Undercover // Justin Bieber

Af desirealba

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Encuentrame en las sombras, estaré protegida, hasta mañana. Está seguro de que no te sigan. No necesitas otr... Mere

En secreto.
Prólogo
Uno.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Siete.
Ocho.
Nueve.
Diez.
Once.
Doce.
Trece.
Catorce.
Quince.
Dieciseis.
Diecisiete.
Dieciocho.
Diecinueve.
Veinte.
Veintiuno.
Veintidos.
Veintitres.
Veinticuatro.
Veinticinco.
Veintiseis.
Veintisiete.
Veintiocho - Veintinueve
Treinta.
Treinta y uno.
Treinta y dos.
Treinta y tres- Treinta y cuatro- Treinta y cinco.
Treinta y seis.
Treinta y siete.
Treinta y ocho.
Treinta y nueve.
Cuarenta.
Cuarenta y uno.
Cuarenta y dos.
Cuarenta y tres.
Cuarenta y cuatro.
Cuarenta y cinco.
Cuarenta y seis.
Segunda Temporada. Prólogo
Uno.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Siete.
Ocho.
Nueve.
Diez.
Once.
Doce
Trece y Catorce
Quince
Dieciseis y Diecisiete
Dieciocho
Diecinueve.
Veinte
Veintiuno.
Veintidós.
Veintitres.
Veinticuatro.
Veinticinco
Veintiseis
Veintisiete
Veintiocho
Veintinueve
Treinta
Treinta y uno
Treinta y dos
Treinta y tres
Treinta y cuatro
Epílogo
Navidad.
Nuevos capitulos.
1. Extra Navidad.
2. Extra Navidad
3. Extra navidad.
4.Extra Navidad. Fin
Aclaración.
Capitulo extra por los 2.5K
¿Tercera temporada?
TERCERA TEMPORADA
Cast
Prólogo
Uno
Dos
Tres
Cuatro.
Cinco
Seis
Siete
Ocho [I]
Ocho [II]
Nueve
Diez [I]
Diez [II]
Once
Doce
Trece
Catorce [I]
Catorce [II]
Quince
Dieciseis
Diecisiete
Dieciocho
Diecinueve
Veinte
Veintiuno [I]
Veintiuno [II]
Veintidos
Veintitres
Veinticuatro [I]
Veinticuatro [II]
Veinticinco [I]
Veinticinco [II]
Veintiseis
Veintisiete [I]
Veintisiete [II]
Veintiocho
Veintinueve [I]
Veintinueve [II]
Veintinueve [III]
Capitulo privado subido
Treinta [I]
Treinta [II]
Treinta [III]
Treinta y uno [I]
Treinta y uno [II]
Treinta y uno [III]
Treinta y dos [I]
Treinta y dos [II]
Treinta y dos [III]
Treinta y tres [I]
Treinta y tres [II]
Treinta y tres [III]
Treinta y cuatro [I]
Treinta y cuatro [II]
Treinta y cuatro [III]
Treinta y cinco [I]
Treinta y cinco [II]
Treinta y cinco [III]
Treinta y seis [I]
Treinta y seis [II]
Treinta y siete
Treinta y ocho [I]
Treinta y ocho [II]
Treinta y nueve [I]
Treinta y nueve [II]
Cuarenta.
Cuarenta y uno.
Cuarenta y dos.
Cuarenta y tres.
Cuarenta y cuatro.
Cuarenta y cinco.
Cuarenta y seis (extra)
Cuarenta y siete
Cuarenta y ocho
Cuarenta y nueve
Cincuenta
Cincuenta y uno
Cincuenta y dos
Cincuenta y tres.
Cincuenta y cuatro
Cincuenta y seis
Cincuenta y siete
Cincuenta y ocho
Cincuenta y nueve
Sesenta
Sesenta y uno
Sesenta y dos
Sesenta y tres
Sesenta y cuatro. «final»
Sesenta y cinco (extra)
Sesenta y seis (extra)
Sesenta y siete (extra) Penúltimo
Sesenta y ocho (extra) FINAL

Cincuenta y cinco.

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Af desirealba



Siempre había escuchado que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Y tenía razón. Había echado a Abigail de mi vida para recuperarme y ahora, que la tenía, por fin, le había dicho cosas que en realidad no creía.

Porque ella estaba dándole clases a niños en vez de pedirme una tarjeta de crédito y gastar miles de dólares en ropa, belleza y demás.

Porque ella siempre se había mantenido humilde y real, por eso sabía que ella era para mí. No podía pensar en la idea que Carl fuese el que ayudaba a Carlos porque Carl me había animado a intentarlo de nuevo con Abigail. Él me había convencido que las heridas sanaban, pero que tenía que hacerlo bien. Tenía que darle todo de mí a ella y había estado dándoselo, pero estaba frustrado porque no podíamos ser felices mientras esa persona siguiese fuera.

Sabía que no debería haberle hablado así, que ella podía sospechar de quien le diera la gana porque la estaba rondando a ella, y es normal que ella sospechara pero... me dejé llevar. Había pasado una noche de mierda y ahora ella estaba sospechando de Carl. Ahora, me sentía como una autentica mierda por todo.

Esperé en el living del hotel a que Carl me avisara que estaba fuera. Ella se había llevado mi coche y no tenía otro aquí, ya que los demás estaban en Los Ángeles, de alguna u otra manera sabía que acabaríamos volviendo.

Miré mi teléfono y vi el número de Abby con el mote que le tenía puesto:

Mi amor.

Porque todo lo que tenía era para ella y por ella. Porque no podía imaginarme estar sin ella de nuevo.

La llamé y no contestó, como me supuse. Estaba enfadada conmigo y me lo merecía, me merecía cada palabra que dijo, porque tenía razón.

Carl me envió un mensaje y no tardé en salir, exponiéndome a los fotógrafos. Me monté en el coche y me puse el cinturón.

— ¿Qué ha pasado?

— Llévame a casa. ¿Laura está allí?

— No, está en el centro comercial —se puso en marcha—, ¿y Abby?

— En casa, no quería que la acompañara —lamí mis labios—, hemos discutido y le he dicho cosas hirientes...

— Siempre se dicen cosas hirientes cuando se discute.

— Sí, pero... me he pasado. He sacado el pasado a relucir y ella no ha tardado en hablar de él también, haciéndome ver como una mierda, que es lo que soy.

— No digas eso, ya verás que lo solucionáis.

— No lo sé, no lo sé —negué con la cabeza—, le he dicho cosas malas.

Carl me miró de reojo, sabía que no iba a decirle que le había dicho porque ni siquiera me atrevía a repetirlo de nuevo en voz alta. Mordí mi labio con fuerza odiando el tráfico.

— ¡Necesito llegar ya! —grité frustrado y volví a llamarla, no contestó.

— Dudo que el ataque de nuevo a tan pocos días del incidente —dijo convencido.

Lo miré, ¿y si era él? ¿Y si ella tenía razón? Lamí mis labios nervioso y me acomodé en el asiento, sintiéndome nervioso.

Pensar en Carl siendo el que ayudaba a Carlos me hacía querer saltar del coche en marcha. Él y la Iglesia habían sido mi gran apoyo para salir de donde estaba y sería un golpe duro si al final era él. Toda mi confianza puesta en él se iría por la borda.

— Seguro que está bien —me miró y me sonrió de lado—. Ella es fuerte, ha salido adelante de muchas situaciones, saldrá de esta cuando se descubra quién la acosa.

No podía ser él, quizás era Mikey, pero tampoco quería que fuese él, a quién había confiado mi vida. ¿Ricardo? Él siempre estaba al lado de Abby, protegiéndola de todo y todos, era imposible que fuese él. Veía como él la cuidaba y la hacía reír cuando no tenía un buen día. Había sido una buena elección.

Pero no podíamos fiarnos de nadie.

Nuestro coche estaba aparcado en la entrada y me bajé de un salto del de Carl. Saqué mi juego de llaves del bolsillo y corrí hacia la puerta. Esperaba estar preocupado por nada. Esperaba ver ahora su ceño fruncido y su mirada de odio, pero no fue lo que vi cuando abrí la puerta. El pequeño mueble del recibidor estaba en el suelo junto con la lámpara rota. Tiré las llaves al suelo y me apresuré al salón, donde vi manchas de sangre en el suelo. La respiración se me hizo pesada mientras escuchaba a Carl entrar y murmurar un "oh Dios mío, llamaré a la policía". Miré a mí alrededor y seguí el rastro de sangre, sintiendo como estaba mareándome poco a poco. Estaba asustado y me daba miedo descubrir que había pasado. Necesitaba que esto no fuera real, que fuese una broma de mal gusto de su parte solo para asustarme. Las lágrimas se acumulaban en mis ojos y dejé escapar un suspiro tembloroso cuando vi el porche lleno de sangre, hasta llegar al césped y... la piscina. Un grito se quedó atrapado en mi garganta cuando lo vi. Su cuerpo yacía boca abajo en la piscina con el agua llena de sangre. Mi respiración se volvió agitada y me agarré a la cristalera. Reprimí las ganas de vomitar y salí corriendo.

— ¡Abigail! —grité.

Salté a la piscina y me acerqué a ella, dándole la vuelta, viendo su rostro pálido. — ¡Abby! —apreté sus mejillas, moviendo su rostro de un lado a otro. Puse mi boca en la suya entre abierta para poder hacerle el boca a boca—. Nena, reacciona —grité.

— ¡Acércala aquí! —la acerqué a Carl y él la sacó de la piscina.

Puse mis manos en el bordillo para impulsarme y no tardé en estar a su lado. — Inclina su barbilla —me ordenó y lo hice—, cuando te diga, le haces el boca a boca —asentí, con mis manos en su pequeño rostro, viendo su mejilla morada y su labio roto. Carl tenía sus manos en el pecho de mi chica mientras contaba—. Ahora.

Soplé varias veces y paré para que Carl siguiera. Mis lágrimas empezaron a nublar mi vista y volví a hacerle el boca a boca cuando Carl me lo ordenó. Observé su cuerpo mojado y miré su mano, tenía un corte en ella, también en su pierna, ya que su vestido estaba levantado, pero lo que más me sorprendió fue ver su ropa interior llena de sangre. Carl me sustituyó en la boca de Abby mientras yo la observaba sin poder creerme todo esto. Sentía cada parte de mi desprenderse, mi corazón estaba cayendo en pedazos mientras veía a mi prometida allí, tirada en medio del césped, con su rostro pálido, su pequeño cuerpo mojado y sin vida... Ella no estaba viva. Recé y recé mientras lloraba. Carl se rindió, las lágrimas cayendo por sus mejillas y la atraje hasta mi cuerpo, abrazándola.

— No —lloré—, no me dejes, lo siento, lo siento. Nunca quise decirte todo eso. Por favor, Dios, ayúdame, no te la lleves —sollocé.

Unas manos que no conocían me separaron de ella y grité. Vi a los paramédicos y a la policía ya allí. Ellos sacaron instrumentaría y Carl me separó de allí, abrazándome.

— ¡Tiene pulso! —escuché.

Levanté mi rostro y la vi toser. La pusieron de lado para que echara todo el agua y la pusieron en una camilla. — ¡Suero puesto! Vamos, vamos.

Levantaron la camilla y me levanté, tambaleándome. Vi a Jeff. — ¿Qué ha pasado? —me preguntó.

— No lo sé —limpié mis lágrimas—¸tengo que ir con ella.

Me apresuré a seguir a los paramédicos pero no me dejaron entrar en la ambulancia. Entré de nuevo en casa, y miré a Carl, que veía corriendo, poniéndose sus gafas de nuevo.

**

No saber nada de ella era peor que me clavaran agujas en los ojos. Sabía que estaba viva, pero no sabía nada más. Laura había llegado y me había dado un fuerte abrazo diciéndome que Dios no iba a dejar que nos pasase nada malo a ambos. En ese momento me di cuenta que Dios estaba conmigo, no dejaría que me cayese de nuevo

y estaba agradecido. Había estado rezando todo este tiempo, rogando que ella estuviese bien. Había estado hablando con Jeff, explicándole lo que había pasado. Habían pedido el video de las cámaras de seguridad a la empresa y pronto lo podríamos ver para ver quién había sido. Apreté mis puños sintiendo el odio crecer en mi interior, por primera vez en mi vida, quería acabar con la vida de una persona, y sabía que tenía que relajarme si no quería empezar a dar puñetazos a diestro y siniestro.

— ¿Familiares de Abigail Cruz?

Me levanté junto a Carl y Laura y nos acercamos al médico. — ¿Está bien?

— Sí, la están trasladando a la habitación. Tiene conmoción cerebral, una costilla y dos dedos de la mano rotos, contusiones en todo el cuerpo y varios cortes —Carl puso una mano en mi hombro, en modo de apoyo—, también ha tenido un aborto. Tardará en despertarse, así que hay que tener paciencia.

Parpadeé varias veces. — ¿Un aborto? —miré a Carl sin entender nada.

— Sí, estaba embazada, dos meses. Veo que no lo sabía.

— No —susurré—¸ no...

— Lo siento. La habitación es la 120 del cuarto piso, ella no tardará en llegar.

Vi al médico alejarse y me quedé allí parado mientras la palabra aborto resonaba fuerte en mi cabeza una y otra vez.

— Justin —susurró Laura.

Miré a esa pequeña mujer que había sido como mi madre y me abrazó. La abracé de vuelta y cerré los ojos, sollozando. Carl se unió al abrazo y me di cuenta que solo el abrazo de mi prometida conseguiría hacerme sentir bien.

Subimos a la habitación y no tardaron en llevar su camilla. Tenía una vía puesta, donde colgaba un suero. Una venda estaba en su cabeza, su mano. Estaba desnuda debajo de la sábana y la observé desde los pies de la cama. Su rostro seguía pálido y quise golpearme una y otra vez por no haberla parado y haberla metido a la fuerza de nuevo en la suite.

— Ha sido mi culpa —susurré.

— Oh, no cariño, no lo ha sido —Laura puso sus manos en mi brazo—¸ nadie sabía que iba a pasar esto.

— Pero podría haberlo evitado.

— Nadie podía evitar esto, Justin, tú no podías haberlo evitado.

Negué con la cabeza. — ¿Podéis dejarme solo un momento?

— Claro —dijo Laura. Ella besó mi mejilla y los vi irse. Tragué saliva fuerte y me acerqué a la camilla para poder coger su mano, que estaba con una venda, ya que era la mano que tenía el corte.

Toqué sus dedos y apoyé mi frente en la camilla para volver a llorar en silencio. Mis hombros se sacudían y dejé que saliera todo lo que tenía guardado.

— Lo siento —susurro—, lo siento.

Levanto mi cabeza y la miro. Me levanto y la observo de cerca. — Te quiero, te quiero como no te puedes imaginar —me acerco y beso castamente sus ásperos labios—. Sé que no me estás escuchando y que aunque te pida perdón mil veces vas a seguir odiándome porque yo me odio a mí mismo. Sé que no quieres mi dinero, ni mi fama, y si tienes a alguien, nena. Me tienes a mí, tienes a tu familia, a tus amigos, mis amigos. Y... no me puedo creer que estuvieses embarazada —puse mi mano en su abdomen—, ¿cómo no te has dado cuenta? Mierda, nena —susurré—, tenías a un pequeño o pequeña Bieber en tu interior y lo hemos perdido, cariño.

Me fijé en sus manos y vi que no tenía el anillo de compromiso. Fruncí el ceño y sequé mis lágrimas.

Salí de la habitación y Laura y Carl estaban abrazados. — ¿Podéis quedaros con ella? —ellos asintieron y no tardé en dirigirme al mostrador dónde estaban las enfermeras. — Hola —llamé su atención—, Abigail Cruz, habitación 120, ¿efectos personales?

— Espera, John, ¿efectos personales de Abigail Cruz?

— ¿Habitación? —se escuchó al fondo.

— 120.

Al cabo de unos segundos se escuchó de nuevo la voz de ese hombre. — No traía.

— Gracias.

¿Se lo había quitado? Al girarme vi a Jeff acompañado de un agente de uniforme. — Sabemos quién ha sido.

— ¿Quién? —pregunté nervioso por saberlo.

— Ricardo Rodriguez.

Me quedé mirando a Jeff sin poder creerme lo que había dicho. — ¿Ricardo?

Jeff sacó un folio de una carpeta y respiré pesadamente cuando vi la imagen. Eran de las cámaras de seguridad y se veía perfectamente a Ricardo, y alrededor de su brazo a Abigail. Con la mano temblorosa cogí el folio y me acerqué a la foto.

— Es él, ¿no?

— Sí —susurré—¸ ¿lo habéis cogido?

— No, está en busca y captura. Todos los departamentos de policía de Nueva York tienen su foto y están pendientes. Nos hemos puesto en contacto con la policía de España para que vayan a su casa a investigar y ahora hay varios agentes en la casa que tenía aquí alquilada, registrándola, vengo a por los informes médicos para poder meterlos en los archivos.

— Claro —susurré intentando asimilar todo—. ¿Cómo ha podido hacer esto? —le pregunté—. En ningún momento tuvimos sospechas de que era él, siempre estaba con ella y...

— Hay gente mala y perversa. Psicópatas. Me alegro que ella esté bien a pesar de todo. La presan no ha tardado en enterarse, está en su casa y a las puertas del hospital. Hemos decidido mantener que ella está viva en secreto, puede que el crea que está muerta, aún no es el momento de decir la verdad, dejaremos que se confíe.

— De acuerdo.

Antes de volver a la habitación, me di cuenta que no tenía el móvil en mis bolsillos. Maldije y fui a la habitación, diciéndole a Carl que me había olvidado el móvil en el coche. Él fue a buscarlo por mí para que la prensa no se me echara encima y Laura dejó que me sentara en la butaca que había.

— Se pondrá bien —frotó mis hombros y apoyé mi codos en las rodillas, dejando caer mis brazos y con ello mi cabeza.

— No debí de dejarla sola.

— Que te lamentes no te hará volver al pasado. Dios sigue ustedes, ella sigue viva, él no iba a dejar que muriera cuando aún tenía tanto por hacer en este mundo.

— Ha perdido al bebé. Tenía un bebé mío y lo ha perdido.

Laura me abrazo mientras yo intentaba no volver a llorar. Laura no sabía que decirme y lo sabía. Podríamos tener otro hijo, podríamos hacer grandes cosas, pero el dolor siempre estaría ahí.

Carl no tardó en traerme el teléfono informándome que había muchas fans y fotógrafos abajo. Le agradecí y salí de la habitación para ver que tenía llamadas perdidas de mucha gente. Empecé por Scooter, contándole lo que había pasado, después por papá y luego por mamá. Contesté los mensajes de Josh y después, la llamada más difícil, Daniel.

Puse el teléfono en mi oreja.

— ¿Sí?

— Daniel, soy Justin.

— Hey, ¿qué pasa?

— Es... Abby.

— ¿Abby? ¿Qué le ha pasado? —se alarmó.

Me quedé callado sin saber cómo decírselo. — Está en el hospital, tienes que venir. Ya sabemos quién es el que ayudaba a Carlos.

— ¿Está en el hospital? Pásamela, ¿quién la ayudaba? ¿Ese cerdo la ha tocado?

— Ella no puede ponerse ahora, sigue inconsciente. Era Ricardo.

Él empezó a hablar en español, seguramente maldiciendo. — Te mandaré el jet, ¿vale?

— Vale. ¿Qué le ha pasado?

— Él intentó asfixiarla, pero está bien, dentro de lo que cabe.

— Vale, dentro de unas horas nos vemos.

Colgué.

Tenía el bolso de Abigail y mis llaves. Después de que la policía revisase su bolso, me lo habían dado. También su teléfono. Había dado parte de que el anillo no estaba en su dedo y podría ser que Ricardo se lo hubiese quitado. Habían pasado cinco horas y ella no daba señales de querer despertar. Llamaron a la puerta y me asomé para ver a papá y Chelsey. Abracé a papá con lágrimas en los ojos y después a Chelsey.

— ¿Cómo está? —me preguntó ella acercándose.

— Estable, estamos esperando a que despierte.

— ¿Qué ha pasado? En las noticias están diciendo que era Ricardo.

— Sí, ha sido él —lamí mis labios y observé a mi prometida. Chelsey tocó su brazo y suspiró—. Le ha roto una costilla, dos dedos y tiene varios cortes por su cuerpo.

— ¿Lo han encontrado? —preguntó papá.

— No, aún no. Ella estaba embarazada —solté.

— ¿Qué? —preguntaron los dos a la vez, mirándome con asombro.

No repetí de nuevo lo del embarazo porque sabía que ellos se habían enterado. — ¿Lo ha perdido? —preguntó Chelsey.

Asentí y papá me abrazó de nuevo. — Eráis muy jóvenes de todos modos —papá se separó de mí.

— ¿Por qué la odias tanto? —le pregunté.

— No la odio, solo digo la verdad.

— La odias y no entiendo el motivo. Nunca he juzgado ninguna relación que has tenido y es hora de que te vayas acostumbrando a Abby porque está aquí para quedarse.

Mi padre suspiró con pesadez. — ¿Quedarse? ¿Durante cuánto tiempo? Tu relación con ella es muy inestable.

— Eso a ti no te incumbe.

— Me incumbe porque eres mi hijo —alzó un poco la voz—. ¿Te recuerdo quién estaba ahí al día siguiente cuando saliste de la cárcel? ¿Te recuerdo lo jodido que estabas por ella porque no sabía que mierda estabas haciendo pensando en ella?

— Ahora sé lo que siento y quiero estar con ella, al igual que ella quiere estar conmigo.

Papá se calló y vi a Chelsey morder su labio. — Vamos a tomar un café, ¿quieres algo, Justin? —preguntó.

— No, gracias.

Ellos salieron de la habitación y volví a sentarme en la butaca, a su lado. — No entiendo por qué no nos dejan ser felices, nena —rocé sus dedos.

Tuve muchas llamadas y las atendí con paciencia, diciendo que Abigail estaba bien y que ya pondría un comunicado cuando ella despertara. Scooter no tardó en venir junto a Yael. Ellos me abrazaron y estuvieron un rato conmigo.

— Quiero cancelar el tour —dije—. Los conciertos empiezan dentro de cinco días y no puedo dejarla sola. Además, estoy cansado, no puedo más. Todo está empezando a superarme.

Scooter suspiró y lo observé mirando la punta de su zapato. — Por supuesto, lo comunicaré. Lo más importante es que estéis bien. Cogerán a Ricardo y podéis sanar ambos. Ya es bastante lo que ha pasado, no sé cómo ella sigue cuerda.

— Yo tampoco.

— Te he traído comida —dijo Yael dándome una bolsa.

— Gracias, aunque no tengo hambre.

— Tienes que comer —dijo ella—, inténtalo.

— Voy a hacer las llamadas —dijo Scooter dejándonos solos.

— Sé que te sientes culpable por lo que ha pasado —ella puso una mano en mi hombro—, pero no tienes la culpa de lo que él haya hecho. Scooter me ha contado todo lo que ha pasado desde hace meses y tengo que decirte que esto era inevitable, en algún momento algo de esto iba a pasar. No habrías podido protegerla si hubieras estado allí.

— Eso no lo sabes.

— Sé realista. Ella está bien, es lo importante.

Sí, era lo importante.

Cuando ellos se fueron, me recosté en la butaca y cerré los ojos, sintiéndome cansado. Los ojos me dolían de haber estado llorando y puse el móvil con sonido por si Daniel me llamaba. No quería que nadie más viniera, quería estar tranquilo, con ella, pensando en lo desgraciados que estábamos siendo. Rezando a Dios innumerables veces para que ella despertara y poder ver sus ojos y su sonrisa de nuevo.

No pude evitar acordarme de cuando ella tuvo el accidente de coche. Estaba en la playa, con Chantel y Ryan. Lo habíamos dejado y yo no había tardado en encontrar a alguien que la sustituyera. Chantel me entretenía y esto estaba bien. Cuando vi que tuvo el accidente, no pude evitar coger un vuelo e ir para allá. Quería y necesitaba verla, saber que estaba bien de primera mano. Dormí en el hospital con ella mientras Chantel me enviaba mensajes preguntándome de qué iba esto, si la quería.

Ni siquiera sabía que mierda sentía por ella, solo sabía que ella era importante. La llevé conmigo, sabiendo que podía cuidarla y darle cariño, pero eso fue lo que no hice. No vi que ella estaba jodida porque solo podía ver lo jodido que yo estaba. No fui comprensible con ella y no, no me acosté con Chantel mientras ella estaba allí. No podía hacer eso.

"¿Por qué no me lo dijiste?"

"¿El qué?" ella frunció su ceño.

"Que era tu cumpleaños" me crucé de brazos y ella metió un mechón de pelo detrás de su oreja y se encogió de hombros "Me hubiera gustado saberlo"

"No es mi culpa que no te acordaras" sus ojos marrones se encontraron con los míos.

"Toda esta situación es superior a mí, es normal que se me olviden cosas" descrucé los brazos y puse las manos en la mesa.

"¿Qué situación?"

"Todo, el accidente, la discusión..."

"Bienvenido a mi mundo" murmuró.

"Yo por lo menos estoy haciendo esfuerzos para estar en tu mundo" ella bufó.

"¿Y tú crees que yo no hice lo que pude por aguantar en el tuyo?"

"Si hubieras tenido los cojones para aguantar en mi mundo te hubieras quedado y ni te habrías ido como una puta cobarde" las palabras salían de mi boca sin poder evitarlo.

"Pues lo siento por ser una puta cobarde, supongo que deberías de probar con otra puta que te aguante" me miró enfadada y cruzó los brazos debajo de su pecho.

"Tranquila que putas puedo conseguir las que quiera" dije enfadado.

"No hace falta que me lo jures" volvió a murmurar.

"Lo vives en primera persona todos los días" escupí.

Ella se quedó mirándome sin poder creer lo que había dicho. Sus ojos estaban brillantes. "Te recuerdo que esta puta te dejo"

"También te recuerdo que me dejaste por que no fuiste capaz de aguantar mi vida"

"¿Quién puede aguantar tu mierda de vida, Justin? Hasta tu querida Selena te dejo" dijo con rabia.

"A ella no la metas, y tú eres la única que no lo puede aguantar, ¿realmente me querías, que a la primera me dejas?"

"¡Tu tuviste la culpa de eso!" hizo gestos con sus manos "Dices que no meta a Selena pero tú la metiste en nuestra relación, primero diciendo que aun la amabas en una entrevista y después subiendo una foto a Instagram con ella"

"Tú eres la que lo interpreto como te dio la gana sin entender por qué lo hice, ¿qué pasa? ¿No puedo seguir siendo amigo de mi ex?"

"¡Lo que no puedes es subir la foto y poner 'me gusta la forma en la que me miras' lo que no puedes hacer es imaginarte que ella soy yo cuando estamos a punto de hacerlo, lo que no puedes hacer es sentarte en la discoteca y dejarme de lado porque estás hablando con ella!"

"¿No confías en mí? ¿No crees que yo te quiera a ti y que ella es solo una amiga? Entonces ¿qué narices estás haciendo aquí discutiendo? Vete a tu casa y no me hables, porque yo no pienso aguantar tener esta jodida discusión todas las semanas".

Le había hecho daño, y todo me había venido de vuelta. En ese momento no estaba viendo que ella sentía por mí lo mismo que yo sentía por Selena. Ella estaba enamorada de mí, y yo le decía que estaba enamorado de ella porque aún no había descubierto lo que sentía y necesitaba tenerla a mi lado, porque ella no era como Chantel, porque me gustaba enterrar mi cara en su pelo y aspirar su aroma. Me acerqué a su bolso y cogí su móvil. Puse la contraseña y vi que tenía un e-mail de esta mañana. Lo abrí, era de Poo, dónde le enviaba la canción que habían compuesto y le preguntaba que si le gustaba. Pinché en la canción y no tardó en descargarse.

La melodía triste de un piano me hizo mirar a mi chica y estremecerme.

Usaré tu abrigo de invierno, ese que amas usar para así sentirme cerca de lo que está más allá de comprender. Los momentos están despertando, me atrapas en tus ojos, esa belleza en mi almohada que me abraza cada noche. Y encontraré la fuerza para desatar mi boca cuando solía temer a las palabras. Pero contigo he aprendido a simplemente dejarlo ir, ahora mi corazón está preparado para explotar, porque siento que estoy preparada para el amor. Y quiero ser tu todo y más. Y sé que cada día lo dices, pero yo solo quiero estar segura de que soy tuya.

Me he estado sintiendo pesada, tú me sacas de la oscuridad. Tus brazos me mantienen estable, tan ingenua de desmoronarme

(Ella henderson — Yours)

**

¿Muchos votos y comentarios por subir tan rápido? ¿Llegamos a los 300?

Espero que os haya gustado este capitulo y que haya conseguido tocar vuestra fibra sensible.

Abigail está estable.
Justin está jodido.
Las familias y amigos preocupados.
La gente quiere enterarse de que ha pasado.
Ricardo sigue libre.
Carlos está preso.

¿Se habrá enterado Carlos de lo que habrá pasado?

Mucho amor 🌼

Fortsæt med at læse

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