24. Solo Mía

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Bellamy que ha terminado su guardia está en su habitación. Una buena ducha era prácticamente todo lo que había necesitado para liberar un poco de tanta tensión acumulada. Demasiados problemas a la espera de soluciones, demasiadas abrumaciones.

Unos suaves golpes en la puerta anunciaron una inesperada visita. Bellamy que continua con el cuerpo algo húmedo y la toalla a la cintura levantó la vista alerta antes de mirar instintivamente su arma que reposaba en la mesa por las posibles complicaciones.

—Adelante —dijo él alzando un poco la voz para dar paso a quien sea que estuviese a la espera.

Cuando la puerta se abrió y Clarke asomó por ella, Bellamy se quedo completamente impresionado.

Su cabello había dejado de ser rojizo y volvía a lucir tan dorado y rubio como antes. La belleza había regresado a su hermoso rostro del que nunca se había ido completamente, careciendo ahora de pintura o pequeños rastros de tierra seca. Ataviada tan solo con una sencilla camiseta de manga larga blanca y un par de pantalones grises claros en los que destacaba discretamente.

A Bellamy le parecía estar contemplando a la misma Clarke de siempre.

—¿Podemos hablar? —preguntó ella quedamente tras contemplarle unos instantes en silencio.

—Claro, entra —respondió él acercándose para quitar un par de botas dejadas por el suelo de su camino—. Perdona el desorden, con todo lo que pasa no queda mucho tiempo para limpiar.

Clarke que entró cerrando la puerta despacio tras de si, no pudo evitar fijarse en como algunas de las gotas de su pelo caían resbalando por su cuerpo y antes de que pudiese darse cuenta desvió la mirada hacia otro lado.

Acinados sobre la mesa habían varios planos, mapas y papeles en un repleto desorden junto con su arma y una de las radios.

Bellamy que siguió su mirada hasta la mesa se acercó para cubrir el rastro fijándose en como algunos lugares, sectores y zonas continuaban tachados.

—Parece que has estado ocupado —dijó Clarke posando su mirada sobre la mesa al llegar junto a ella, recorriendo cada papel y mapa con la mirada.

Bellamy nada más oír eso levantó la mirada hacia sus ojos aguardando unos instantes en silencio.

—Te buscaba a ti —reconoció sincero mirándola fijamente a los ojos.

Clarke que tragó al sentir esa autenticidad en sus palabras y ese dolor reflejado en sus ojos, dio un paso hacia él sincera.

—Lo siento...

Bellamy que se la continuó mirando largamente en silencio finalmente apartó súbitamente su mirada disponiéndose a tapar los papeles y los mapas antes de sentir como la mano de Clarke se posaba sobre la suya frenándola sobre la mesa.

Bellamy que levantó nuevamente el rostro con sorpresa también trago al tenerla tan cerca sintiendo un estremecimiento recorrer todo su cuerpo por la tensión del momento.

—No, Bellamy —murmuró convencida Clarke sin apartar su mano para que la mirase a los ojos hablando con sinceridad—. Lo siento de verdad...

Quería que supiese que lo decía en serio. Le había hecho pasar un infierno, a él, que se lo merecía menos que nadie en ese arca.

Bellamy advirtió que algo no iba bien en todo aquello, algo que se le escapaba e instintivamente sin poder evitarlo acercó lentamente la mano a su mejilla acariciándola con dulzura.

—¿Clarke? —susurró en apenas un murmullo con preocupación viendo a Clarke cerrar sus ojos inconscientemente de una manera tremendamente exquisita deleitándose con su caricia.

Un estremecimiento la recorrió, y a él con ella al sentir como Clarke llevaba su mano libre hasta la suya posada suavemente sobre su mejilla.

—Bellamy, yo... —susurró ella quedamente batallando por no dejarse llevar por esos encontrados sentimientos, ni por su calidez.

Bellamy que sencillamente no pudo resistirse al verla así acalló sus labios posando sobre ellos los suyos en un delicioso y acalorado beso lleno de necesidad y amor logrando que la emoción la embargara absolutamente por entero.

Llevaba mucho tiempo anhelando ese momento y a riesgo de recibir una nueva negativa por su parte se sorprendió al percibir como Clarke deslizó la mano por su cuello posandola sobre su nuca al tiempo que la atraía más hacia si.

Bellamy llevó su otra mano a su espalda queriendo mantenerla cerca saboreando como el ansiado beso se volvía cada vez más y más necesitado. Acalorado e impetuoso. Ambos verdaderamente necesitaban eso. Habían pasado por mucho juntos, habían compartido cosas que solo ellos dos entenderían. Sin duda alguna, necesitaban encontrarse como nunca antes lo habían hecho para calmar esa agitación.

Clarke que le sintió apoyar la mano tras ella sobre la mesa, llevo la mano hacia atrás apartando sin contemplaciones los papeles con brusquedad, dejandolos caer junto con la radio y el arma al suelo. Bellamy que advirtió sus intenciones la levantó por la cintura sentándola firmemente sobre la mesa antes de pegar su cuerpo al suyo atrapando nuevamente sus labios con brío.

Clarke que deslizó las manos por su desnudo y resbaladizo torso las bajo antes de soltar su toalla haciendo que cayese a sus pies. Bellamy que busco reflejamente la parte baja de su camiseta la levantó separando sus labios de los suyos tan solo para poder sacársela por la cabeza, regresando a su ansiado beso.

Clarke gimió suavemente al sentir de nuevo el contacto y no tardó en bajar las manos por su cuerpo ayudándose de las suyas para deshacerse de su pantalón y la ropa interior que les separaba con una presteza casi desesperada.

Clarke apenas tuvo tiempo a notar como el aire de la habitación entraba en contacto con su piel porque Bellamy no tardó en entrar en ella con verdadera urgencia y pasión.

Clarke volvió a gemir al experimentar como Bellamy abandonaba sus labios bajando con húmedos besos por todo su cuello hasta apoderarse de su pecho al tiempo que sus movimientos apremiaban desatando el frenesí entre ellos.

A Bellamy le parecía estar en medio de un sueño, Clarke era tal y como la había imaginado. Ignoraba el hecho de que el autentico motivo por el que Clarke había ido allí era que había venido a despedirse. Arcadia dejaría de ser su casa para convertirse en la embajadora de Skykru en Polis. Antes de irse ella necesitaba agradecerle, demostrarle cuanto le necesitaba y cuanto le quería.

Cuanto le agradecía.

Su relación con Bellamy nunca había sido fácil. No siempre se habían llevado del todo bien por culpa de su carácter y por la atracción que desprendían entre ellos. Esa constante tensión no resuelta entre ellos les impedía en muchos momentos estar de acuerdo en algo aunque ahora mismo eran pocas cosas las que les separaban.

La mesa se bamboleó pesadamente bajo ellos por el incesante movimiento de sus cuerpos y las exhalaciones, los acallados gemidos y los jadeos abarrotaron el ambiente convirtiendo el momento en algo único para ellos.

Mañana Clarke sería una importante embajadora para su gente pero hoy, por suerte para Bellamy, lo único que ella era, era suya...

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora