de la unión de su gente a la Coalición, Bellamy seguía sin confiar del todo en ellos.

Cuestión de costumbres, sospechó él en su mente. Aunque una vocecita minuscula sólo reconocía ser celos. Bellamy estaba celoso de lo que Clarke pudiese sentir por la mujer más poderosa y hermosa de cuántas habían por aquellas tierras. Le costaba reconocerlo, sin embargo Octavia había abierto inconscientemente esa veda y él no estaba dispuesto a renunciar a Clarke sin batallar por ella.

Había pasado por mucho para poder estar nuevamente a su lado. Muchos momentos duros, malos, oscuros. Momentos que nunca creyó que podría superar. Ahora que al fin, había tenido ocasión de decirle cuánto la quería no sería justo abandonar la idea. Había pasado ya ese tiempo. La ocasión de retirarse y claudicar, había totalmente expirado y ahora no tenía más razón que rendirse a lo que sentía por ella.

Clarke por su parte aún no se había pronunciado.

Revelar del todo sus sentimientos, exponerse de esa manera resultaba algo impensable para ella después de la muerte de Finn. Contaba con demasiado miedo en su interior para arriesgarse. Prefería la seguridad y el confort que en pequeños momentos podía obtener en cierta manera junto a las personas las cuáles la apreciaban y la querían.

Migajas de amor, cariño y afecto con las que se conformaba sin más. Aceptando casi cualquier cosa que la hiciese sentirse humana de nuevo.

Una persona real.

Alguien en quien poder volver a confiar quizás algún día.

Un vibrante estruendo hizo que Clarke abriese los ojos vertiginosamente. Bellamy que también lo escuchó despertó a su lado un tanto sobresaltado.

—¿Qué ha sido eso? —preguntó él alarmado.

Clarke que aguzó el oído escuchando nuevos ruidos elevó la mirada hacia el techo de la habitación sabiendo que provenía de mucho más arriba que ello.

Bellamy que vio como Clarke se destapaba, sentándose en la cama de inmediato. Volvió a escuchar estruendo y se irguió a su lado.

—¿Clarke? —preguntó él adormilado y confuso poniendo la mano sobre su brazo.

—Viene de arriba —murmuró ella tras unos segundos de tenso silencio, pudiendo escuchar los desagradables sonidos. Especialmente, los que se colaban a través de los abiertos ventanales.

Bellamy que se apoyo mejor sobre su codo sobre la cama se frotó un poco los ojos, entendiendo lo que debía estar pasando antes de tragar despacio.

—No podemos hacer nada al respecto —dijo quedamente él llevando la mano a su cadera para reconfortarla.

Clarke que cerro los ojos al sentirle hacer eso luchó contra sus deseos de ir a ver que ocurría. En el fondo, le dolía admitir que le preocupaba lo que pasase con Lexa.

Era doloroso. Casi como traicionarse así misma, más era incapaz de poder evitar hacerlo.

Un nuevo estrépito hizo que se sobresaltase estando aún sentada al borde de la cama y Clarke subió sus rodillas recogiéndolas contra su pecho apoyando la cabeza de ellas esperando que esos sonidos cesaran pronto.

Bellamy que se preocupó mucho al verla así se acercó a ella sentándose a su lado rodeándola con el brazo para tratar de calmarla y reconfortarla. No sabía que decir al verla de esa manera. En ocasiones contadas eran las veces que ella había necesitado de su consuelo y reconocía que esta era una de ellas.

A Bellamy en cierta manera le gustaba cuidar de ella. Le hacía sentirse mayormente útil. Alguien de quien llegado el caso poder depender. Bellamy que se sentó a su lado poso los labios sobre su pelo al tiempo que sentía como Clarke acurrucaba su cuerpo contra el suyo y Bellamy la rodeó con sus fuertes brazos queriendo protegerla de todo aquello.

Verla sufrir de algún modo, le dolía como nada que antes hubiese sentido. Y aunque fuera de esa habitación ella fuese la invencible Wanheda, Cazadora de la Montaña, Comandante de la Muerte, allí dentro solo era ella. Y Bellamy aceptaría cualquier cosa con tal de que ella no sufriera.

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora