Banquete

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Me sorprendió que ese cuarto tan lujoso fuera mi habitación luego de estar acostumbrado a vivir dentro de una choza de madera prácticamente vacía me sentía en el cielo; No dormí bien, la cama era demasiado esponjada a comparación de donde solía dormir pero la sensación de estar sobre ella, en simples palabras: valió la pena.

Al abrir los ojos me encontré con un enorme desayuno, fue tal la emoción que me caí de la cama pero no tarde nada en lanzarme sobre la comida, me  embutí todo lo que encontré, me atragante y vomite por toda la habitación.

Lo que luego aconteció fue el evento que más me ha traumatizado en la vida (incluso más que la vez en la que una tribu vecina ataco mi pueblo, quemaron viva  a mucha gente frente a mí y me dejaron al borde de la muerte por las quemaduras tan graves que recibí); la bola de luz azul limpio la habitación llevándose consigo toda la comida que se encontraba en frente mío, en ese momento temí que jamás volvería a ver tanta comida junta y lamente mi reacción tan imprudente.

La bola azul me cambio de ropa por lo que al parecer era el uniforme de la tal academia, de la que no dejaba de hablar, la verdad creo que debí haberle puesto atención ya que lo que decía parecía importante pero por mi pensamiento solo se hallaba la imagen del banquete que me perdí.

Repentinamente me encontré en una habitación llena de personas, la habitación era blanca, dos de sus paredes estaban cubiertas de mosaicos de distintos colores, una de las paredes con un tablero de tiza y la cuarta, por la que se podía ver el exterior, estaba hecha de vidrio; el interior de la habitación tenia 12 mesas cuadradas y 12 sillas esféricas. Había mucho ruido todos los presentes se encontraban hablando, apenas estaba saliendo del shock de la comida cuando me dí cuenta que todos se encontraban observándome, me sentí asustado e intimidado pero por alguna razón; siempre durante toda mi vida, cuando me acosaban los malos sentimientos me llenaba de una tranquilizadora paz y simplemente sonreía y como en la mayoría de casos sucedía, mi sonrisa despreocupada hizo enojar a varios de los presentes.

Un joven con una apariencia amedrentadora alzo su puño para golpearme. Si no hubiera sido por la súbita entrada de un señor de ya avanzada edad, quien sabe como hubiera terminado mi cabeza.

-Bienvenidos a su primera clase de historia -

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