104. ¿Cómo?

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La madrugada había llegado para todos en Arcadia sin que Octavia fuese realmente consciente de ello. Encontrar a Jaha junto con los otros en aquel lamentable estado, había sido algo inimaginado para ella, pero ver aquellos cuerpos desangrados sobre el suelo había resultado bastante duro de soportar.

No es que no hubiese visto escenas así antes, no es que no hubiese sido participe en más de una pero sin saber porque esta le había afectado un poco más que de costumbre.

Quizás era la inseguridad de no tener a Lincoln a su lado en aquel momento, quizás el de imaginar la posibilidad de poder encontrarle de aquella manera una de esas veces y que le atenazaba el estomago de puro miedo.

Si algo le ocurriese a él, ella sencillamente sería incapaz de soportarlo.

Mientras caminaba en silencio por uno de los enrevesados pasillos llego a la puerta de su habitación y se detuvo apoyando la frente de ella. Habían sido días muy duros, extenuantes para todos y por ello no sabía cómo iba a encontrarle dentro.

Al abrir la puerta con sigilo asomó el rostro esperando encontrarle allí, más Lincoln no parecía estar en ninguna parte de la pequeña habitación.

Octavia que supo exactamente donde encontrarle cerro la puerta y se dirigió por el pasillo hasta una de las esclusas que daban hacia el exterior por donde él y ella solían escabullirse hacia el bosque.

Para cuando consiguió deslizarse entre los paneles de metal y el gélido aire del bosque le llegó al rostro, Octavia cerro los ojos disfrutando de aquella indescriptible sensación de libertad para si como cada vez que tenía ocasión de experimentarla y respirando hondo por primera vez en todo el tiempo que llevaba fuera se sintió de vuelta en casa.

El crepitar de las llamas restalló en el aire y Octavia no tardó en dirigirse hacia el lugar entre los árboles que era tan exclusivo de ellos. Cuando llegó y se asomó un poco se sonrió débilmente para si viendo a Lincoln despierto y reposado contra el tronco de un árbol junto a las llamas concentrado dibujando en su diario. Era tan asombroso, tan especial para ella... aquella dedicación, aquella franqueza, la extraordinaria lealtad que tanto le caracterizaba le convertían en el compañero idoneo para ella. Simplemente le amaba tal y como era, desde el primer instante en que le conoció.

Octavia se movió y el sonido de una rama quebrándose bajo su bota hizo que Lincoln levantase la mirada del cuaderno poniéndose enseguida en guardia.

—Octavia —masculló él desconcertado al verla allí ya que creyó que tardaría mucho más en convencer a Clarke de que regresase a Arcadia junto a ellos—. ¿Cuándo has vuelto?

—No hace mucho —repuso ella acercándose al fuego junto a él disfrutando del calor que este desprendía con sus llamas—. ¿Tan distraído estás que no me has oído acercarme a ti?

Lincoln que no supo que responder a eso escondió el viejo cuaderno bajo la manta antes de deslizar la mano por su largo cabello.

—No, es solo que...

—Podría haber sido un enemigo —dijo Octavia inclinándose antes de capturar sus labios muy dulcemente apoyando la mano de su pecho—. Me sorprende que hayas tardado tanto en percatarte de ello. Debes tener más cuidado. Un buen guerrero siempre ha de estar atento a su alrededor.

Lincoln que intentó enmascarar su pesadumbres asintió haciendo un débil gesto.

—Quizás es que has mejorado demasiado y te has vuelto mucho más sigilosa con el entrenamiento —susurró él al ver su rostro tan cerca a la luz de las llamas apartándole un poco el cabello. Era tan hermosa, no podía evitar pensar en su mente. Ella no merecía las cosas por las que estaba pasando, de ningún modo—. Te he echado de menos...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora