Capítulo 64

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James Semana 25
¿A quién se le ocurre llamar a las 2 de la mañana? Quiero seguir acostado con mi Chloe, y mi Maya y Harry, aunque estos estén en la guata de Chloe, no importa.

- James, ve —dijo Chloe y enterré mi rostro en su cuello—. Puede ser importante —dijo divertida.

- Ya, voy —le di un beso en la mejilla y me levante—. Vamos a poner un teléfono en esta pieza —dije y la escuché reírse.

Baje las escaleras y me doy cuenta que tuve que ponerme mis pantuflas de ciervo porque el piso está frío.

- Hola —dije bostezando.

- Hola, James. Lo siento la hora —al escuchar la voz de mi suegro en la otra línea todos mis sentidos se pusieron alerta, en especial al escuchar los sollozos que trata de callar.

- No se preocupe, suegro. Dígame qué necesita —dije tratando de ocultar mi nervio y rogándole a Merlin que no sea lo que estoy pensando.

- Mmm... Rose... ella... ella ya no está... ósea murió, James y no sé qué hacer. Ya llame a la ambulancia y la están viniendo a buscar, pero...

- No se preocupe, yo llegó enseguida, suegro. En cinco minutos, así que no se preocupe.

- Gracias —dijo antes de cortar y me di la vuelta para encontrar con la mirada de mi esposa, inundada de lágrimas.

- Te demorabas mucho —dijo sollozando y fui a abrazarla.

- Lo siento mucho, mi cielo —dije abrazándola y ella se separó.

- Ve con mi papá, por favor. Yo llamaré a mis hermanas —dijo secándose las lágrimas y yo asentí—. Te necesita y yo... no puedo —dijo y yo asentí.

- Voy a buscar un abrigo y voy —le di un beso en la frente y fui a buscar mis cosas lo más rápido posible—. Por favor, cuídate. Tratare de volver enseguida ¿si? —dije y ella asintió llorando.

- Claro —dijo acercándose al teléfono y me fui antes de que comenzara a hablar.

- James —dijo mi suegro y me destrozo verlo tan mal—. Acaban de llegar —dijo y me acabo de dar cuenta que casi me ven saliendo de una chimenea—. Cerré las puertas para que no te vieran llegar —dijo y yo me acerqué a abrazarlo.

- Chloe está llamando a Lily y Petunia —dije y él empezó a llorar más fuerte—. ¿Quiere que vaya a hablar con alguien?

- Si... no sé qué hacer ahora. La verdad, pensé que iba a reaccionar mejor porque me he estado preparando mentalmente, pero no lo hice lo suficiente —dijo secándose las lágrimas.

- ¿Disculpe, señor Evans? —escuchamos tocar la puerta y está se abrió.

- Si, pase.  Él es mi yerno —dijo presentándome y saludé a la ¿paramédico?

- ¡¿Papá?! —escuché la voz de Petunia y la vi llegando en una bata—. Por Dios, papá. Hola, disculpe —dijo cómo saludo y abrazo a su padre—. Ven, déjame servirte una taza de té —dijo llevándolo a la cocina, nunca antes la había visto tan nerviosa.

- ¿Tengo que firmar algo? Yo me voy a encargar —dije, llamándole la atención a la doctora que me dio una pequeña sonrisa.

- Si, este es el certificado de defunción —dijo pasándome un papel y tuve que pestañear varias veces para dejar de ver borroso.

- Claro ¿firmó acá? —pregunte nervioso y ella asintió pasándome un lápiz.

- Ahora llevaremos el cuerpo a la morgue y deberían ver lo del funeral —dijo la niña sin ningún tipo de sentimiento ¿acaso tiene que ser tan directa?

Aún no nos conocemos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora