67. ¿Necesario Castigo?

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El sol está alto en el despejado cielo que yace sobre Arcadia, la multitud se ha reunido allí por orden del Canciller incluidos los invitados trikrus que les escoltaron después de la unión de sangre y que se han quedado allí para enseñar sus costumbres a Kane y a Abigail.

Harper que sale escoltada por Miller y por Zoe tiene las muñecas esposadas mientras camina debilmente en dirección al improvisado patíbulo. Sus ojos apenas son capaces de levantarse del suelo y las lágrimas caen sobre la tierra a su paso.

Abigail que no puede evitar sentirse afectada por ella mira a Kane a su lado sobre la tarima.

—¿De verdad es necesario todo esto? Mírala, no podemos hacerle esto.

—Abby aceptamos ser el decimotercer clan y eso supone aceptar sus leyes tal y como están dictadas, si no hacemos esto, si se la entregamos a Lexa la matarán —murmuró él en voz baja viendo como junto a algunos caballos uno de los hombres de Lexa se separaba del resto con el látigo colgado a la cintura.

—Podemos apelar, existen otros modos. Podemos explicarle a Lexa lo que ha ocurrido, lo entenderá —susurró Abby insistiendo.

—¿Cómo entendió lo de Finn? —repuso Kane en voz baja volviéndose hacia ella—. Una muerte es una muerte Abby, y para ellos una muerte ha de ser vengada. Está es la única forma que tenemos de demostrar que no miraremos a otra parte cuando uno de los nuestros incumpla la ley, su ley. No podemos arriesgarnos a que nos tomen por debiles, no en estos momentos que todo pende de un hilo. Hay que hacer esto, nos guste o no.

Abby que cerro los ojos sabiendo que él llevaba las de ganar en eso apartó el rostro.

—No me gusta esto.

—Yo tampoco disfruto de ello —le aseguró Kane viendo llegar a Harper a los pies del patíbulo y subir los dos escalones cabizbaja.

Miller que se colocó a un lado armado y Zoe al otro respiró hondo pues esa de allí era su amiga y aunque hubiese infringido la ley tenía motivos más que de sobra para hacerlo.

—La Comandante estará satisfecha al ver que Skykru obedece la ley —dijo acercándose uno de los hombres de Lexa antes de subir los escalones y tomar a Harper bruscamente de la muñeca atándole la mano a una de las cuerdas que pendían del poste y luego la otra hasta levantar sus manos con firmeza.

Harper cerro los ojos y murmuró una plegaria ininteligible mientras temblaba sintiendo como el hombre rasgaba con fuerza su camiseta desde atrás y daba paso al ejecutor de la sentencia.

—Josephine Harper ha incumplido la ley, ha acabado con la vida de uno de los nuestros —pronunció Kane un segundo después en voz alta dirigiéndose a la muchedumbre—. Su castigo ha de ser ejemplarizante para todos. Que nadie olvide cuánto nos ha costado llegar hasta aquí y cuánto hemos peleado por el derecho a coexistir con los otros clanes en paz y armonía. La ley es la ley para todos y por eso no me queda más remedio que decretar este castigo.

Un murmullo se levantó por todo el campamento porque nadie entendía bien a que venía todo aquello, otros conocían a Harper desde que era solo una niña y otros sabían cuán obediente y cooperadora había sido conduciéndoles hasta allí.

Marcus Kane cerro los ojos por un momento tomando aire y luego abrió los ojos dirigiéndose al trikru que descolgaba el látigo de su cinturón desplegándolo ágilmente por el suelo al tiempo que se colocaba tras Harper.

—Procede...

El guerrero que le escuchó endureció su ya de por si fría expresión y extendió la mano hacia atrás antes de batirla secamente hacia delante haciendo restallar el látigo en la desnuda espalda de Harper que profirió un grito de dolor al sentir como su carne se abría bajo el duro extremo.

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora