El costo del poder

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Zaigar sonrió.

― ¿Acaso no has escuchado las noticias?

En ese momento escuche a Cerberus maldecir.

―Carajo!

De inmediato activo su transmisor en una frecuencia diferente y comunico lo que les acababa de decir.

La cara de los profesores cambio de violencia a preocupación. Un ejército Ulmay después de un ataque de Bimalen era lo peor que podía pasar. Y no solo eso, era un ejercido de por lo menos diez mil soldados. Si era casi imposible lidiar con los escuadrones de 24 ¿cómo podrían contener a miles de estos seres?

―Los casaremos a todos― dijo frustrada Ien.

Enseguida le dio la espalda a Zaigar y empezó a ordenar que se priorizara la evacuación y que se llevara a cabo con suma urgencia y velocidad.

―Y con mucho gusto nos vamos... ― dijo Zaigar agarrando a Aura y colocándola sobre sus hombros.

―No lo creo― alcanzó a decir Nano cuando una luz aguamarina ilumino las pirámides. El resplandor fue tal, que pude observarlo desde donde me encontraba.

Acto seguido, la mayoría de los miembros de Bimalen habían desaparecido. Sin embargo, además de los dos miembros que perdieron la vida, Clon y Prototype se encontraban encerrados en algunos de los cubos especiales de Jean Claude. En ese momento todas las copias del asesino de Bimalen desaparecieron del campo de batalla.

―Lo siento, solo tuve la suficiente energía para atrapar a estos dos― se disculpó Nano.

―Tranquilo, les dimos un golpe del que les costara recuperarse ― sonrió Hawk.

―Me temo que tal vez nosotros no nos recuperemos del golpe que nos dieron― interrumpió Ien mirando hacia el cuerpo de Val-Conn.

En ese momento la transmisión se cortó y las pantallas holográficas que iluminaban el cielo desaparecieron. Dando paso a la oscuridad de la noche donde las dos lunas se mostraban grandiosas y completas.

Unos fuertes estornudos llamaron mi atención. Cerberus se encontraba de nuevo de rodillas escupiendo sangre.

―General! ― dijo angustiado el Quinoid oso.

―No te preocupes Kuma, recoge el cuerpo de Qazam. Tenemos que ayudar a evacuar a todos antes de que lleguen los Ulmay.

Luego, se volteó a mirarme. Se estaba esforzando por no bajar la mirada.

―Gracias Laxu, espero seas amigo de Yaboth. También es un héroe, ojala se le pegara un poco de tu tenacidad.

Le sonreí con incomodidad, ni siquiera intenté corregir la pronunciación de mi nombre.

―Ahora ve con tus compañeros y evacua tan pronto como puedas― volvió a decir Cerberus poniéndose de pie.

―Muchas gracias! ― les dije inclinando mi cabeza.

Y antes de irme mire hacia donde se encontraba Gruttebel inconsciente.

―Tranquilo, nosotros nos encargamos de ella― sonrió Cerberus estirando sus grandes alas que aun emitían llamas de color plata.

Me volví a despedir y emprendí vuelo. Me encontraba totalmente agotado y adolorido, pero gracias al poder que se encontraba dentro de mi podía mantener la conciencia y aguantar la carga física y mental sobre mi cuerpo.

― ¿Qué le paso a su brazo? ― alcance a escuchar a Kuma preguntar.

―Lo único que importa es que está vivo, ahora anda y muévete. ― le respondió Christel.

En ese momento pensé que se trataba de mi brazo eléctrico, por lo que no le preste mucha atención a su conversación, hasta que llegue a una altitud importante. Fue al ver donde se encontraban mis compañeros que decidí voltear a ver a mi brazo, se sentía diferente.

Todos mis compañeros estaban formando un circulo, en el centro había botiquines con los que practicaban primeros auxilios en los heridos. Con sorpresa pude ver como entre ellos había niños de alrededor de ocho años. Era la siguiente generación de héroes. Todos y cada uno de ellos se encontraban cansados y con heridas leves, pero su condición era mejor que la de mis amigos, quienes supuse los ayudaron en medio de la contienda.

Sonreí con alivio y miré mi brazo para ver que le sucedía. Al verlo, me puse pálido y un escalofrió me recorrió desde el hombro y por todo el omóplato.

Mi brazo derecho había desaparecido, la circunferencia alrededor de mi hombro se encontraba quemada (cauterizada) y cicatrizada.

Perdí la concentración del impacto de ver que me faltaba una extremidad. De inmediato empecé a caer donde se encontraban mis compañeros.

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