59. Que Nos Volvamos A Ver

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El sol está descendiendo lentamente en el despejado cielo de Polis mientras que Clarke que no ha salido de su habitación, sigue sentada bajo la ventana. Las lágrimas aún mojan su cara y se siente completamente derrotada.

Todavía incapaz de creer que Bellamy le hubiese hecho una cosa así. Nunca debió confiar en él. A decir verdad, nunca debió confiar en nadie. Lexa llevaba razón al decir que el amor solo era débilidad. Ella había sucumbido a esa debilidad y ahora pagaba el costoso precio.

No podía estar mas herida en aquel instante. En su mente no dejaba de repasar cada una de sus palabras, cada uno de sus actos hacia Bellamy y no encontraba razones para que él se hubiese puesto de esa manera con ella. Quizás sin saberlo, sin quererlo le había fallado en algún momento. Algo debió haber hecho mal, algo para recibir tanto desprecio.

Había querido cambiar lo peor de ella por él, renunciar a todo el dolor y la culpa para enfrentar un futuro juntos y no tener que volver a mirar atrás y a lamentarse por cómo habían llegado hasta allí. Y ahora...ahora no tendría oportunidad de hacerlo.

Bellamy había escogido. Había escogido pertenecer a Gina. Entregarse a ella.

En el fondo entendía porque la había elegido a ella. Gina era buena. Era honesta, era todo lo que no representaba ella y por eso a Bellamy le gustaba ella.Habían pasado muchos momentos juntos, momentos malos en los que Bellamy necesito a alguien y fue Gina y no Clarke, quién estuvo ahí para él.

Siempre iría por delante de ella.

Gina había podido alcanzar una parte de Bellamy que Clarke era incapaz de tocar aunque quisiese. Una parte muy especial de él, reservada solamente para alguien tan digno de amor como lo era ella. Clarke jamás sería merecedora de ello, y lo peor de todo es que ella sabía que era así.

El dolor que sentía en aquellos momentos no era nada comparable con el que sentía al pensar en eso. Que ilusa fue al creer que al fin había encontrado su camino, que el destino le tenía preparado algo bueno. Al fin creyó pertenecer a alguna parte, creyó hacerlo por derecho. Porque se había esforzado en hacer lo correcto en todo momento, porque quizás... quizás solo necesitase que alguien le mostrase que podía llegar a hacerlo.

Las lágrimas se acumularon nuevamente en sus ojos y Clarke se paso la mano por la cara sobrepasada por ese desolador sentimiento. De lo único que tenía ganas ahora mismo era de tirar la toalla y rendirse.

Rendirse, y acabar con todo aquello...

El sonido de alguien llamando a la puerta hizo que Clarke se sobresaltase, apresurándose a sorber y enjugar sus lágrimas levantándose rápidamente del suelo.

—Adelante —dijo ella después de un breve momento acercándose a la cama donde había algo de ropa para hacer que estaba ocupada en recogerla.

Lexa que abrió la puerta suavemente entró en la habitación fijándose en ella.

—¿Es mal momento? —preguntó ella viendo como le daba la espalda doblando la ropa.

—Tan malo como cualquiera —repuso Clarke intentando que la voz no le temblase sin volverse—. ¿ocurre algo?

Lexa que no estaba acostumbrada a momentos como aquellos tardó un segundo en responder no sabiendo cómo empezar a hacerlo.

—Estoy aquí para agradecerte lo que has hecho por mi —murmuró ella costándole un poco reconocerlo—. No tenías porque hacerlo después de cómo te he tratado, y aún así lo has hecho. Te honra.

Clarke que no se sentía precisamente llena de honra tan solo hizo un gesto de aceptación llevando la ropa a una de las viejas cómodas.

Lexa que la siguió con la mirada se fijo bien en ella. No parecía querer allí su presencia, ni siquiera se había vuelto para verla y parecía algo inquieta.

—Mi delegación partirá hacia Azgeda al ponerse el sol, Eilan estará aquí mañana por la noche —predijo ella por si era de su interes.

—Estupendo —murmuró Clarke regresando de nuevo a la cama para coger más ropa.

A Lexa que ahora si le extraño que fuese tan escueta se acercó a ella para verla bien. Clarke que se disponía a coger la ropa para llevarla de vuelta al armario casi choca contra ella al darse la vuelta.

—Has llorado —repuso Lexa fijándose en su rostro con esmero.

Clarke que retrocedió un paso alzando la mirada para verla apartó inmediatamente el rostro evasiva.

—No lo creo —mintió Clarke queriendo pasar por su lado siendo frenada por Lexa.

—¿Es por él? —preguntó Lexa con preocupación frente a ella—. ¿Por Eilan?

Clarke que no estaba centrada ni atenta hizo un gesto negando imperceptiblemente antes de intentar de nuevo pasar por su lado.

—¿Lloras por tu pueblo? ¿Por tu gente? —preguntó suavemente Lexa parándola con la mano—. Azgeda no tomará represalias contra ellos, puedes estar segura de ello.

Nadie sabría que había sido idea de Clarke que Lexa reclamase al niño como suyo desposeyendo a Nia de el único natblida de la Nación del Hielo.

—Roan renunciará a sus derechos de sucesión en cuanto Eilan llegue, y todo se solventará pacíficamente —le aseguró ella mirándola—. No tienes nada que temer.

Clarke que elevo la mirada escuchándola hablarle de esa manera, con tanta cautela supo que su preocupación por ella era sincera y se sintió mal al esconderle el verdadero motivo de su pena.

—¿Tan segura estás de ello? —acertó Clarke a preguntar en apenas un susurro.

Lexa que se la quedo viendo a los ojos asintió débilmente con un gesto.

—Te lo prometo.

Clarke que sabía que le decía la verdad desvió la mirada al suelo sintiendo los ojos de Lexa escrutarla muy de cerca.

—Trata de descansar. Mañana cuando vuelva hablaremos —dijo Lexa no queriendo importunarla mucho más, sabiendo que sentirse así de expuesta era delicado para ella.

Clarke que asintió al escucharla la vio apartarse de ella y dirigirse despacio a la puerta. Probablemente todo saldría bien en Azgeda pero temía que pudiese atacarla Nia estando en sus tierras a pesar de la paz acordada.

—Que nos volvamos a ver —se despidió Clarke viéndola llegar a la puerta.

Lexa que se volvió al oírla le dedico una débil y apacible sonrisa.

—Que así sea — murmuro ella antes de salir por la puerta.

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora