Capítulo 74

951 83 16
                                    

Chloe
Me quede en la casa con los mellizos porque llamaron a James del trabajo, diciendo que los aurores debían arreglar los daños de la guerra. Yo quise ir, pero me dijo que Poppy había dicho que debía descansar.

Así que acá estoy en la pieza de mis mellizos, leyendo un libro mientras ellos toman una siesta. Sin embargo, acaban de tocar la puerta, por lo tanto con varita en mano estoy yendo a ver quién es porque siguen mortifagos sueltos.

- Chloe...

- Quédate quieto —dije apuntándolo con la varita y él levantó ambas manos mostrando que no lleva la suya consigo—. Estás demacrado —dije y él sonrió cansado.

- Gracias —dijo y fruncí el ceño.

- ¿Por qué? —pregunte y me di cuenta qué hay unos aurores atrás suyo.

- Fuiste a hablar en mi juicio —dijo y baje de a poco la varita—, gracias a eso podré estar libre para cuando mi hijo entre a Hogwarts —dijo y un sentimiento de tristeza inundó mi pecho.

- Estamos a mano —dije y él me vio confundido—. En una misión... una maldición iba directo a mi y tú la desviaste —dije y él me miró sorprendido—, eso fue lo que dije en el juicio, la verdad y nada más.

- ¿Cómo supiste que era yo? —preguntó y yo sonreí con burla, haciendo que rodara los ojos.

- Estuvimos en duelo juntos ¿recuerdas? Esa vez que te gane como cinco veces, recuerdo tus movimientos —dije burlesca y él asintió divertido.

- Claro que lo recuerdo,  tuve que usar una polera diciendo que me ganaste por dos semanas, Chloe —dijo y después su expresión se volvió nostálgica—. Gracias de nuevo, pero ya me tengo que ir —dijo apuntando a los aurores—, tuvieron compasión y me permitieron hacer una última parada —dijo encogiéndose de hombros y asentí.

- Lucius —lo llame mientras se acercaba a los guardias—. Cuando salgas... quizás podríamos tener esa amistad que una vez mencionaste —dije con una pequeña sonrisa y sus ojos se iluminaron un poco.

- Eres muy rara, Potter —dijo y solté una carcajada—, pero me gustaría y lo siento, por Pettigrew, lo siento por todo —dijo y me di cuenta que se disculpó por el colegio.

- Nos vemos —dije y lo vi desapareciendo por un traslador junto a los aurores.

- Yo le hubiese lanzado una maldición —me sobresalte al escuchar la voz de Camille atrás mío.

- ¿Cuál es tu problema, loca? —pregunte asustada y ella soltó una carcajada.

- Muchos ¿de cuál hablas? —preguntó divertida y ahora yo solté una carcajada—. ¿Cómo estás? —preguntó e hice una mueca.

- Sobreviviendo —dije y ella asintió comprensiva—. ¿Y tú? —pregunte y ella se sentó en el sofá con un suspiro de cansancio.

- Tratando de acostumbrarme a esto de poder caminar libremente sin sentir que me persiguen, pero al menos volví a recuperar mi trabajo en San Mungo —dijo y grite de alegría.

- Que feliz me siento por ti, Camille —dije abrazándola y ella me sonrió.

- Muchas gracias. Aunque espero tener el placer de volver contigo a trabajar —dijo y yo negué con los hombros encogidos—. ¿Por qué no volverás?

- No... no me siento lista —dije con el ceño fruncido viendo mis manos—. Últimamente he tenido problemas... para dormir y...

- ¿Pesadillas? —preguntó preocupada y asentí nerviosa.

- Sueño de cuando vi a Peter y el olor a sangre... simplemente me da gana de vomitar y no puedo... no quiero que alguien salga perjudicado por eso ¿me entiendes? Ósea imagínate alguien se está muriendo en el hospital y terminó desmayada o al más...

Aún no nos conocemos Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt