Capítulo 32

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Chloe- enero 1977
Hoy es un día especial, magnífico, espléndido. El día esta soleado, no me quede dormida y alcancé a estar lista antes que mis amigos. Todo dice que será un excelente día y ¿cómo no? Si hace 17 años dos bellas pelirrojas llegaron a este mundo. ¿A qué no se lo esperaban? HOY SOY UN AÑO MÁS VIEJA QUE AYER.

- ¡Oye Rosier! —este cumpleaños será distinto porque no pedí ningún regalo de valor monetario.

- ¿Qué pasa, Evans? —dijo mi nombre con una mezcla de asco y picardía que me dieron ganas de vomitar.

- Hoy es mi cumpleaños —dije mientras me paraba enfrente suyo, a las puertas del Comedor.

- ¿Y?

- Vine por mi regalo —dije mientras saltaba encima suyo y para estrellar mi puño en su tonta cara.

Hace unas semanas que tuvimos una charla con las chicas sobre qué íbamos a hacerle y a mi se me ocurrió la gran idea que para mi cumpleaños, nadie de mis amigos podrá detener mis métodos para que Rosier se vaya.

- ¡Aléjate de mi, sangre sucia! —dijo una vez que alguien nos separó y se tapaba la nariz, genial, logre rompérsela.

- No te preocupes que lo de alejarme no será un problema —dije mientras limpia mi labio que se partió—, pero te juro que si veo que estás diciendo algún comentario desagradable de nuevo no seré tan buena.

- Señorita Evans, Señor Rosier. Acompáñenme, por favor —mi pelo se erizo al escuchar la voz de Minnie a mis espaldas y me fijé que las puertas del Gran Comedor estaban abiertas y no solo eso, sino que también había una gran cartel que decía "Feliz cumpleaños Chloe y Lily". La embarre ¿verdad?

- ¡Es que no es justo! —grite— ¡él tuvo que haberse ido hace meses por ser un abusador y sigue caminando por estos pasillos! —siento que mi cara se encuentra roja del enojo, ya que ahora nos encontramos en la oficina de Dumbledore.

- Nunca hubieron pruebas de lo qué pasó y la violencia no es forma para resolver esto —dijo Dumbledore tan tranquilo como siempre.

- ¡Pues es la única que encontré! ¡Usted no está haciendo nada! —dije apuntándolo y sintiéndome mal por faltarle el respeto de esta manera.

- Si quieres que te pesque no tienes que hacer es... —no deje terminar al sin vergüenza, ya que lo calle con otro combo esta vez en su ojo porque aún no le reparan la nariz.

- ¡Chloe! —me llamo la atención Minerva.

- Creo que tendremos que hablar con su jefa de casa para que le pongan el castigo adecuado, señorita —dijo Dumbledore con una mueca—. No está permitido esa conducta.

- Oh por favor ¡Él ni siquiera es inocente! Molesta a cualquier hijo muggle que se le acerque llamándolo sangre sucia y desprecia a las personas homosexuales...

- Es solo una opinión —dijo Rosier parándose del piso.

- ¡No! Decir que no te parece correcto es tu opinión, ¡gritarle a la pareja que son asqueroso y gastan oxígeno en los pasillos, es acoso! ¡No tu maldita opinión y que conste que nadie te la ha preguntado!

- Evans —dijo McGonagald como advertencia.

- Me rindo —dije mientras me dirigía a la salida— y no se preocupen voy a ir a hablar con mi jefa —salí echando humo por los oídos hasta que en la salida me encontré con los ojos marrones que tanto me gustan. Sin embargo, estos no se veían contentos y tenía una mueca mientras intercambiaba de mirada entre Lucius y yo.

Aún no nos conocemos Where stories live. Discover now