Capítulo 76

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James 1984
¿Saben? Llegue a una edad en mi vida que no estoy para trabajar. Debería estar en casa con mi esposa e hijos, pero nooo. Pensé que trabajar con niños iba a ser entretenido porque incluso les estaría enseñando a jugar Quidditch, pero no, son demasiado desobedientes, espero que mis hijos no sean así de rebeldes.

Le quiero decir a Chloe, pero no puedo. Primero se pondrá a reír en mi cara. Segundo empezará a decir que le duele tanto la guata y que no puede respirar de la risa. Tercero me dirá que sólo tengo 24 años y que soy un exagerado. Cuarto me dirá que siempre puedo dejar el trabajo, pero que me voy a aburrir cuando los niños no estén en la casa. Y es por esa razón que no le digo nada, y es que tiene razón.

Al menos las clases terminaron y podré ir a mi hogar. Es impresionante lo mucho que cambio mi vida en estos años o lo mucho que necesito escuchar la risa de mis amores al menos cinco veces al día para tener energía, pero no me molesta.

- ¡Llegue! —grite al entrar a la casa. Esperando que mis niños de cuatro años vengan corriendo a recibirme, pero eso no pasó.

Incluso la casa está muy silenciosa ahora que lo pienso y eso es raro, así que tome mi varita mientras me dirigía a la cocina porque Chloe siempre me pone una nota cuando va a salir para que no me preocupe, pero ahora no veo ninguna.

Empiezo a subir la escalera despacio para no hacer ningún ruido, aunque lo único que quiero es ir corriendo a la pieza de mis hijos o la de mi esposa para ver si no estoy siendo muy paranoico, pero tengo que ser prevenido.

Sin embargo, al acercarme a mi habitación me permito relajarme, ya que escuché dos pequeñas risas. Esas risas escandalosas que desde hace cuatro años han sido las más tiernas que he escuchado.  Así que con cuidado abro la puerta y me quedo apoyado en esta para disfrutar de la imagen.

Mis pequeños Maya y Harry se encuentran acostados en medio de nuestra cama matrimonial, soltando una carcajada cada vez que su mamá, quien ahora se encuentra en su forma animaga, les lame una parte de sus cabezas. Exactamente como una mamá loba baña a sus hijos y no puedo evitar soltar una carcajada que llama la atención de mis tesoros.

- ¡Papá / Papi! —dicen Harry y Maya mientras se levantan para caminar hacia a mi y los tome en brazos antes de que lleguen a la orilla de la cama.

- Hola campeón, hola bruja —les digo a la vez que les doy un beso en sus frentes—. ¿Lo estaban pasando bien?

- Si, papá —amo sus voces de bebés, son tan tiernas y por eso les di otro beso en la frente, para después mirar a mi esposa que sigue como loba.

- ¿No me vas a saludar, cariño? —le dije divertido y vi como ella se ponía en posición ataque para tomar impulsivo, y pararse en dos patas para lamerme la cara, lo cual hizo reír a nuestros hijos—. Eres una puerca —dije riendo cuando se separó de mi.

- Puerca o no, igual me pediste que me casara contigo —dijo divertida, una vez que ya volvió a ser humana y pude apreciar lo bella que estaba.

Su pelo pelirrojo sigue siendo tan brillante como el día que la conocí y esa sonrisa que tanto me gusta, sigue intacta en su rostro. Lamentablemente, sus hermosos ojos azules, ahora se encuentran un poco opacos por la sombra de la pérdida, pero no hay nada que pueda hacer, así que solo la tomo de la cintura para acercarla a mi y darle un pequeño beso en sus labios, después de que haya dejado a nuestros hijos en la cama.

- Y lo haría una y otra vez —dije mirándola a los ojos y su sonrisa creció.

- Me alegro que lo digas porque hoy te toca cocinar —dijo tomando a los niños y llevándolos al baño— y a ustedes pequeños monstruos, los tengo que bañar como corresponde —dijo llenándoles la cara a Maya y Harry de besos mientras ellos solo reían.

Aún no nos conocemos Where stories live. Discover now