El guerrero de la luz sabe perder.
Él no trata a la derrota como algo indiferente, usando frases tales como "bien, esto no era tan importante" o "A decir verdad, yo no quería realmente esto". Acepta la derrota como una derrota, sin intentar transformarla en victoria.
Amarga el dolor de las heridas, la indiferencia de los amigos, la soledad de la pérdida. En estos momentos se dice a sí mismo: "Luché por algo y no lo conseguí. Perdí mi primera batalla".
Esta frase le da nuevas fuerzas. Él sabe que nadie gana siempre, y sabe distinguir sus aciertos de sus errores.
Me senté al lado de Niall, Scooter y Allison. Justin llegaba tarde, cómo siempre. Estaba viendo a gente que no conocía actuar y Niall me entretenía contándome algo, haciéndome reír. Había salido de rehabilitación hacía una semana. Una semana en la que él había tenido conciertos y yo había reorganizado mi vida. Había luchado con mis demonios y mis tristezas allí dentro. Había aceptado las pérdidas y había aprendido a abrir mis sentimientos. Había llorado, gritado y me había arañado los brazos innumerables veces, haciéndome sangre y dejándome pequeñas y delgadas cicatrices. Había echado de menos y había soñado con otra vida mejor, porque sabía que la había, solo tenía que volver a superar esta etapa. Y lo hice. Aprendí, acepté y perdoné y ahora, todo había acabado, con ayuda de medicación. Las pesadillas habían desaparecido, las alucinaciones viendo a Carlos también y podía respirar tranquila porque él no había vuelto a aparecer.
Reí a lo que Niall me estaba diciendo y miré hacia atrás para ver a Justin allí. Él estaba mirándome, junto a Josh. Puse mi mano en la pierna de Niall y me levanté, sonriéndole, para ir donde estaba mi novio. Porque seguía siéndolo. Mordí mi labio mientras él pasaba su vista por el vestido floreado que llevaba. Se ajustaba a mis pechos y después caía, dándole vuelo. En mis pies, llevaba unos zapatos de tacones que me hacían llegar a la nariz de mi novio. Él abrió sus brazos y me refugié en ellos, abrazándolo y aspirando su aroma. Cuanto lo había echado de menos, qué sola me había sentido y cuánto había necesitado que alguien me abrazara en mis peores momentos. Sin embargo, los únicos abrazos reconfortantes que encontré allí eran los míos, acurrucada en esa esquina de mi habitación diciéndome a mí misma que Carlos no iba a venir a por mí, que estaba a salvo allí. Cerré los ojos y apreté mi el agarre que tenía sobre él haciendo que él también apretara el suyo.
— Te he echado muchos de menos —susurró, besando mi coronilla y moviéndonos en el abrazo.
— Yo también.
Nos separamos un poco y mis ojos miraron los suyos, tan diferentes a los que había mirado años atrás donde solo había interés propio. Ahora había preocupación y alivio a la vez. Su rostro se acercó lentamente al mío y dejé que sus labios se posaran en los míos, haciéndome suspirar y las mariposas revolotear en mi estómago. Nos separamos y lamí mis labios cuando Niall saludó a Justin. Le sonreí abiertamente a Josh y le di un pequeño abrazo preguntándole cómo estaba. Mordí mi labio cuando tuve de nuevo su mirada sobre mí. Él se acercó y cogió mi mano, tirando de ella suavemente y guiándome por las escaleras. Bajé con mucho cuidado hasta estar en el rellano, alejados de la gente. Lo sentía incómodo a mi lado y yo también lo estaba. Nuestro último encuentro no había sido de los mejores y sabía que eso le atormentaba al igual que me atormentaba a mí.
— ¿Cómo estás? —preguntó, tocándose el cuello.
— Estoy aquí, así que bien.
Manchester cantaba que ellos eran fuertes mientras yo miraba los ojos que me habían engañado y amado. — Te he echado mucho de menos —susurró.
— Ya lo has dicho —sonreí un poco.
— He rezado cada día por ti y no puedo creer que Dios te haya puesto en mi camino de nuevo —su voz tembló mientras sujetaba mi mano.
— Eh —me acerqué a él y puse mano en su mejilla, escuchándolo sollozar—, mi amor... estoy aquí, todo está bien ahora.
Él negó con la cabeza y lo atraje a mí para abrazarlo. Sus brazos me rodearon y me apretaron contra él. No quería llorar porque se me correría el lápiz de ojos, la máscara de pestañas y después no podría quitármelo e iría tal cual mapache; aunque no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas.
Lo dejé dar pequeños sollozos y acaricié su nuca y su pelo. — Shhh, estoy bien, todo ha pasado. Estamos juntos de nuevo. Has esperado por mí.
— Siempre —susurró—. No vuelvas a dejarme, nena.
— No lo haré.
— Lo haremos bien, lo haremos bien esta vez, te lo prometo.
Su rostro salió de mi cuello y puso sus manos en mis mejillas. — Está bien —susurré—. Lo haremos—sus labios se pusieron sobre los míos en un beso desesperado y lo besé de la misma manera porque lo había echado mucho de menos, porque había pensado mucho en él y en todo lo que habíamos vivido. Porque nos habíamos insultado, tirado zapatos, besado desesperadamente, acostado y susurrado que nos queríamos, porque lo hacíamos, a nuestra manera. Quizás no era la manera correcta, quizás la mayoría de las personas que conocieran la historia completa pensarían que esto era una locura, y lo era, pero estaba segura de querer estar aquí.
Nos separamos, mis ojos seguían cerrados y nuestras frente juntas. — Te quiero —susurró.
— Yo también.
— ¿De verdad?
Abrí los ojos. — De verdad. ¿Me quieres tú también?
— Mucho.
— ¿De verdad?
— Con todo mi corazón —me dio un pequeño beso para después abrazarme de nuevo.
Nos separamos pero no soltamos nuestras manos. — ¿Se sabe algo de la persona que ayuda a Carlos? —pregunté.
Justin negó con la cabeza y chasqueó su lengua, molesto. — No ha habido rastro de él mientras has estado allí dentro. Siguen sin saber quién es, él único que aparece en las cámaras de vigilancia es Carlos.
— He estado pensando mucho sobre eso allí dentro. ¿Quién lo ayudaría? Sabe todo sobre nosotros, donde estábamos a cada momento. Tiene que ser alguien de nuestro círculo.
— Estoy desconfiando hasta de mi propia sombra, Abigail. No sé quién puede ser. ¿Y si es Mikey? —dijo en voz baja.
— Dudo que sea Mikey —fruncí el ceño.
— ¿Quién entonces? ¿Ricardo? ¿Carl? ¿Josh? ¿Scooter? Él lo sabe todo.
— ¿Y si es Ricardo? —susurré. Justin frunció su ceño y miró hacia arriba, donde Mikey y Ricardo hablaban—. Es alguien reciente que "no conocemos" —hice las comillas con mis dedos.
Ambos nos quedamos pensando hasta que deseché esa idea. No podía ser él porque siempre había estado conmigo cada vez que había aparecido algo relacionado con mi acosador. — No puede ser él —dije—, siempre ha estado a mi lado —dejé escapar un largo suspiro de mis labios y me apoyé en la pared.
— Vamos a dejar de pensar en eso y divirtámonos, ¿De acuerdo? ¿Has bebido algo?
— Una cerveza.
— Me voy a beber otra.
— ¿Podrás cantar?
— ¿Con quién te crees que estás hablando? —sonrió y le sonreí de vuelta, dejando que el cogiera mi mano y me guiara de nuevo arriba.
Estuve viendo el concierto, bailando con Josh y Niall, grabando y pasándomelo bien. Emocionándome mucho también. Estaba apoyada en la valla y Justin se puso detrás de mí, poniendo sus manos alrededor de su cuerpo y moviéndonos al ritmo de la música.
— Tengo que cambiarme, ¿me acompañas? —dijo.
— Claro.
Me giré y cogí su mano para poder salir de allí. Ya me había echado una foto con Katy, con Little Mix y con todos los que fueron. Había estado con Alfredo dando vueltas y habíamos hecho un gran tour. Hacía mucho tiempo que no lo veía y encontrármelo había sido una gran sorpresa. Lo había abrazado con fuerza y habíamos estado hablando de todo lo que había pasado. Siempre era bueno verlo porque era diferente, su sentido del humor era igual que el mío y habíamos estado metiéndonos con Niall y echándonos muchas fotos.
Esperé fuera del camerino con Josh y Mikey. Le había dado un gran abrazo cuando lo había visto, no podía ser él, ni siquiera me lo imaginaba. ¿Josh? El tampoco. Miré a Ricardo, hablando por teléfono y sonriendo. Dudaba que fuera él.
Mordí mi labio inferior y vi a Justin salir ya preparado. — ¿No tienes calor? —observé su sudadera y su chaqueta encima.
— No, estoy bien.
Sonreí y me acerqué para darle un pequeño beso. — Haznos una foto, Josh —dijo en mis labios.
Me separé de él y lo abracé para mirar al teléfono que Josh sostenía. Justin me abrazó también y después sentí sus labios en mi cabeza. Se separó de mí y me cogió en peso, como si fuera un saco de patatas. Reí y Justin sujetó mi vestido para que no se viera nada.
— ¿La vas a vender? —escuché la voz de Scooter.
— Sí, a ver que me dan por ella.
Ni siquiera pude darle en su trasero con toda la ropa que llevaba puesta. Caminó conmigo por el césped donde estaban las carpas hasta llegar detrás del escenario, donde me bajó y lo empujé levemente. Intenté ponerme el pelo bien y él me ayudó.
— Estás perfecta, vamos —cogió la guitarra de la mano de Mikey y lo seguí.
Justin no tardó en salir y le deseé suerte después de besarnos. Me quedé al lado de Scooter y Ariana y observé como Justin iba al final de la pasarela, donde estaba el micrófono.
— Antes que nada quiero agradecer a todos por traerme, ustedes sois muy valientes. Estamos haciendo algo grandioso esta noche, ¿No estáis de acuerdo? ¿Estáis de acuerdo en que el amor siempre gana? La mejor forma de combatir el mal con el mal, es combatir el mal con el bien. ¿Estáis de acuerdo con eso? Es un honor estar aquí, tal vez debería tocar un poco de música, ¿Verdad?
Justin cantó Love Yourself y sonreí mientras lo hizo. La gente cantaba con él y me emocioné como si fuera yo la que estaba ahí arriba frente a todos escuchando como dejaban sus voces en la canción.
Justin terminó de cantar y paseó de un lado a otro de la pasarela aplaudiendo al público.
— Podemos hacer esto ahora y gritar "LOVE" "LOVE" "LOVE" —levantó su puño y la gente lo siguió. Sonreí al verlo tan emocionado—. El amor siempre gana al final, muchas gracias.
Tocó Cold Water y cuando terminó, siguió tocando la guitarra mientras hablaba. — No dejaré ir la esperanza, no dejaré ir el amor, no dejaré ir a Dios. Pon tu mano arriba si no lo dejarás ir —todo el estadio subió su mano y supe que sería un buen predicador si se dedicara a eso—. Dios es bueno en medio de la oscuridad, Dios es bueno en medio del mal, Dios está en el medio, sin importar lo que esté pasando en el mundo, Dios está en el medio —su mano estaba levantada—. Él te ama y él está aquí para ti —su voz se quebró y lamí mis labios, observando como él ponía todo su corazón en lo que estaba diciendo. Por eso estaba aquí, por ese chico de corazón humilde—. Quiero tomar este momento para todas las personas que sus vidas fueron robadas. Los amamos demasiado. Sus familias los aman mucho. Suban ambas manos para honrar a esas personas ahora. Todos digan "los honramos y los amamos". Muchas gracias por recibirme, los amo.
Aplaudí y Justin caminó por la pasarela para volver, mordiendo su labio con fuerza. Se descolgó la guitarra y volvió a la pasarela haciendo a la gente gritar. Cogió el micrófono y volvió. — Necesito decir y hacer otra cosa más, si puedo —miró hacia unos hombres y estos asintieron—. No tardaré —le dio la guitarra a un hombre y volvió a salir, poniéndose en medio del escenario, donde estaban las escaleras.
Él me miró y fruncí el ceño. — Hoy ha venido a verme una persona muy especial para mí. Abby, cariño, sal —el público gritó y me miró. Negué con la cabeza—, Vamos bebé, no me hagas ir a por ti.
— Vamos, sal —dijo Katy a mi lado.
— Qué vergüenza, no voy a salir.
— ¡Vamos! —Ariana saltó emocionada y me empujó un poco.
Ellas me empujaron y me vi caminando insegura por el escenario, intentando no mirar a toda esa gente que tenía sus ojos sobre mí. Iba matarlo y él lo sabía, porque estaba sonriendo abiertamente.
— Nena —cogió mi mano mientras miraba mis ojos—, quiero decirte que sé que no he sido el mejor novio del mundo, también sé que no te merezco. Sé que te he hecho mucho daño y que he sido el causante de la mayoría de tus lágrimas. A pesar de todo, estás aquí, conmigo y bien. Quería decirte delante de todas estas personas que te quiero —mordí mi labio mientras sentía mis ojos aguarse. Mi estómago estaba tirando en todas direcciones mientras miraba sus ojos, haciendo que solo existiéramos nosotros a pesar de los gritos—, te quiero mucho y quiero que todo el mundo sea testigo de ello.
Dejó ir mi mano y metió su mano en su bolsillo, rebuscando algo. Mi corazón dio un vuelco, no podía ser. ¿Qué estaba haciendo?
Sacó una pequeña caja de terciopelo y quise desfallecer ahí mismo. Lo miré asustada. El la abrió dejándome ver el anillo y se arrodilló haciendo que todo el mundo gritara.
— No soy el mejor hombre del mundo, pero tú me haces ser mejor. Dios te puso en mi camino por algo y estoy cansado de sacarte de mi vida cuando Dios vuelve a llevarme a ti. Mi corazón late por ti y quiero que seas mi prometida. Quiero pasar el resto de mi vida contigo.
Mordí mi labio mientras lágrimas caían por mi rostro porque él había estado buscando esto desde hace años. Él había hablado de casarse conmigo innumerables veces, incluso en Las Vegas, y ahora, lo estaba haciendo.
Quizás era el momento correcto. Quizás habíamos madurado lo suficiente en nuestra relación y estábamos preparados para dar un paso más. Quizás todos los que estaban a nuestro alrededor se equivocaban y sí estábamos destinados a estar juntos a pesar de todo lo que había pasado.
— Espero que esas lágrimas sean de felicidad y no porque vas rechazarme porque destrozarías mi corazón. A pesar que somos jóvenes, sé que tú eres mi camino. Quiero protegerte, quiero despertar a tu lado todas las mañanas y que me acompañes alrededor del mundo. Quiero despertar contigo en una playa en Hawaii, observando las maravillosas vistas y quiero despertar contigo junto a una chimenea en Suecia y abrazarte para que me des calor. Hemos pasado muy malos momentos este año y es hora que nos tomemos un tiempo para nosotros, para que podamos amarnos. Abigail Cruz, ¿Quieres casarte conmigo?
Asentí, tapando mi boca y Justin sonrió abiertamente, levantándose y rodeándome con sus fuertes brazos. Me alzó, dando una vuelta sobre nosotros y sonreí entre mis lágrimas.
Él me dejó en el suelo y sacó el anillo de la caja. Le tendí mi mano y puso el anillo en mi dedo. Miré hacia arriba y lo vi concentrado, mirando ahora la señal que me hacía suya, como él quería, y yo también.
Me miró y sonrió. Su rostro se acercó al mío y recibí sus labios, posandose sobre los míos suavemente. Las mariposas revolotearon sin control en mi estómago y temblé. Temblé porque estaba nerviosa, era un flan porque estábamos confesándonos nuestro amor delante de cincuenta mil personas.
Sí, éramos jóvenes, y quizás nos estábamos equivocando, pero siempre podríamos enmendar nuestros errores y sobre todo, aprender de ellos como estábamos haciendo. No sabía lo que nos depararía el futuro, pero cuando él cogió mi mano y besó mis nudillos para dirigirnos dentro vi a todos aplaudiendo y sonriendo, felices, como nosotros lo estábamos.
Supe, en ese momento en el que él apretó mi mano con fuerza y me miró, que esta vez sería diferente. Lucharíamos juntos y no contra nosotros.
Katy Perry me estrechó entre sus brazos dándome la enhorabuena, al igual que todos. No había nadie en el escenario porque seguíamos recibiendo abrazos y felicitaciones.
Sabía que no íbamos a casarnos tan pronto. Estar prometidos para nosotros era una manera de hacernos saber que estábamos aquí para el otro, que ahora, la confianza gobernaba nuestra relación. Y estaba feliz y melancólica, porque sabía que si algún día llegábamos a casarnos, papá no podría acompañarme al altar y mamá no podría ayudarme a escoger el vestido. No vería sus sonrisas al verme, y tampoco verían a sus nietos, ni siquiera habían visto a sus hijos ser felices.
Justin cogió mi mano y me sacó de allí, dónde abrazamos a Ricardo y Mikey. Me alejó de allí y se giró cuando estuvimos en el sitio deseado.
— No sé cómo has podido hacer eso delante de tanta gente —murmuré y Justin sonrió.
— Era el momento indicado. Creo que lo era, ¿No lo crees? —asentí—. Siento que he llegado a un punto de mi vida donde necesito poner a las personas donde quiero que estén y siento, Abigail, que era hora de hacerlo. ¿No sientes lo mismo, nena?
— Sí, si tú estás seguro, yo lo estoy.
— Es la primera vez que me dices eso, y me gusta. Siempre he querido formar una familia y siempre he estado precipitándome en mis decisiones, tomándolas a la ligera. Me ha llevado mucho tiempo darme cuenta que tú eras para mí.
— ¿Cuándo te diste cuenta?
— Cuando un día soñé contigo y me di cuenta que no estabas a mi lado y te necesitaba allí. Cuando salí del agujero oscuro en el que estaba y me di cuenta que aún quedaban trozos de tu corazón por todos lados, que tus sollozos seguían llenando mis oídos y que tu mirada de dolor aparecía siempre en mi cabeza.
Sentí un dolor presionar mi pecho y moví mi cabeza de arriba abajo, asintiendo a su respuesta.
— No quiero que estés conmigo por estar conmigo. Necesito entender por qué me amas, nena, no te merezco.
Lamí mis labios y miré a mí alrededor viendo a la gente hablar, ir de un lado a otro y escuchando a Ariana cantar.
— ¿Por qué no lo hablamos esta noche? —cogí su mano—, disfrutemos del concierto y hablaremos esta noche más tranquilos.
— Espero que no sea porque necesitas pensar la respuesta.
— Claro que no —solté una risita—. Te quiero —me acerqué a sus labios.
— Yo también —sonrió como un tonto y supe que yo también tendría que tener esa sonrisa, como si fuese nuestra primera semana de novios.
Me abracé a Justin cuando Ariana estaba cantando One Last Time. Él me rodeó con sus brazos y no salió al escenario con los demás por estar conmigo. Él me movió al ritmo de la canción mientras varias lágrimas se escapaban de mis ojos sin poder evitarlo.
Porque podríamos haber sido cualquiera. Podría haber sido yo, en un concierto de Justin. Podría haber sido algún familiar o algún amigo y eso me ponía los pelos de punta. Porque no sabíamos cuando iba a llegar nuestra hora, y necesitábamos aprovechar cada momento de nuestras vidas. Porque puedes estar divirtiéndote en el concierto de tu vida y a las horas puedes estar muerta porque alguien ha decido que así sea.
Porque el odio que estaba atravesando Europa nos había traído aquí. No íbamos a rendirnos, no íbamos a dejar de hacer nuestra vida, de ir a conciertos, de viajar, de salir a la calle, porque era una nuestra vida y nadie tenía derecho a dirigirla.
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Habíamos ido a un bar a tomar algo con Josh y había agarrado la mano de Justin fuerte cuando los fotógrafos nos esperaban fuera del local. Ahora, dentro de la habitación del hotel, me sentía mucho mejor.
Justin se quitó la sudadera y yo me quité la chaqueta que él me había dejado cuando refrescó.
La dejé encima del sillón junto a su sudadera y en silencio, nos pusimos el pijama para poder acostarnos. Ambos estábamos cansados y se notaba en nuestros vagos movimientos por la habitación. Destape la cama para poder meterme dentro de las mantas y Justin no tardó en meterse, pero sentado, apoyando su espalda en el respaldar de la cama y echando su cabeza hacia atrás, cerrando los ojos.
— Ven aquí —susurró y abrió su brazo para que me pusiera entre ellos, y así lo hice.
Me arrastré por la cama y deje que él me abrazara para empezar a hablar: — Me gustaría que dejaras de decir que no me mereces, los dos cometimos errores, más grandes o más pequeños, pero los cometimos. Me gustaba lo que conocí cuando estabas relajado y tranquilo. Me gustabas cuando eras tú y no Bizzle, no me gustaba Bizzle. Sabía que detrás de toda esa fachada oscura que creaste, había alguien que merecía la pena amar. Intentaba sacar lo mejor de ti pero me di cuenta que estabas llevándote lo mejor de mí, estabas volviéndome paranoica. Te quería y... tenía la tonta idea que podía sacarte de donde estabas, una locura, ¿verdad?
Miré hacia arriba para encontrarme con sus ojos. — Querías ser mi salvadora, es bueno saberlo. Ven aquí —palmeó sus rodillas y me levanté para sentarme a horcajadas encima de él—. Sabía que no me había equivocado contigo —susurró.
Mordí mi labio y sonreí. — Bueno, soy la mejor, ¿Qué esperabas?
Justin rió y rodeó mi cuerpo entre sus brazos, apretándome. — ¿Cómo puedo quererte tanto?
Solté una carcajada. — ¡Me espachurras!
Justin me tiró hacia un lado sin soltarme y se puso encima de mí. — Vayamos de vacaciones a algún sitio, solo los dos. España. A esa playa que me llevaste un día.
— ¿Quieres ir allí? —puse mi mano en su mejilla.
— Sí, quiero que me enseñes nuevos lugares esta vez, y podemos hacer el tour ese que preparaste en Navidad, no hemos tenido tiempo.
Sonreí le di un pequeño beso en sus labios. — No hagas planes a largo plazo, sabes que no nos salen muy bien.
— Tienes razón, pero siempre podemos hablarlo, me gusta imaginar que vamos a hacer todo lo que decimos.
— ¿Cómo esa vez que dijiste que querías casarte en Las Vegas conmigo vestidos de Spiderman y Mary Jane?
Justin me miró confuso. — ¿Yo he dicho eso? —su voz sonó aguda y no pude evitar soltar una carcajada—. Yo no dije eso.
— Claro que sí —seguí riéndome y sentí su lengua mojada en mi nariz. Grité y giré mi rostro cuando vi su lengua de nuevo preparada para atacar.
— Deja de reírte de mí.
Abrí mis ojos y lo miré. — ¿Estás cansado? —pregunté poniendo mi mano en su mejilla.
— Un poco —giró su rostro y dejó un beso en la palma de mi mano.
— Vamos a acostarnos.
Justin se levantó para quitarse de encima de mí y no tardamos en meternos entre las mantas de nuevo, apagando la luz y abrazándonos para poder dormir como muchas veces antes lo habíamos hecho, pero hoy, se sentía diferente.
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¿Somos capaces?
No podía esperar más para subir este capítulo. Espero que os haya gustado y estéis preparadas para todo lo que viene.
Gracias por tener paciencia y esperar por Undercover.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
¿Ha sido buena decisión la de Justin?
Ellos ya están sospechando de todos y no se fían de nadie. ¿Quién estará ayudando a Carlos? ¿Conseguirán esta vez ser felices?
ACLARACIÓN:
Este concierto pasa en Junio pero yo lo puse como si fuese en Septiembre. Los siguientes capítulos serán inventados.
| Gracias por seguir apoyando Undercover y por apoyarme a mí durante todos estos años. Esta historia lleva cinco años a la luz y estamos en la etapa final, espero que os guste tanto como a mí |
Mucho amor 💃