Val-Conn

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Se trataba de un Elfo de casta real, tan antiguo como los primeros seres, o eso afirmaban algunos pues se trataba del único elfo con rasgos de vejes. Su cabellera era de color plata, liza y larga; cubría su espalda y le llegaba a la cintura; y dos mechones que salían detrás de sus largas orejas se recostaban en sus hombros para caer por el frente. Tenía cejas pronunciadas, pero bien estilizadas. Sus ojos no eran azules ni verdes más bien color aguamarina. Tenía una barba prolongada que llegaba hasta su cintura, estilizada y que connotaba esa aura de sabiduría y conocimiento que poseía.

Su estatura era de unos dos metros con ochenta, un poco más alto que el promedio de los Elfos 2,3m; su cabeza era adornada por una tiara con piedras que a primera vista parecían joyas, pero que al ver con mayor detalle denotaban la carga mágica de runas de poder. Su vestimenta de colores verdes y plateados tenía un aspecto que mezclaba los diseños de la realeza y la milicia. Y aun mas, la expresión de su rostro era totalmente apaciguadora.

Val-Conn volteo su cabeza hacia donde me encontraba, me miro a los ojos y estiro su mano. Sus dedos se encontraban llenos de anillos con runas de poder, y su mano se encontraba llena de tatuajes semitransparentes con inscripciones rúnicas. Coloco la palma de su mano sobre mi cabeza.

— Laxus, como Elfo elegido puedo ver el bien y el mal. Tu poder proviene de una fuerza oscura, y sin embargo tu eres un Humano de buen corazón. ¿Qué tendrá más fuerza, el bien que reside en ti o el mal que lo busca devorar?

Su voz me calmo y dejo a Dinamo tranquilo. Enseguida quito su mano de mi cabeza y se dirigió hacia la estructura sin forma, donde acabábamos de realizar la prueba blanca.

Levanto sus manos a la altura de su cara, mirando al suelo. Las movió desde sus oídos hasta al frente de sus ojos, a pocos centímetros. Y enseguida pude ver como salía energía mágica de las puntas de sus dedos; por otro lado, de la estructura de color blanco salían diez hilos de energía combinada. Al cabo de unos segundos las energías se encontraron y entrelazaron formando una cadena invisible a la vista.

Enseguida hizo un movimiento brusco que me tomo por sorpresa. Increíblemente, gracias a mi habilidad, pude ver como se desprendía una capa oscura y fétida de energía de la estructura blanca. Nunca en todo mi tiempo en la academia había visto una energía de esas propiedades. Se escuchó un gemido de dolor, y luego dos explosiones.

Val-Conn se encontraba con la cabeza recostada hacia atrás. Dos hoyos de por lo menos 30 centímetros de diámetro se encontraban a lado y lado de él.

— Los portales malignos siempre intentan evitar que se les cierre — comento Galaces ayudándome a sentar en el pasto.

Enseguida, el rector de la academia camino hasta donde se encontraban los cuerpos de los profesores, su rostro se entristeció, pero no tardo en colocar su mano derecha sobre el rostro de cada uno de los héroes. De inmediato, los colores naturales de cada uno de ellos volvieron.

— Ahora podrán descansar en paz — volvió a comentar Galaces.

Luego, Val-Conn se acercó uno por uno a los estudiantes inconscientes repitiendo el mismo procedimiento; solo que esta vez, mis amigos dejaban de estar inconscientes.

Al acabar el milenario Elfo desapareció en un instante.


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Hola, por fin volví.

Perdón por hacer el capítulo tan cortico tengo que volver al ritmo de 2 hojas Word por semana.

Saludos. =)


Leyendas de héroesWhere stories live. Discover now