Los cuatro estados del Sage [ XI]

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Me desperté en medio de un reconfortante calor, me encontraba en medio de lo que al parecer era un estudio un poco pequeño, lleno de libros y con una pequeña chimenea justo al frente del sofá en el que me encontraba recostado. Una piel de color café me cubría y el calor de las brasas llegaba hasta donde me encontraba.

Di un suspiro y me intente acurrucar en tan cómodo lugar. Sin embargo, al intentar moverme para recostarme de lado mi costado empezó a arder, solté un gemido de dolor y me volví a enderezar. Levante la piel que me arropaba y pude observar como mi vientre y pecho estaban cubiertos de vendajes, al igual que mi pierna y brazo derecho.

―Que visita tan inesperada ― dijo una especie de hombre gigante con prendas hechas de distintos tipos de pieles. Acababa de abrir unas puertas de vidrios con marcos de madera.

―Toma esto, te ayudara a calentar― me acercó un pocillo de mármol blanco.

Me intente levantar para aceptar la oferta del hombre pero de inmediato sentí el agudo dolor de hace un momento.

― Fascinante, como lo calcule no has sanado aunque ya te despertaste ―dijo agarrando varios libros, amontonándolos frente a mí y colocando la tasa sobre estos, a mi altura y en frente de donde estaba.

― La mayoría o se mueren o despiertan curados― dijo sentándose en frente mío.

El lugar retumbo cuando el hombre dejo caer su peso sobre la alfombra.

―Pero bueno, supongo eres una anomalía― dijo quitándose la capota que cubría su hasta ahora irreconocible rostro.

Se me escapo el aire de la sorpresa, parecía un Quinoid, pero no lo era. Sus ojos eran los de una lechuza, totalmente naranjas con unas pequeñas pupilas de color negro; la zona alrededor de sus ojos era aplanada, en vez de pelo poseía plumas sobre su cabeza y tanto su piel como plumas eran color blanco hueso con uno que otro patrón negro, que parecía de decoración pero era natural.

Y a pesar de eso, era diferente a cualquier Quinoid de este tipo. No poseía pico, en su lugar había una nariz pequeña y unos labios finos que le daban una apariencia agradable y aterradora al mismo tiempo. Su rostro era hipnótico y extraño, y a pesar de los grandes ojos que poseía, no se le notaba ni la más mínima emoción.

―No todos los días se ve a un joven humano vagando desnudo por esta dimensión.

En ese momento vi pasar una sombra por detrás de la criatura que me estaba hablando. Seguí la dirección del movimiento y pronto encontré un par de pupilas mirándome directo a los ojos.

―Reginal, no asustes a nuestro invitado― replico el ser que se encontraba sentado frente a mí.

De inmediato un gato siberiano de ojos azules y pelaje blanco con gris saltó sobre mis pies. Me sorprendí un poco por el súbito salto, pero me calmé al ver que solo se trataba de un gato.

― ¿Dónde estoy? ― dije intentando cambiar de posición sin éxito.

―En mi casa ― sonrió el ser que parecía Quinoid pero no lo era.

Suspire con un poco de frustración, ese no era el tipo de respuesta que necesitaba.

― Pero ¿en qué lugar? ― volví a insistir.

― En el estudio.

Cerré los ojos y volví a suspirar con fuerza. No tenía tiempo para esto.

― ¿Quién eres?

―Muy buena pregunta ― dijo el ser.

―Muy simple y difícil al mismo tiempo ¿Quiénes somos? ― coloco su mano emplumada sobre su barbilla.

No podía perder el tiempo con esta criatura ¿se estaría burlando de mí?

― Joven Laxus, si quieres encontrar las respuestas correctas, tienes que hacer las preguntas correctas. De lo contrario solo estarás dando vueltas sin sentido.

El tono de voz de la criatura cambio, y pude ver la seriedad en sus ojos.

―Todos los idiomas están llenos de errores y el Terram no es una excepción.

Se empezó a tomar la bebida que me había ofrecido.

―Pero no estamos aquí por eso ― levanto una de sus cejas.

Seguro no estaba en esta situación precisamente porque el idioma común estuviera mal hecho. Estaba así porque las hadas de fuego me quemaron vivo, mi poder se descontroló, casi las mato a ellas y a mi, para luego terminar en una dimensión desconocida donde una quimera casi me cena. Y para el colmo termine congelado y envenenado de un momento para otro.

Me encontraba molesto, y no era precisamente por todo lo que había estado pasando. por lo general soy calmado, paciente y respetuoso, y a pesar de todas las situaciones trágicas por las que he tenido que pasar nunca he perdido esas características.

―Laxus, estas aquí porque pronto aprenderás una lección muy dolorosa y todavía no estás preparado...― la criatura volteó a ver a la chimenea ― No; no estarás preparado.

De inmediato descubrí lo que me estaba molestando, la criatura hablaba con una velocidad y tono tal, que parecía como si yo fuera estúpido.

―Laxus, no es tiempo de jugar a la escuelita; además, todo eso que hacen en ese lugar en su mayoría está errado. Por ejemplo, esa prueba que están haciendo ni siquiera son los verdaderos estados de un Sage; solo es manipulación avanzada de los elementos y para el colmo solo cuatro. De ahí la grave confusión.

La criatura agarro un libro entre sus manos y volvió a fijar su vista en mí.

―Oh joven humano, el aprendizaje que se viene, va a ser horrible pero necesario. Es tu destino, y ya está escrito.

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Hola, espero se les haya hecho interesante este capítulo.

Ya cree la pagina de facebook para que la miren y me digan que les parece, este es el enlace pero como aquí no funciona también lo he colocado en mi perfil en la parte de conversaciones para que solo tengan que darle click y puedan ver. (Cualquier sugerencia o idea que tengan sera bien recibida xd)

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