Undercover // Justin Bieber

By desirealba

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Encuentrame en las sombras, estaré protegida, hasta mañana. Está seguro de que no te sigan. No necesitas otr... More

En secreto.
Prólogo
Uno.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Siete.
Ocho.
Nueve.
Diez.
Once.
Doce.
Trece.
Catorce.
Quince.
Dieciseis.
Diecisiete.
Dieciocho.
Diecinueve.
Veinte.
Veintiuno.
Veintidos.
Veintitres.
Veinticuatro.
Veinticinco.
Veintiseis.
Veintisiete.
Veintiocho - Veintinueve
Treinta.
Treinta y uno.
Treinta y dos.
Treinta y tres- Treinta y cuatro- Treinta y cinco.
Treinta y seis.
Treinta y siete.
Treinta y ocho.
Treinta y nueve.
Cuarenta.
Cuarenta y uno.
Cuarenta y dos.
Cuarenta y tres.
Cuarenta y cuatro.
Cuarenta y cinco.
Cuarenta y seis.
Segunda Temporada. Prólogo
Uno.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Siete.
Ocho.
Nueve.
Diez.
Once.
Doce
Trece y Catorce
Quince
Dieciseis y Diecisiete
Dieciocho
Diecinueve.
Veinte
Veintiuno.
Veintidós.
Veintitres.
Veinticuatro.
Veinticinco
Veintiseis
Veintisiete
Veintiocho
Veintinueve
Treinta
Treinta y uno
Treinta y dos
Treinta y tres
Treinta y cuatro
Epílogo
Navidad.
Nuevos capitulos.
1. Extra Navidad.
2. Extra Navidad
3. Extra navidad.
4.Extra Navidad. Fin
Aclaración.
Capitulo extra por los 2.5K
¿Tercera temporada?
TERCERA TEMPORADA
Cast
Prólogo
Uno
Dos
Tres
Cuatro.
Cinco
Seis
Siete
Ocho [I]
Ocho [II]
Nueve
Diez [I]
Diez [II]
Once
Doce
Trece
Catorce [I]
Catorce [II]
Quince
Dieciseis
Diecisiete
Dieciocho
Diecinueve
Veinte
Veintiuno [I]
Veintiuno [II]
Veintidos
Veintitres
Veinticuatro [I]
Veinticuatro [II]
Veinticinco [I]
Veinticinco [II]
Veintiseis
Veintisiete [I]
Veintisiete [II]
Veintiocho
Veintinueve [I]
Veintinueve [II]
Veintinueve [III]
Capitulo privado subido
Treinta [I]
Treinta [II]
Treinta [III]
Treinta y uno [I]
Treinta y uno [II]
Treinta y uno [III]
Treinta y dos [I]
Treinta y dos [II]
Treinta y dos [III]
Treinta y tres [I]
Treinta y tres [II]
Treinta y tres [III]
Treinta y cuatro [I]
Treinta y cuatro [II]
Treinta y cuatro [III]
Treinta y cinco [I]
Treinta y cinco [II]
Treinta y cinco [III]
Treinta y seis [I]
Treinta y seis [II]
Treinta y siete
Treinta y ocho [I]
Treinta y ocho [II]
Treinta y nueve [I]
Treinta y nueve [II]
Cuarenta.
Cuarenta y uno.
Cuarenta y dos.
Cuarenta y tres.
Cuarenta y cinco.
Cuarenta y seis (extra)
Cuarenta y siete
Cuarenta y ocho
Cuarenta y nueve
Cincuenta
Cincuenta y uno
Cincuenta y dos
Cincuenta y tres.
Cincuenta y cuatro
Cincuenta y cinco.
Cincuenta y seis
Cincuenta y siete
Cincuenta y ocho
Cincuenta y nueve
Sesenta
Sesenta y uno
Sesenta y dos
Sesenta y tres
Sesenta y cuatro. «final»
Sesenta y cinco (extra)
Sesenta y seis (extra)
Sesenta y siete (extra) Penúltimo
Sesenta y ocho (extra) FINAL

Cuarenta y cuatro.

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By desirealba

Tener en cuenta las fechas en las que pasan las cosas. 

3 de Mayo del 2017. Tel Aviv, Israel

Scooter, Micah y Benjamin habían venido a verme, o más bien a ver la ciudad también. Hacía una semana que no sabía nada de Abigail y estaba desesperado por hablar con ella. Le había enviado mensajes pero ni siquiera los había abierto.

Sabía que había sido un capullo, pero tenía miedo. Miedo que le hicieran daño de nuevo, miedo de todo lo que estaba pasando. Cuando me habían llegado las amenazas, llamé a Ricardo para asegurarme que ella estaba bien. Necesitaba verla feliz y no sabía cómo, necesitaba verla sonreír como lo hizo cuando me vio por primera vez en su casa, necesitaba que se riera risueña como lo había hecho anteriormente. Y aunque ahora también sonreía, no era como antes.

Sabía que todo lo que había pasado la tenía mal, pero pensé que se le pasaría. No pensé que necesitara ayuda, pensé que las pesadillas se irían, que volvería a bromear como siempre.

Me equivoqué. La vi rota y hundida, no sabía cómo ayudarla. Pensaba que alejarla de mí era la mejor opción, él no la quería conmigo. Si la dejaba, podía estar a salvo.

Sabía que no podía hacerlo. No cuando la quería de la manera en la que lo hacía. No cuando la vi allí, llamándome idiota, cuando la vi cansada en la cama y se desmayó entre mis manos. No podía dejarla, ella era mía y nadie iba a quitármela.

— Bueno... -Scooter se sentó a mi lado-, ¿Cómo está Abby?

— No sé nada de ella.

— Tienes que dejar que sane, que se aleje de todo un tiempo.

— ¿Y si no vuelve?

— Volverá. Te quiere. Tengo algunas fotos de su sesión, ¿Quieres verlas?

— Sí.

Sonreí al ver la última. No podía negar que ella era sexy como el infierno y dulce también. Ella era sexy sin querer serlo. Con una camiseta mía y su cabello desordenado, sin maquillaje y esa mirada inocente.

Me volvía loco.

Siempre me había vuelto loco, por eso fui a buscarla. Porque no podía sacar de mi cabeza su mirada inocente y su sonrisa.

— Ella estaba muy nerviosa —dijo Scooter pasándome las fotos—, pero lo hizo muy bien.

— Debería de haber estado allí.

— Estás con el tour. No puedes estar en todos lados.

— ¿Crees que cuando tengas un descanso del tour ella estará mejor?

Lo miré, no lo sabía, pero no podía pasar mucho tiempo sin ella.

— No lo sé. Me hubiera gustado que me acompañara en esta etapa, ir los dos al cumpleaños de Za.

— Bueno, es para su bien.

— Lo sé.

**


ABIGAIL

30 de Abril del 2017

No me gustaba que me dijeran cómo tenía que vivir la vida, y supongo que por eso no fui a un psicólogo antes. No me gustaba que nadie supiera como me sentía, cómo de dolida estaba. No me gustaba que me vieran llorar, y mucho menos que me estuviera dando motivos para dejar mi relación con Justin porque "quizás es lo mejor para ti".

Puede. Había sufrido mucho en esa relación y nadie me aseguraba que no seguiría sufriendo. Pero algo había cambiado entre nosotros y Pilar no parecía entenderlo.

Obsesión.

Así lo había llamado. Yo, belieber loca, obsesionada y enamorada platónicamente de su ídolo, consigue conocerlo, y ¡Mucho más! Tirárselo el primer día. Consigue su "amistad" y empieza a viajar por todo el mundo viviendo su sueño adolescente (como lo llamaba mamá) y a pesar del dolor, sigue ahí porque está "enamorada".

Ese no era mi mundo, Justin no había hecho por integrarme antes y Pilar llevaba un rato intentando que viera lo que Justin había causado en mí.

— Abigail -Pilar llamó mi atención-, no estoy diciendo que lo dejes. Solo estamos intentando recopilar lo que ha hecho y cómo eso te ha afectado a ti. ¿Cómo te sentías cuándo veías fotos de él con otras chicas?

— Mal. Siempre me hacía quedar como una loca, como si yo estuviera sacándolo todo de quicio.

— ¿Lo ves normal?

— No —susurré.

— Eso no es amor, Abigail.

Lo sabía, joder, lo sabía.

— Lo sé.

— ¿Por qué no lo dejaste?

Lamí mis labios, insegura. — Lo quería —contesté en voz baja.

Ella anotó algo en su cuaderno y me quedé mirando cómo lo hacía, deseando saber qué estaba escribiendo.

— ¿No crees que estás un poco obsesionada? —levantó su vista del cuaderno y me quedé allí, en silencio, sentada en ese sillón sin saber qué contestarle, no sabía describir mi amor hacia Justin, pero no quería llamarlo obsesión.

Pilar, al ver que no contestaba, continuó hablando: — De acuerdo —sonrió-, me contaste que estuviste un tiempo sin él porque te dejó. ¿Cómo te sentiste al principio?

— Hundida después de todo lo que había pasado, que él me dejara a mí...

— ¿Y después?

— ¿Cuándo me recuperé? —ella asintió—. Bien. Libre, supongo.

— ¿Libre?

— La presión de estar siempre seguida y...

— En el punto de mira —completó ella. Asentí y Pilar sacó un folio. Apuntó algo en él y me lo dio, junto con un bolígrafo. En el folio había una línea que separaba las palabras MALAS y BUENAS—. Escribe todo lo que Justin te haya hecho, cosas que te hayan dañado. Y cosas que haya hecho buenas por ti.

Parpadeé varias veces e insegura, me acerqué un poco a la mesa y cogí el bolígrafo entre mis dedos.

— Tenemos todo lo que queda de hora, así que, tranquila.

Puse el bolígrafo en la parte de cosas buenas y me quedé pensando que quizás no iban a caber todas las cosas malas, empezaría por ahí.

Empecé a escribir todo lo que recordaba desde que lo conocí.

Escribí el buenas debajo de la última cosa mala que recordaba y sentí pinchazos en mis ojos por la necesidad de llorar. ¿Valía que él me había regalado rosas un día? ¿Qué había pasado Navidad conmigo?

— ¿Qué se consideran cosas buenas? -le pregunté.

— Cosas que él ha hecho por ti.

— ¿Traerte el desayuno a la cama cuenta?

Ella sonrio. — Si es importante para ti, sí.

No, no era importante para mí. Era un detalle que alegraba mi mañana y me hacía sonreír como una tonta cuando lo veía. Pero estábamos hablando de cosas importantes.

Junté mis labios en una fina línea, siendo incapaz de seguir escribiendo alguna cosa buena. Solo había escrito dos, el tratamiento de mamá y que estuviera conmigo cuando murió y la ayuda cuando estuve inválida.

— ¿Te has dado cuenta que las dos únicas cosas que has puesto son referente a que te ha ayudado económicamente?

Junté mis labios en una fina línea y solté el bolígrafo haciendo que rodara por la mesa. Cogí el papel entre mis manos y me levanté colgándome el bolso.

Salí de la consulta y no tardé en ponerme las gafas de sol a pesar de que aún no había salido a la calle. Caminé con paso decidido hasta llegar al coche y poder sentirme a salvo, sola.

Dejé mi bolso en la parte del copiloto y me quité las gafas de sol para dejar a mi cabeza caer sobre el volante. Respiré profundamente y miré de reojo el papel arrugado al lado de mi bolso. Justin había hecho cosas buenas por mí, solo que tenía que ponerme a pensar mucho para sacarlas. Me ayudó cuando estuve temporalmente inválida, no se fue de mi lado y aún no entendía por qué. ¿Por qué vino? ¿Por qué no se fue cuando tuvo oportunidad? Nada lo ataba a mí, no estábamos juntos, él estaba siéndome infiel y sin embargo me tenía sosteniendo mi corazón en una maldita silla de ruedas. ¿A qué estaba jugando? ¿Y qué estaba  haciendo yo a su lado? ¿Qué me retenía?

La palabra obsesión no se iba de mi cabeza y no conseguía ponerme bien. Me incorporé y miré hacia el frente, al coche que estaba aparcado delante de mí. Metí la llave en el contacto y puse la radio antes de arrancar aunque no tenía ganas de escuchar música. La voz de Justin inundó mi coche cantando Despacito y volví a dejar caer mi cabeza en el volante.

Había estado con él en el estudio dos horas porque teníamos que irnos. Le había costado la vida aprenderse la letra y habíamos estado ayudándole. Después de salir del estudio, ya había olvidado la letra.

**


2 de Mayo del 2017

Estuve limpiando a fondo la casa, empezando por la habitación de mamá y siguiendo por los cuartos de baños y la mía. Llevaba mi pelo recogido en una coleta y tenía unas mayas puestas y una camiseta corta porque tenía calor. La música sonaba por toda la casa mientras limpiaba y me movía de un lado a otro, olvidándome de todo. Cómo si mamá fuese a llegar de trabajar en cualquier momento y Daniel estuviera en clases. Paré la música cuando el timbre sonó y fruncí el ceño, quizás tenía la música demasiado alta para mis vecinos. Abrí la puerta y me encontré con un ramo de rosas. No conocía a quien lo llevaba.

— ¿Abigail Cruz?

— Sí.

— Esto es para ti —me dio el ramo y vi que había una tarjeta. Temblando, estaba temblando—. Tienes que firmar aquí —me dio un bolígrafo y lo cogí para firmar en el hueco que me indicó.

— Gracias.

El hombre me sonrió y lo vi irse por el pasillo. Miré las rosas, deseando que no fuese Carlos, deseando que no cambiara de costumbre y dejara en paz las rosas. Cerré la puerta y caminé hasta la cocina cogiendo la tarjeta. Dejé las flores en la encimera y abrí el pequeño sobre donde ponía mi nombre.

Te echo mucho de menos.
Te amo.
Justin.

Cerré los ojos y mordí mi labio inferior. Quizás el problema sea él, quizás todo el daño que te ha hecho está dentro de tu corazón. No lo has superado, no lo has eliminado y eso te afecta aunque vuestra relación haya cambiado. Tienes miedo que vuelva a pasar lo mismo. Tienes miedo de estar dándolo todo en vano de nuevo.

Sí, tenía miedo que me hiciera daño de nuevo. Cuando vi las fotos con la chica en Brasil en el coche, mi corazón se rompió en pedazos y pensé que no debería de haberle dado otra oportunidad porque las personas no cambian. No me equivoqué mucho, Justin seguía siendo idiota, pero lo quería. Mi corazón lo reclamaba a pesar de todo. Era enfermizo. Quizás el problema lo tenía yo, quizás si era verdad que estaba obsesionada con él y no era sano. Porque nuestra relación no había sido sana, acabé completamente loca y desquiciada por un chico que no daba una mierda por mí. Quizás fue que se me cayó un mito. Quizás pensé que Justin no era cómo la prensa lo ponía y me decepcionó, bastante. Pensé que él era de los de "amor para siempre" y se encargó de clavar un puñal en mi corazón una y otra vez haciéndome sentir hundida y humillada.

¿Hice algo? No. Volvía y volvía y volvía de nuevo a sus brazos porque aunque estuviese sangrando aún, me sentía bien. Muy bien, porque había soñado con eso. Había soñado innumerables veces estar entre sus brazos, había leído mil novelas e imaginado mil situaciones con él, y cuando lo tuve, era como mi propia novela, mi propia historia echa realidad. No podía creérmelo y él... era mi todo.

Dejé la tarjeta junto a las flores y me senté en el suelo, apoyando la espalda en un mueble, ya no tenía ganas de seguir limpiando. Tampoco quería ir al psicólogo, no quería que me hiciera sentir mal como lo estaba haciendo. Me rompía el corazón porque sabía que todo lo que hablábamos era tan cierto...

Justin no había dejado de enviarme mensajes, solo quería saber cómo estaba y yo no había respondido. Quería decirle que lo necesitaba, que necesitaba que él recogiera los trozos de mi corazón porque yo estaba cansada de hacerlo. Le tocaba a él pegar los pequeños trozos esta vez, yo estaba agotada.

**

4 de Mayo del 2017

Metí una cuchara pequeña en mi helado de chocolate y no tardé en meterla en mi boca mientras Adrián intentaba no llenarse con su cucurucho de helado de limón. Estábamos sentados en un banco, en un parque, apenas había nadie y estábamos tranquilos. Tenía mis piernas recogidas en el banco y ambos estábamos en silencio, comiendo. Mi pelo estaba recogido en un moño y llevaba una camiseta ancha cómoda y unos pantalones vaqueros cortos.

— No sabes las ganas que tenía de comer helado —rompí el silencio.

— ¿No eras la chica que siempre tiene helado en tu nevera?

— He decidido ponerme en forma.

— ¿Para qué? Estás bien.

Me metí la cuchara de helado en la boca y la chupé. — No es eso, en parte sí porque estoy engordando un poco, pero me ayuda a despejarme.

— ¿Te lo ha recomendado la psicóloga? —asentí—. ¿Has empezado ya?

Negué con la cabeza. — Es la primera vez que salgo de casa desde que vine de Los Ángeles, sin contar mis visitas a la psicóloga o ir a limpiar.

— Ya decía yo que me había costado mucho sacarte de casa.

Adrián había tenido que tirar de mis pies para que saliera de la cama y la abuela me había terminado quitando el pijama, obligándome a vestirme y a salir. No tenía ganas, solo quería estar acostada todo el día y dormir.

— Lo único que consigues haciendo eso es preocupar a tus abuelos.

Junté mis labios en una fina línea y miré mi helado. — Lo sé.

— ¿Estás medicándote?

Asentí y dejé de comer. — Me ha dicho que por ahora solo pastillas para dormir.

— ¿Por las pesadillas?

— Sí. No conseguía dormir después de ellas y no he estado durmiendo mucho.

— ¿Han cesado?

Negué con la cabeza, cada vez eran peores. Me levantaba gritando y llorando, no dejando a mi familia dormir. Mi abuela dormía conmigo muchas noches porque tenía miedo, mucho miedo.

— ¿Abigail? —Adrián llamó mi atención y me di cuenta que había tirado mi helado al suelo. Mis manos estaban temblando—, no hay nadie. Estamos solos, no dejas de mirar para todos lados.

Volveremos a vernos, Abigail.

Me aferré al banco y cerré los ojos, no era la primera vez, tenía que controlarlo, pero estaba mareándome.

— Respira más despacio, Abby.

Sus manos cogiendo mis tobillos y tirando de mí. Su cabeza saliendo de debajo de la cama y llevándome con él a la oscuridad. Abrí los ojos, tenía las piernas entumecidas, las manos temblando y no podía respirar.

— Abby —escuché decir a Adrián por encima del pitido en mis oídos.

**

5 de Mayo del 2017

No era la primera vez que me daba un ataque de pánico, cómo lo había llamado Pilar. Me daban a menudo y me habían dado desde hacía tiempo, solo que no le había dado importancia. El temblor de mis manos era que estaba al borde, no estrés. Me había dado uno en la consulta con Pilar, en la calle y estaba desesperada. No podía controlarlo, al igual que tampoco podía controlar despertarme gritando por las pesadillas.

— ¿Por qué ahora? —pregunté a Pilar.

Ella se quitó las gafas. — Has estado mucho tiempo fingiendo que estabas bien. Tu mente está al límite, necesita sentirse mal. Tu cuerpo necesita sentirse mal por todos los acontecimientos. Has estado reprimiendo las emociones y sensaciones y ahora, cuando has bajado la guardia, cuando has decidido rendirte a ellas, están saliendo a la luz.

Lamí mis labios. Tenía sentido.

— Bien, hablemos de tu secuestro.

Me tensé, poniéndome derecha —ya que estaba apoyada en la mesa— sabía que había llegado el momento pero no quería hablar de ello.

— ¿Sigues con pesadillas?

— Sí, ahora más que antes. Solo que ahora me cuesta más despertarme.

— Serán las pastillas que te envíe para dormir. Suelen dar pesadillas. Cuéntame cómo fue.

Miré hacia mis manos, estaba muy cansada y lo que menos quería era revivir todo lo que pasé. Empecé a contarle cuando lo encontré en el portal con el clavel.

— ¿Qué sentiste?

— Miedo, pánico. Cuándo nos vi reflejados en el ascensor... —negué con la cabeza intentando quitar esa imagen de mi mente—, me dijo que nunca olvidara esa imagen. Estaba asustada.

— ¿Te sentiste igual cuando te despertaste atada en la habitación?

— Sí. Después vi que él no quería hacerme daño, solo tenía que obedecer.

Le conté todo lo que pasó mientras lloraba y secaba mis lágrimas con un pañuelo. Le conté como me sentí cuando estaba al borde de quedarme inconsciente, en lo que pensé. Le conté el día que conseguí escapar y en todo lo que me hizo y dijo. Aún podía sentir sus patadas por todo mi cuerpo, su pie pisando mi muñeca y su mano tirando de mi pelo. Podía sentir sus labios en mi cuello, mordiendo y chupando mientras me retorcía y gritaba que parara. Podía sentir su cuerpo sobre el mío y solo quería vomitar.

Le conté el acoso de después, con los claveles, la grabación de audio, las amenazas. Le conté como de perdida, sola y asustada me había sentido. Cómo él me dijo que volveríamos a vernos cuando le condenaron solo veinte años.

Pilar me miraba atentamente mientras limpiaba mis lágrimas de nuevo. — Estás a salvo ahora.

— Pienso que puede aparecer en cualquier momento. Él o quién le ayuda.

— No ha aparecido desde Punta Cana.

— No —susurré y volví a apoyarme en la mesa—, eso es lo que más miedo me da. No puedo de dejar de mirar a todas partes cuando salgo a la calle.

— ¿Estás cansada?

— Sí, me levanto con sueño, y no puedo hacer vida normal. El cuerpo me pesa más de lo normal.

— ¿Te estás tomando la dosis que el psiquiatra te recomendó?

Asentí. — Pero creo que debería tomar menos.

— Deja de tomarte esas pastillas, pide cita para el psiquiatra de nuevo. Te voy a recetar antidepresivos.

— No quiero medicarme —me puse bien.

— Te ayudarán. Los ataques de pánico irán disminuyendo, también te sentirás mejor. Pensé que estarías bien con terapia, eres a la que más veo de mis pacientes, pero necesitas ayuda de un fármaco. Si no quieres, está bien, pero te ayudaría.

— Ahora dime lo malo del fármaco.

— Nauseas, dolor de garganta, pérdida de apetito, pérdida de peso, temblor de alguna parte del cuerpo... pero eso son efectos secundarios, no tiene por qué pasarte.

— ¿Me sentiré mejor?

— Sí, seguiremos con la terapia para ir viendo cómo te va, si te va mal, dejarás de tomártelos, pero no dejes de tomártelos tú ¿vale? Hay que ir disminuyendo la dosis poco a poco. Dejarás de sentirte triste y te ayudará a mejorar. Este fármaco actúa aumentado las concentraciones de serotonina, una sustancia natural del cerebro que ayuda a mantener el equilibrio mental. No durarás más de un mes con él —me sonrió.



JUSTIN

Mi teléfono había vibrado en mi bolsillo y estaba leyendo el mensaje que me había mandado Abigail.

Estoy bien.

Solo eso. Necesitaba escuchar su voz y ver su sonrisa. Za palmeó mi hombro cuando se sentó a mi lado. — No puedo creer que sigas enganchado a ella.

Cerré la conversación y dejé el teléfono encima de la pequeña mesa de cristal.

— La quiero.

— ¿Desde cuándo? —lo miré, frunciendo el ceño—. No me mires así —levantó sus manos—, no fui yo quién le fue infiel.

Apreté mi mandíbula y Za apretó mi hombro. — Sé que no hiciste las cosas bien, pero... ¿Intentarlo de nuevo con ella?

— ¿Qué hay de malo?

— ¿Cuántas veces lo habéis intentado? —Muchas, maldita sea, muchas, lo sabía—. No te estoy diciendo que la dejes ni mucho menos, solo que... —se encogió de hombros—, quizás ella no es para ti.

— Claro que es para mí.

— Si tú lo dices... —lo vi encogerse de hombro—, esa tía está loca.

— No vuelvas a llamarla loca —me levanté—, ni una vez más. Imagina que Atifa te hace lo que yo le hice a ella.

— De acuerdo, de acuerdo. No quiero que te enfades.

Abigail no estaba loca, nunca lo había estado, aunque quizás yo la volví así.

— ¿Te ha contado nuestro encuentro en una cafetería?

Me giré y miré a Za para después negar con la cabeza. — ¿Cuándo?

— Hace años, cuando ella compuso la canción con Pia y salió en Intimissimi. Intenté defenderte amigo, pero ella estaba empeñada en que le eras infiel.

— Le era infiel.

— Ella te vio con Yovanna en el estudio.

— Lo hicimos después en el cuarto de baño. Apenas hacía tiempo que lo habíamos dejado —recordé.

— ¿Te tiraste a Yovanna en el cuarto de baño?

— Sí.

Za empezó a reírse. — ¡Qué maquina!

Frunci el ceño sintiéndome arrepentido. — Ella vino a mi penthouse ese mismo día, tenía a Yovanna desnuda en mi cama mientras Abby me daba el colgante que le había regalado. Y la besé. Recuerdo besarla.

— ¿Querías hacer un trío?

— Puede ser —me encogí de hombros—, ni siquiera sé en qué mierda estaba pensando.

Recordaba perfectamente ese día, verla allí, con sus preciosos ojos marrones triste, con unas pequeñas ojeras debajo de sus ojos, diciendo que no me entendía ni a mí ni a mi mundo.

Cogí mi móvil y busqué en YouTube la canción de Pia Mia en la que Abby había participado. No fue difícil encontrarla, había muchos vídeos nuestros con esa canción de fondo. Me fui a la habitación y me senté en el borde de la cama para verlo.


Entendía como ella se sentía. Esa canción había sido un golpe bajo para mí porque era totalmente cierta. Había descrito nuestra relación a la perfección.

— ¿Por qué ella?

Za estaba en la puerta de mi habitación. Me quedé mirándolo sin saber qué decirle.

— No lo sé, es real.

— Antes también lo era.

— Antes yo estaba jodido, Za. Antes ni siquiera era capaz de ver con claridad todo lo que pasaba a mí alrededor.

— ¿Cómo está ella? Me imaginé que no vendría. Dudo que le caiga bien.

— Quería un tiempo.

— ¿Te ha dejado? —preguntó sorprendido.

— No —negué con la cabeza—, un tiempo.

— Te ha dejado.

Miré a Za mal, muy mal y él empezó a reírse. — Lo siento, lo siento. Bueno, ¿Un tiempo para qué?

— Recuperarse, está mal por todo lo que ha pasado.

— Necesita Dubai —abrió sus brazos—. Esto es vida, la fiesta de Dubai es vida.

— Dudo que necesite fiesta.

— Necesita despejarse.

— Voy a ir a verla después del concierto.

— ¿Y después vas a volver? —asentí—. Son muchas horas de vuelo.

— Lo sé.

Pero necesitaba verla. La verdad es que se lo pasaría bien aquí, no era nada comparado con ningún sitio al que hubiésemos ido. Estaba tomando el sol, bañándome en la piscina, rodeado de gente con sus móviles, creyendo que no me daba cuenta que estaban grabandome o haciéndome fotos cuando sí lo hacía. Bebí y supe que necesitaba a Abigail conmigo. Necesitaba sus brazos alrededor de mi cuello, sus labios sobre los míos y su compañía. Me sentía muy solo y no podía dejar de pensar en ella y en cómo lo estaría pasando. Quería ir a verla pero no sabía si eso era una buena idea, mañana vendrían Rich y Carl para pasar estos días conmigo e intentaría despejarme un poco.

Estaba sentado en una de las tumbonas y vi algunas de las fotos cuando Abigail salió con Selena a una fiesta. Las vi a las dos agarradas de las manos y fruncí el ceño, ¿en qué momento había sucedido? Había visto el video donde ella le decía a Abby que se montara en su coche para librarla de los fotógrafos, pero... ¿dónde habían ido? Había fotos en la fiesta donde se veía a Abby fumando, bebiendo, mirando el teléfono junto a Chris, abrazándolo y había también una foto donde se veía muy feliz.

Lamí mis labios y pasé una mano por mi pelo, deseando llamarla. Sabía que no me iba a coger el teléfono, ni siquiera sabía la hora que era en España. La pregunta de Za no dejaba de dar vueltas a mi cabeza. ¿Por qué ella? Porque era la única que estaba conmigo a pesar de la mierda que le había hecho pasar. La única que siempre estaba deseando de ver a pesar que me acostara con miles de chicas. Porque consiguió gastarme una broma al poco tiempo de conocernos junto con Marta, porque me miraba con un brillo en los ojos que me daba miedo, pensando que ella podía ver más allá de mí, más allá de lo que me estaba convirtiendo.

Porque ella no quería hacerse famosa ni reconocida, porque pegó un grito en el coche cuando vio a Taylor Lautner por la calle y ni siquiera era capaz de acercarse, porque saltó emocionada cuando la seguí en twitter, porque ella era especial. Porque a ella no le interesaba la fama de Justin Bieber, le importaba una mierda quien era. Porque si tenía que ponerme en mi sitio, me ponía, si tenía que plantar su mano en mi mejilla o tirarme zapatos, lo hacía. Si tenía que decirme que era la peor mierda del mundo, lo hacía, pero siempre volvía a mí porque sabía que teníamos algo especial a pesar de todo.

Ni yo podía alejarme de ella, ni ella podía alejarse de mí. Porque era la única que me llamaba gordo mientras iba mojando bragas por donde pasaba.

Sonreí al recordar la foto y negué con la cabeza. Me tenía completamente enamorado y odiaba no habérselo demostrado hacía años.

ABIGAIL

7 de Mayo del 2017

No había podido evitar entrar en las páginas de información de Justin y ver lo que estaba haciendo. Estaba en Dubai, había sido el cumpleaños de Za y ahora estaba relajándose yendo a sitios. Me alegraba que estuviera bien. Recordaba perfectamente la conversación que tuve con Za hacía años. Esa conversación que había causado que cada vez que escuchase su nombre arrugase mi nariz no muy contenta.

Cuando llegamos a una cafetería abierta me senté mientras que él pedía los cafés. Mordí mi labio, nerviosa, no pudiendo quitar la imagen de Yovanna y Justin de mi cabeza.

¿Y ahora me vas a contar que haces en LA? —puso los cafés en la mesa y se sentó frente a mí.

Pia Mia me llamó porque quería que le ayudase a escribir una canción —me encogí de hombros y le eché azúcar a mi café.

¿Ahora aparte de modelo de anuncios también eres compositora? —alzó una ceja y tuve la urgente necesidad de defenderme.

Negué con la cabeza. — Si piensas que estoy aprovechándome de la relación que he tenido con Justin, no es así. Sabes que necesito el dinero, por eso acepté la propuesta del anuncio.

No te estoy recriminando nada, Abby. Sé que no estuviste con él por fama, solo me sorprenden los talentos que tienes y que nadie sabía.

No son talentos, ni tengo talento para componer, ni para lo otro, no sabes lo que me costó grabar el jodido anuncio —sonreí de lado recordándolo.

Las primeras veces siempre cuestan, no estás acostumbrada – bebió de su café con cuidado de no quemarse.

Bueno, no va a ver otra vez. No me gusta venir a LA.

¿Por qué?

Demasiados encuentros innecesarios.

¿Por eso estabas tan nerviosa? Te has encontrado con él ¿Verdad?

Si

¿Y no fuiste a saludarle ni nada? Le habría gustado saber que estas aquí —alcé una ceja.

¿Me tomas el pelo?

Para nada – removió su café.

No necesito ninguna amenaza más de sus amigas, Za. Además, él iba acompañado.

¿Amenazas? ¿Quién te ha amenazado? Iba con Yovanna ¿Verdad?

No importa quién me amenazó y si, iba con ella – hice una mueca.

Sí que importa, y mucho, nadie tiene que amenazarte por nada, y ella solo intenta hacerle sonreír, desde que vosotros dos terminasteis él no es el mismo, llevo tiempo sin verle sonreír de verdad, ella solo quiere eso —se encogió de hombros.

Za, me parte en dos que él me sustituya tan rápido. Y no me digas que no, todos sabemos cómo es —no sé por qué me sorprendía. Era su amigo.

Abby el también merece ser feliz, tiene una vida de mierda, tú le dabas algo de luz a su vida, y cuando te fuiste esa luz se apagó, todos queremos que esa luz vuelva, porque de su luz depende la de muchas personas, y ella poco a poco está haciendo que salga de la oscuridad, no que vuelva a la luz, porque eso solo lo puedes hacer tu, pero está saliendo de la oscuridad.

Reí no pudiéndome creer lo que me estaba diciendo. — Solo hace un mes y medio desde que lo dejamos. Solo un mes y medio. Sé que vas a defenderlo porque es tu amigo, pero dime la verdad, ¿Me fue infiel? Si no se acostó con alguna de ellas sé que estaba tonteando con ellas mientras estaba conmigo.

Za se quedó callado un momento, buscando las palabras que decirme. — No te voy a mentir, a veces éramos nosotros los que le tirábamos las chicas encima, pero le habías calado tanto que tú siempre eras lo primero, no lo voy a defender, pero es una persona, y necesita ser feliz, no conoces ni la mitad de la mierda de vida que llevaba antes que tu llegaras a ella, y no podemos permitir que la persona de la que dependen miles de personas se hunda en una oscuridad de la que luego no pueda salir, y ella ha conseguido que no se estanque y que no se hunda del todo —quise reír y decirle a Za que era un ingenuo y un tonto.

Ósea que debería de ver bien que el mes que viene sean novios —le dije incrédula.

Tú eres la única que puede parar eso —dijo tranquilamente—, pero el necesita recuperarse cuanto antes.

Claro, y a mí a mis sentimientos que nos parta un rayo.

¿Que yo soy la única que puede parar eso? El terminó conmigo.

Él es capaz de todo por ti, y estaba viendo los errores que estaba cometiendo y lo que eso te estaba haciendo mal a ti, y eso es lo que menos quiere.

¡Que no joder, me cago en la puta Za! —alcé la voz haciendo que la camarera me mirara. Estaba harta.

¡Yo soy el que lo ha visto llorar por lo que mal que él te veía. Yo soy quien le vio llorar la vez que viniste tan delgada, y yo soy quien le vio llorar cuando volvió de Grecia! —dijo en mí mismo tono de voz.

Se me saltaron las lágrimas sin poder evitarlo. Quería matar a Za, quería matar a Justin y quería matar a todos.

Bueno, pues que sea feliz con ella —dije ahora más tranquila.

La única forma en la que va a ser feliz es viéndote a ti feliz —bufé.

Pues creo que para eso queda un tiempo —bebí de mi café.

Pues hasta entonces él será la persona más infeliz del planeta, porque lo único que le importa es tu felicidad —la sangre me hirvió.

Si le importara mi felicidad no hubiera jodido nuestra relación —escupí.

No la ha jodido queriendo. Él hacía todo lo que pensaba que era lo mejor —iba a saltar por la mesa y ahogarlo como siguiera diciendo esas cosas.

¿Lo mejor? No le decía que no tuviese amigas, Za. Si no que vigilara lo que subía porque me hacía daño. Él me dejó sola en su casa para ir a tirarse a Selena, él se insinuaba con otras chicas estando conmigo. Podría haber evitado eso.

Sabes que mucho de eso lo hacía obligado, muchas noches me llamaba llorando porque le había llamado Scooter que tenía que ir donde Selena o crear polémica y sabía lo que eso te causaba —dejó el vaso vacío en la mesa.

No me lo creo. ¿Justin llorar por eso? —reí cínica—. No lo pongas tan santo porque sabes que no lo es. Habla claro, Za.

Lloraba por lo que te iba a causar, porque sabía que tú no te merecías esa mierda, pero aun así el seguía dañándote y dañándote, pero ¿Sabes qué? Cree lo que quieras, ya somos demasiadas personas los que te estamos diciendo lo que pasa, no le estoy poniendo a el de santo, solo te estoy contando la jodida realidad, pero ya todos nos estamos cansando de que te hagas la víctima y la única que sufre.

Abrí mi boca. — ¿Perdona? ¿Qué pasaría si en año nuevo Atifa te ignora y lo que está haciendo es hablar con su ex novio?

Pues sí, me enfadaría, pero todo tendría una explicación —saqué el monedero.

Me ha gustado verte, toma el dinero de mi café —puse él dinero en la mesa y me puse mis gafas de sol.

Me levanté y me dirigí a la salida mientras Za decía: — Haz lo que quieras Cruz, pero que sepas que no estás haciendo lo correcto.

Limpié mis ojos con rabia por debajo de mis gafas.

Apoyé la cabeza en el respaldo del sofá y cerré los ojos. — ¿Estás bien? —preguntó Daniel. Abrí los ojos y lo vi con su mochila colgada, asentí. Él asintió de vuelta y lo vi irse.

— ¿Quieres algo de comer, cariño? —me preguntó la abuela saliendo de la cocina. Negué con la cabeza—. No has comido apenas.

— No tengo hambre, abuela —me tendí en el sofá—. No me encuentro muy bien.

— El psiquiatra me dijo que era normal que perdieras el apetito pero... no puedo evitar no preocuparme. ¿Crees que esas pastillas de ayudaran?

— Ellos dicen que sí, yo no sé lo que pensar.

La verdad era que en este momento solo quería morirme y no sabía por qué. Me tendí en el sofá y cerré los ojos, intentando despejar los malos pensamientos. No había vuelto a ver un clavel y estaba tranquila y a la vez nerviosa. ¿Y si Justin tenía razón? ¿Y si estando sin él en España todo acababa? Me levanté y fui a la habitación arrastrando los pies. Cerré la puerta y antes de tenderme en la cama, cogí el papel donde había estado apuntando las cosas malas y las cosas malas de Justin. Volví a leerlo por décima vez.

MALAS

Dejarme en casa para ir a buscar a Selena (L.A)

Aún la quería cuando me enseñó Heartbreaker (estábamos intentando algo)

Insultos en las redes sociales – problemas alimenticios.

Prostituta brasileña.

Pensar en Selena cuando íbamos a hacerlo.

Cailin Russo, aún hablaba con ella cuando estaba conmigo después de tirársela.

Decir en una entrevista de radio que Selena era una gran mujer y que aun la amaba.

Hablar con su exnovia por mensaje mientras estábamos en un club celebrando año nuevo.

Olvidar mi vuelo en Los Angeles porque estaba acompañado de Selena. "Me encanta la forma en la que me miras"

Llevar a Chantel a casa cuando se la había estado tirando (invalidez temporal)

Regalarme la misma pulsera que a todas sus amigas.

Publicidad "OBLIGADA" con Selena.

The most elegant princess in the world.

Yovanna.

Nuestro amor es incondicional.

....

BUENAS

Apoyarme cuando me quedé inválida y pagarme rehabilitación con uno de los mejores médicos.

Cuando tuve problemas de alimentación hizo que buscara ayuda profesional.

Pagar el tratamiento de mamá.

Llevarnos a todos a Barbados para pasar unas vacaciones en familia.

Apoyarme durante el proceso y estar conmigo cuando murió.

Estar conmigo cuando me encontraron y ponerme protección.

Tenía que llevárselo el siguiente a día a Pilar. No había apuntado más cosas porque no quería que lo malo le restara importancia a lo bueno. 

**

Es muy importante que lean lo siguiente para entender lo que viene. 

INFORMACIÓN: 

Ataques de pánico: Una crisis o ataque de pánico comienza de repente y con mucha frecuencia alcanza su punto máximo al cabo de 10 a 20 minutos. Algunos síntomas pueden continuar durante una hora o más. Un ataque de pánico se puede confundir con un ataque cardíaco.

Una persona con trastorno de pánico a menudo vive con miedo de otro ataque y puede sentir temor de estar sola o lejos de la ayuda médica.

  Los ataques de pánico no se pueden predecir. Al menos en las primeras etapas del trastorno, no hay ningún desencadenante que comience el ataque. El recuerdo de un ataque pasado puede provocar ataques de pánico. 

Las personas que presentan ataques de pánico tienen por lo menos cuatro síntomas de los siguientes:

·Molestia o dolor torácico
·Mareo o sensación de desmayo
·Miedo a morir
·Miedo a perder el control o de muerte inminente
·Sensación de asfixia
·Sentimientos de separación
·Sentimientos de irrealidad
·Entumecimiento u hormigueo en manos, pies o cara
·Palpitaciones, frecuencia cardíaca rápida o latidos cardíacos fuertes
·Sensación de dificultad para respirar
·Sudoración, escalofrío o sofocos
·Temblor o estremecimiento

Fluoxetina (pastillas antidepresivas)Tenga en cuenta que su salud mental puede cambiar de modos inesperados cuando toma fluoxetina u otros antidepresivos. Puede desarrollar tendencias suicidas, sobre todo al comienzo del tratamiento y cada vez que la dosis aumente o disminuya. Usted, su familia o la persona encargada de cuidarlo debe llamar de inmediato al médico si tiene cualquiera de los siguientes síntomas: aparición o empeoramiento de la depresión; pensar en hacerse daño o quitarse la vida, o planear o intentar hacerlo; preocupación extrema; agitación; ataques de pánico; dificultad para dormir o para permanecer dormido; comportamiento agresivo; irritabilidad; actuar sin pensar; intranquilidad intensa; y excitación frenética anormal.

Efectos secundarios:

·nerviosismo
·náuseas
·sequedad en la boca
·dolor de  garganta
·somnolencia
·debilidad
·temblor incontrolable de alguna ·parte del cuerpo
·pérdida del apetito
·pérdida de peso
cambios en el deseo o la capacidad sexual
sudoración excesiva

**

Bien, visto todo esto, espero que les haya gustado el capitulo. Creo que voy a tener que tardar un poco más en subir para que pase más tiempo, ya que practicamente voy pisandole los talones  a Justin y Abby necesita tiempo para recuperarse. 

Bien, creo que ahora, pueden volver a leer la novela y entender qué sucedía. Veíamos todo desde el punto de vista de Abby pero no teníamos ni idea qué ocurría detrás. 

No hago esto para que odien a Justin o a Za o a Abby. A nadie. Hice esta tercera temporada porque había cosas que necesitaban explicación, como la escena de la cafetería con Za. Todo el mundo lo creía y ahora yo pregunto. Justin deja a Abby, al mes y medio ya está con otras chicas, es normal que se sienta mal, yo me sentiría mal. ¿Quien no? Ahora, pasan siete meses, ella está acostandose con Cristian y la ponemos de puta para arriba. POR QUÉ. Así que esta tercera temporada la hice para explicar todo lo que había detrás de esas escenas. 

¿Opiones sobre el capi? Sabeis que amo leer vuestras críticas constructivas y vuestros comentarios de amor hacia la historia y lo que opinais sobre cualquier parte. ¿Alguna parte favorita?

Mucho amor y pasad una bonita semana 🌹

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