126. ¿Ves Algo?

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Algún que otro frío rayo de sol se cuela por entre las espesas nubes reflejándose en la frondosa y empantanada superficie del bosque. La lluvia es ahora mucho más débil pero continúa.

Lincoln que está apoyado contra la pared escuchando la lluvia caer fuera mira hacia Abby que está de pie apoyada cerca de la entrada de la cueva mientras que Clarke sigue profundamente dormida.

—¿Puedes ver algo? —pregunta él llevándose las manos a la pierna herida sintiendo la presión de la venda sobre la abierta heria con gesto de dolor.

—Todavia no —responde Abby al escucharle tratando de distinguir algún movimiento a lo lejos entre los árboles. Al no conseguirlo, se vuelve hacia él quedándosele viendo unos instantes en silencio—. ¿Tú cómo te encuentras?

Lincoln que sostuvo su mirada al oírla recogio el monton de vendas sucias a su lado y las lanzó al fuego avivándolo por un momento.

—Estoy bien.

—Manten la presión —dijo Abby acercándose a él y agachándose a su lado para comprobar una vez más el manchado vendaje—. ¿Notas palpitaciones?

Lincoln que se llevó la mano al muslo sentía latidos golpear su interior a la altura del corte.

—Si.

—Eso es bueno, es... es muy bueno —dijo Abby mirándole antes de ponerse nuevamente en pie y pasearse por la cueva—. Significa que no ha tocado la femoral.

—¿Cómo sabes eso?

—Porque si lo hubiese hecho con el tiempo que llevas sangrando ahora no tendríamos esta conversación —dijo ella pensando en como sacarles de allí una vez más. Gracias al cielo que habían conseguido tener fuego o no hubiesen sobrevivido a esas extenuantes horas.

Lincoln que se quedo callado al escucharla supo que era más serio de lo que Abby quería aparentar.

—Si me ocurriese algo, si por lo que sea no pudiese acompañaros a Polis, quiero que le digas a Octavia...

—Irás a Polis —repuso Abby inmediatamente volviéndose para mirarle—. Iremos todos a Polis, eso ni lo dudes. No tienes que despedirte de nadie porque no va a pasarte nada, ¿me oyes? Te pondrás bien...

El sonido de ramas quebrándose pesadamente en la lejanía les hizo volver la cabeza. Abby se sonrió esperanzada al escuchar la firme marcha.

—Están aquí...

Lincoln que sintió alivio al escucharla vio a la doctora levantarse y acercarse a tientas a la entrada de la cueva.

—Han venido a rescatarnos, Lincoln —se sonrió ella débilmente muy esperanzada al asomarse, incapaz de distinguir bien las figuras entre la cortina de lluvia.

De prontó, algo enorme y pesado cayó fuertemente sobre ella cerrándose a su alrededor. Cuando Abby cayó bruscamente al suelo la anudada malla la atrapó contra este y se desató el horror.

De entre los árboles varios guerreros y guerreras armados corrieron gritando guturalmente hacia ellos. Lincoln cambió su rostro al ver la simbólica pintura en sus rostros.

—No...

Clarke que despertó bruscamente por los gritos se levantó al tiempo que alguien se lanzaba con fuerza contra ella derribándola de nuevo al suelo. Los rescoldos de la hoguera se desperdigaron por el suelo y Lincoln levantó las manos en señal de rendición.

—¡Clarke! ¡Lincoln! —gritó Abby desesperadamente al ver como les atacaban a ambos de aquella manera tratando de zafarse de la apretada red que se había adherido con fuerza al suelo—. ¡Clarke! ¡No, no! ¡Soltadnos!¡Soltadnos! ¡Clarke!

Clarke que se golpeó la cabeza hacia atrás con fuerza al caer sintió el pesado cuerpo del guerrero encima y forcejeó por arrancarle la metálica y feroz mascara que tenía buscando algo con que golpearle con fuerza.

—¡Mamá! ¡Lincoln!

—¡Quieta Clarke! —le gritó Lincoln sintiendo el cuchillo sobre su garganta mientras los guerreros le levantaban bruscamente del suelo—. ¡No te resistas!

—¿¿Qué?? —le gritó Clarke sintiendo como conseguía arrancar la máscara y arañarle la cara en el proceso con fuerza.

—¡No, dejala! —gritó Abby viendo acercarse amenazantemente a los hombres levantándola del suelo.

—¡Son mercenarios! —gritó Lincoln sintiendo su pierna fallar al sujetarse de la pared siendo amenazado con el cuchillo al cuello—. ¡Esclavistas! ¡Si te resistes te matarán!

El furioso guerrero que emitió un gutural grito al sentir las uñas de Clarke enterrarse en su piel levantó la mano golpeándola con fuerza directamente sobre la cara haciendo que su cabeza golpease nuevamente el suelo. Aturdida y desorientada, lo último que pudo ver Clarke era como se llevaban a Lincoln y a su madre a rastras de allí antes de perder completamente la conciencia.

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora