138. Destino Incierto

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Las bajas temperaturas descendían al este de la Nación del Hielo donde el mar de nieve quedaba ya muy atrás y una extensión selvática se abría paso ante ellos a la inminente caída de la tarde noche.


Charles Pike ni siquiera sabía cuánto tiempo llevaba arrastrando los pies primero por la nieve y ahora por el fango que las lluvias habían provocado el día anterior. Desde su posición podía ver como Roan Príncipe de Azgeda se balanceaba firmemente subido en su caballo a la cabeza de la expedición. 


Murmullos y quejidos sofocados eran lo único que podía escuchar elevarse entre la pequeña multitud. Todos se conocían, todos se habían criado juntos en el Arca. Todos eran una unidad. Eran lo que quedaba de la Estación Agro. No estaba orgulloso de ello. Habían pasado por un infierno desde el mismo momento en que pisaron Tierra por primera vez.


Les habían masacrado sin piedad alguna y los supervivientes se habían atrincherado en lo que quedaba de la nave creyéndose a salvo de invasores terrestres. Desconociendo que no podían estar más equivocados.


La reina Nia de Azgeda había enviado una horda de fieros guerreros una tras otra hasta que les habían reducido y habían conseguido apresar al resto de lo que aún quedaban en pie. Hombres, mujeres y niños habían sufrido la misma suerte. 


Los que no habían sido esclavizados habían sido vendidos y los que no empleados en la lucha por la supervivencia para entretenimiento del pueblo Azgedakru.


Muchas veces había pensado en escapar, muchas veces había querido ir en busca de ayuda pero no estaba seguro de que hubiese nadie más para ello. No tenía noticia alguna de que más Estaciones del Arca hubiesen sobrevivido al descenso y mucho menos a la caída.


Estaban solos. Durante meses lloraron a los suyos, lloraron su propia suerte pero la idea de que pudiese haber alguien más esperando por ellos siempre fue descartada. Corrían rumores por la Fortaleza del Hielo que la gente del cielo atacaban. Que habían otros como ellos pero solo eran eso, rumores. Nunca supieron de nadie más que ellos que fuese apresado por la Nación del Hielo.


Hannah la madre de Monty se acercó pesadamente a su lado extenuada por el esfuerzo y por la debilidad que su cuerpo sentía.


—¿Dónde crees que nos llevan? —preguntó en voz baja Hannah viendo a los terrestres a caballo que bordeaban al pequeño grupo. Los heridos eran transportados en carretas y algunos eran ayudados por otros a continuar adelante.


—No lo sé —murmuró Pike pendiente a todos pero sobretodo a los guerreros—. Pero no creo que sea una excursión de recreo.


—Debemos hacer algo —terció inquietamente Hannah al escucharle escuchando los lamentos de su gente.


—Ahora mismo no hay nada que podamos hacer, miranos Hannah —insistió Pike para que echase un vistazo a su alrededor. Estaban completamente acabados—. Ten paciencia.


—He tenido paciencia los últimos cinco meses Charles, lo que quiero ahora es venganza —mascullóHannah con cierta rabia en la voz.


Pike que colocó la mano sobre su brazo apretó ligeramente para contenerla.


—No podemos actuar sin pensar o moriremos, Hannah. Ten paciencia y estate preparada para cuando llegue el momento. Haremos algo entonces —le prometió él soltándola para seguir andando junto a los demás.


Hannah que le dirigió una dura mirada se conformó y siguió andando hacia donde fuese que les conducían. Total ¿qué podrían hacerles que no les hubiesen hecho ya?


Esperaría...


Esperaría el momento y entonces cada terrestre que se cruzase en su camino, moriría.


Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora