Capítulo 23

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Sirius

Odio que las clases terminen, odio a mis padres, odio sus tontos ideales, odio a mi madre, odio esta casa que es deprimente. Lo único bueno son las reuniones pequeñas que tengo con Regulus cuando Kreacher nos asegura que mis padres se encuentran durmiendo y nadie va a salir lastimado.

También odio las cenas familiares, incluso ahora me encuentro en el comedor de esta escalofriante casa y no puedo esperar a que termine para ir a acostarme, así me duermo y la noche pasa más rápido, ya que mañana voy a ir a la casa de James. Le pedí a Regulus que viniera conmigo, pero dice que aún no está listo.

- Falta poco para el gran día, Regulus —dijo mi padre y con tan solo escuchar su voz sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

- ¿Qué día? —soy curioso y no puedo morderme mi lengua, lo bueno es que solo recibí una cara de desagrado de mi padre y mi madre que iban dirigidos a mí, que amor .

- Pronto Regulus va a tomar tu lugar en las líneas, ya que su hermano mayor es una total desgracia para la familia no merece ni siquiera ser una opción —ahora hablo mi amorosa madre, Walburga, estoy segura de que es así por culpa de su nombre.... esperen ¿qué dijo?

- Pense que me iba a unir después del colegio, madre —nunca había visto a Regulus tan pálido, pero no es para menos, ¿en serio quieren unirlo a ese maniático?

- No podemos permitir que sigas los pasos de este fracaso, mejor prevenir que lam ... —no pudo terminar porque me pare de golpe y golpee la mesa.

- ¡No pueden hacer esto! —dije o mejor grite— ¡Es solo un niño! —listo, no lo soporto más— ¡Aún tiene mucho que vivir, no le pueden arruinar su vida de esta...! —fui silenciado cuando sentí mi mejilla derecha arder, mi padre quiso hacerse presente.

- Nadie le está arruinando nada a nadie, es todo lo contrario y no se te ocurra faltarnos el respeto de esta forma —no me atreví a mirarlo en ningún momento, pero dirigí mi mirada a Regulus, él estaba con los ojos muy abiertos porque siempre que mis padres me tratan de esta forma lo mandan a su pieza, así que es primera vez que lo ve.

-Pa ... padre —alcanza a decir.

- No tartamudees, Regulus, es un horrible hábito que debes eliminar, a tu Señor no le gustan los miedosos —dicho eso se alisó su ropa, ya que ya estaba parado—. Tengo que arreglar un asunto con los Avery.

- Ve tranquilo, Orión —vaya , que cariño se tienen dos esposos. Dicho esto mi padre se retiró—. Es mala educación estar parado en la mesa, Sirius, siéntate —dijo con su tono característico y yo le obedecí mientras en mi mente pensaba en algún plan para librar a Regulus de esto.

Seguimos comiendo, yo con todas mis fuerzas tratando de no vomitar todo por el asco que me da pensar en Regulus llevando esa marca en su brazo. Me falta poco para acabar de comer cuando escuche el picoteo de una lechuza en la ventana y Kreacher fue a buscar la carta, para después entregársela a mi madre.

Una vez que mi madre tuvo la carta en sus manos, la comenzó a leer, y después me dicen que yo tengo pocos modales. Estudie cada gesto que hizo mi madre al leerla, primero estaba normal, pero después empezó a fruncir su entrecejo poco a poco hasta que supongo que termino de leer porque enseguida la quemo.

- Regulus sube a tu habitación —pude ver como se tensaba al igual que yo mientras llevo su mirada hacía a mí y con solo ver sus ojos llenos de pánico y miedo me dieron ganas de llorar, gritar y maldecir a mi familia, Regulus no debería sentir tanto miedo, es solo un niño— ¡AHORA! —los dos pegamos un salto y asentí en dirección a Regulus para que se parara, lo cual hizo.

Aún no nos conocemos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora