Capítulo 53

998 91 6
                                    

James
Hay algo más adorable que una Chloe con el ceño fruncido, sus mejillas rojas y un puchero en los labios. Claro que no, si cuando se pone en modo bebé es hermosa. Me pregunto si así serán nuestros hijos cuando quieran ser consentidos.

- Que no —dijo Chloe por la décima vez.

- Que si —dije yo por la décima vez.

- Que no.

- Que si.

- Que no.

- Que si. 

- Que si.

- Que no.

- ¡JA! Gane —dijo riendo y empezó a pintar la pared de color celeste.

- No, no ganaste —dije tomando la otra brocha y pintando la pared de color rojo.

- No puedes pintar toda la casa de rojo, James —dijo apuntando con la brocha y abrí la boca indignado.

- El rojo es el mejor color del mundo —dije y ella se cruzó de brazos—. Oh por Merlin hasta tu pelo es rojo —dije y ella abrió los ojos entre sorprendida y ofendida.

- Lo sé, es hermoso —dijo sacándome una carcajada—, pero el rojo con el que tú quieres pintar es horrible —dijo y puse una mano en mi pecho, modo dramático.

- No lo es, es igual al rojo Gryffindor, en otras palabras es igual a tu pelo —ahora ella puso su mano en su pecho.

- Mi pelo tiene tonos anaranjados, no se parece en nada a tu Gryffindor. Además, ya saliste del colegio, James, supéralo —dijo divertida, literal se está mordiendo el labio inferior para no reírse.

- Te voy a mostrar que son del mismo color —dije mojando la brocha y pasándola por su cara—. Igualitos —dije riendo, aunque no son para nada iguales.

- Eres hombre muerto, Potter —dijo y pintura celeste cayó encima mía ¿cuándo agarro su varita?—. Definitivamente el celeste es tu color —dijo cuando salió corriendo por la puerta.

- ¡Eres una abusiva, Evans! —grite divertido corriendo atrás suyo, pero cuando iba a atraparla se apareció—. ¡Eso es trampa! —dije y escuche su risa en algún lugar de la casa.

Con cuidado fui bajando las escaleras porque estoy seguro que de abajo viene esa risa que me encanta.

- Chloe —dije aguantándome la risa—. Futura señora Potter —dije riendo, pero no escuche ninguna risa hasta que sentí que algo pasó corriendo entre mis piernas que lograron hacerme caer—. Te transformaste en ¡loba! —dije indignado porque ahora va a ser mucho más escurridiza y silenciosa, pero ella me sacó la lengua, riéndose de mí en propia cara.

- Ya veras —dije transformándome en ciervo y corriendo atrás de ella. Claramente la perdí de vista cuando mis cuernos se quedaron atrapados en el marco de una puerta y tuve que transformarme en humano para salir sin hacerme daño—. Ahora si —dije cuando me transformé en ciervo de nuevo.

Volví a bajar las escaleras con cuidado, pero obviamente sin pasar tan desapercibido como me gustaría, pero dos cosas me hicieron encontrar a mi novia. Primero que en algún momento pisamos pintura y ahora hay pequeñas patas y pezuñas por toda la casa. Segundo mi novia está escondida atrás de un sofá y lo sé porque ahora veo su cola de color roja y celeste moviéndose de un lado a otro.

- Te tengo —dije en forma humana, pero cuando la iba a agarrar empezamos a escuchar risas.

- El celeste es tu color, Cornamenta —me di la vuelta para ver a mis tres amigos muertos de la risa.

Aún no nos conocemos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora