Observé a Abigail dormir. Su nariz y mejillas aún estaban rojas de haber estado llorando. Todos mis amigos y familiares se habían ido a almorzar y yo me había quedado con ella y Daniel en casa. Tenía que irme dentro de nada a Los Ángeles porque tenía un evento para subastar mi Ferrari, pero no quería dejarla sola.
Estaba sentado en la silla de su escritorio, con la camisa por fuera y los primeros botones desabrochados. Había estado pasando la mano por mi pelo innumerables veces y ni siquiera sabía cómo lucía. Tenía que cortarmelo.
Recordé la primera vez que la vi dormida.
Barcelona, 16 de Marzo del 2013
Entré en ella con fuerza, haciendo que su cuerpo se arqueara y su boca se abriera soltando pequeños gemidos. Estaba clavándole los dedos en su cintura para pegar su cuerpo al mío y no me importaba si le dejaba señales.
Vi sus pechos moverse al ritmo que entraba en ella y sentí sus paredes contraerse alrededor de mi miembro. Ella era tan estrecha que me hacía gemir nada más estar dentro. Me había costado entrar en ella de lo cerrada que estaba. Había pensado que era virgen, pero no sangró.
Me puse encima de ella sin dejar caer mi peso en su cuerpo y moví mis caderas haciendo que ella pusiera sus piernas alrededor.
— Estoy llegando —susurré— ¿Estás llegando? Llega para mí.
Sus manos se aferraron a mi espalda y su cuerpo tembló debajo del mío mientras sus paredes se contraían y me hacían correrme en el preservativo.
Me separé un poco de ella y miré su rostro. Sus ojos estaban brillantes y sus mejillas sonrojadas. Su frente estaba cubierta por una fina capa de sudor y se veía muy bien a pesar de tener un poco de maquillaje corrido.
La besé y no tardé en salir de ella y quitarme el preservativo. Cuando volví a la habitación vi la camiseta donde ponía Belieber, en el suelo. Ella estaba aún en la cama, con las manos en su cabeza. Habíamos bebido demasiado, o quizás ella más que yo.
Cogí un boxer y una camiseta y se la di.
— Gracias —murmuró.
Me senté en el borde de la cama y cogí mi móvil.
Selena:
¿Estocolmo, entonces?
12:34 am
¿Justin?
12:58 am
Necesito confirmación
1:30 am
Justin:
Sí, Estocolmo. Nos vemos dentro de unos días ;)
2:50 am
Cuándo me giré, la chica ya estaba dormida. ¿Cómo se llamaba?
Me puse un bóxer y decidí que me ducharía mañana, sin riesgo de algún golpe o caída tonta.
//
Abrí los ojos y encontré a mi compañía de la noche anterior saliendo silenciosamente por la puerta de la habitación. Me froté el rostro y me cambié de posición para volver a dormir.
Recordé que no se podía ir así como así. Me levanté y fui al baño, no teniendo prisa. Cuando salí de la habitación la vi vestida y lista para irse, después de intentar arreglar su rostro en el espejo.
Me acerqué a ella cuando su mano se puso en el pomo y apoyé mi mano en la puerta para que no abriera.
— Te ibas sin despedirte.
Ella no se giró.
— Mmmm... Sí. Estabas dormido, no quería despertarte.
— ¿Por qué no te esperas y desayunamos?
— Tengo que coger un vuelo dentro de dos horas —murmuró.
— ¿No eres de Barcelona?
— No, soy del Sur de España.
— Esta bien.
Quité la mano de la puerta, esperando que se girase, no lo hizo. Me apoyé de costado en la puerta para mirarla, pero su cabello me lo impedía. Crucé los brazos.
— ¿Volveré a verte? —pregunté sin pensarlo antes.
¿Qué estaba diciendo?
— Cómo sigan poniendo las entradas tan caras creo que no —murmuró de nuevo.
— ¿Por qué evitas el mirarme?
— Estoy avergonzada por lo que hice ayer —admitió.
Fruncí el ceño. ¿Perdona? ¿Avergonzada?
— ¿Por qué?
—Porque yo no soy así.
La puerta se abrió y ambos retrocedimos para ver a Kenny.
— Oh, espera.
Miré a la chica y por fin pude ver su rostro de nuevo mientras se quitaba la maleta y rebuscaba algo dentro. Nuestras miradas se encontraron y recuerdos de la noche anterior llegaron a mi mente.
Me tendió una carta y la cogí.
— Una amiga no pudo venir al concierto y me dio eso. Léela, por favor.
— Lo haré —ella asintió y se dio la vuelta.
La vi desaparecer y Kenny entró, cerrando la puerta.
— ¿Una fan?
— Eso parece—bostecé y rasqué mi pecho mientras iba a pedir el desayunarno. Tiré la carta en el sofá y descolgué el teléfono.
— Ya he llamado yo —me avisó.
— Gracias —me senté en el sofá y puse los pies sobre la mesa.
— Salimos dentro de un rato para Paris.
— Vale.
La carta estaba a mi lado y decidí cogerla. La abrí y vi mucha letra junta. Al final, aparecía el twitter de la dueña de la carta. Rodé los ojos y volví a doblarla. La leería más tarde.
Después de desayunar y ducharme, me dispuse a salir de la habitación y vi un móvil allí. Lo cogí y pulsé para desbloquearlo. De fondo de bloqueo una foto de la chica de anoche y otra chica.
Joder. ¡Qué despistada!
Decidí cogerlo y llevármelo.
——
— ¿Por qué sonríes? —la voz soñolienta de Abby me sacó de mis recuerdos.
— Estaba pensando en el día que nos conocimos. No recordaba tu nombre.
— Mmmm... —Ella se movió en la cama—. No sé por qué no me extraña.
Me levanté de la silla y me acerqué a la cama. — ¿Tienes hambre?
— Ahora me levanto y hago algo. ¿No has comido? —negué con la cabeza—. ¿Por qué no te has ido con los demás?
— No quiero dejarte sola.
— Estoy bien —cogió mi mano.
Me quedé mirándola. — ¿Qué quieres de comer? —Ella se levantó.— No, no. Quédate ahí.
— Vamos, no seas tonto. Cámbiate.
La miré. — ¿En serio lo viste?
— Sí —movió su cabeza de un lado a otro—. Estaba allí, mirándome.
Fui a pasar una mano por mi pelo pero Abigail me paró.
— Para —rió un poco—. Deja de preocuparte.
— ¿Cómo voy a dejar de preocuparme?
— Te quiero.
— Yo también.
Me acerqué para besarla y solo conseguí besarla un poco. — Cariño...
Ella apoyó su frente en mi pecho y la rodeé con mis brazos. — Lo intento.
— Lo sé. Venga, vamos a preparar algo de comer.
— Cámbiate, seguro que te manchas.
— No soy un niño.
Ella me sacó la lengua y sonreí.
Hicimos algo de comer y Abby obligó a Daniel a comer.
//
ABIGAIL
Justin se había ido a Los Ángeles hacía unos días. Le había dado a mi hermano órdenes extremas de no salir sola. Me había puesto protección, cosa que no vi venir. Se llamaba Ricardo y era un 4x4.
Había estado arreglando todos los papeles, dándole de baja a varias cosas y hablando con Daniel que hacer próximamente. Él no se quería ir de casa, lo entendía.
No iba a dejar que viviera solo, él no me entendía.
Habíamos tenido mil y una discusiones donde Justin había sido metido gracias a mi hermano.
No admitía que me fuera a vivir a Los Ángeles. Le había dicho que podía venir conmigo, se había negado. Tampoco quería vivir con mis abuelos.
— ¿Qué vas a hacer en Los Ángeles? ¡Nada! Romperás con él y tendrás que volver, cómo siempre has hecho.
Puse los dedos en el puente de mi nariz y suspiré. Ni siquiera sabía que volver a decirle.
— No me voy a ir a Los Ángeles ahora, no hasta que arreglemos todo. Y él empieza la gira.
— No me gusta todo esto. Tienes que estar aquí.
— ¿Pretendes que me quede aquí aferrada? ¿Es lo que quieres? ¡Ni siquiera me has dejado guardar la chaqueta que hay de mamá en el sofá!
— Ahí fue donde ella la dejó.
— Daniel, algún día, habrá que dar la ropa de mamá, vaciar el armario, cambiar las sábanas...
— No.
— Bueno, pues no.
— ¿Por qué eres tan fría?
Me quedé callada. No era fría, era realista. También estaba triste, también lloraba por las noches, pero algún día tendríamos que avanzar.
No iba a mudarme a Los Ángeles ya, no hasta que él terminara la gira y decidiéramos que hacer.
Llamaron a la puerta y Daniel salió de la habitación para abrir.
— ¡Abby! Es para ti.
Me asomé y vi allí a Adrián. — Hey —me acerqué a él para abrazarlo.
— Lo siento mucho. Siento no haber podido estar aquí —frotó mi espalda.
— No pasa nada.
Besó mi coronilla y nos abrazamos durante un rato. Me separé de él y ambos pasamos a la cocina, donde preparé café.
— ¿Qué tal la entrevista? —pregunté.
— Bien, espero estar en Oslo pronto.
Lo miré y sonreí. Mi amigo quería irse a trabajar fuera, como la mayoría, buscando una oportunidad que no encontraba aquí.
— Espero que tengas suerte.
— Yo también —se apoyó en la encimera—. He visto videos y fotos. Tuvo que ir la policía, hubo mucha gente, ¿no?
— Demasiada —suspiré—. La gente estaba fuera del Tanatorio con cámaras y flores y... —me encogí de hombros—. Un caos.
— He visto un video en el que salías corriendo directo a todo el caos y Justin te cogía.
— Él estaba ahí, Adrián. Lo vi, estaba de pie, mirándome.
Un escalofrío recorrió mi columna y pasé una mano por mi rostro, cansada y desesperada.
— ¿Te puso protección?
— Sí.
— ¿Qué vas a hacer al final?
Jadeé. — No sé qué voy a hacer con mi vida, Adrián. Esta mañana terminé de arreglar todos los papeles, le di de baja a mi madre en todas las tarjetas y los seguros y... ni siquiera puedo guardar una chaqueta suya por miedo a que mi hermano me muerda la mano en el intento.
Adrián acabó riéndose y yo me permití sonreír.
— Es difícil —continué—. Nuestra familia está ayudándonos en todo y... mi abuela quiere que vayamos a vivir con ella para no estar aquí solos.
— Tu hermano no quiere.
Negué con la cabeza. — Yo tampoco. Pero podríamos vaciar esto y alquilarlo o algo.
— Si te vas a vivir con él, es lo mejor.
— Tengo miedo de irme a vivir con él. Aunque ni siquiera sé si es miedo.
Mi amigo me miró intentando entender lo que estaba diciendo, la verdad es que yo tampoco me entendía.
— Él suele cambiar mucho de casa y está un día en un sitio y otro día en otro y no me refiero a cuando está de gira. Incluso si tiene unos días libres se queda donde sea, en Nueva Jersey, Nueva York —me encogí de hombros—. Y supongo que yo necesito un espacio al que llamar mío y poder pasar días encerradas.
— Eso lo dices ahora, que estás en esta situación, Abby. Ya verás cuando el dolor pase y estéis juntos, te dará igual donde estar.
Me encogí de hombros. — Necesito una estabilidad, supongo.
Adrián se acercó a mí y puso sus manos en mis mejillas.
— Lo que necesitas es dejar de pensar. Deja que las cosas sucedan. Sé que no te preocupa eso, hay otra cosa en tu cabecita. Si sale mal, siempre tendrás aquí a tu familia, Abby. De todos modos me tendrás en Oslo si todo sale bien y te acogeré allí.
Sonreí y Adrián besó mi frente.
**
¡Capitulo corto porque el siguiente
Es Purpose Tour en México!
Justin y Abigail se van a tener que enfrentar a muchas cosas juntos. Ya por fin tenéis el momento en el que se acostaron por primera vez narrado por Justin.
Os lo debía.
¿Lo conseguirán o al final cada uno
irá por su camino?
¿Qué hará Daniel? ¿Se quedará en España o se irá a L.A?
¿Volverá Rafael?
¿Cómo consiguió entrar al tanatorio?