La sala de las mil agujas

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El primero en atacarme fue el humano. Los bandidos vestían armaduras de cuero desgastado con una que otra placa de hierro y el humano además de una barba desarreglada tenía un pequeño gorro de cuero.

Me moví un paso hacia atrás y su sable paso frente a mis ojos. Los visores de la profesora Relat y Hikes se acomodaron en mi cabeza y pude ver todas las energías de mis oponente, nada mágico de que preocuparse, me alivie un poco. Y enseguida mi cuerpo se movió de nuevo, el enorme martillo del Quinoid golpeo con tanta fuerza el suelo que levanto una pequeña nube de polvo.

Corrí mi cintura hacia atrás para ver el gran puño del Azum pasar frente a mi cara. Sonó un golpe metálico, Shield acababa de desviar el sable del humano. Me volví a agachar con los ojos cerrados y sentí como Dinamo potenciaba el ataque del Quinoid para que impactara con su martillo al Azum.

El gigantesco ser azul, con apariencia de sapo y tortuga, músculos prominentes, dos tirantes y un pantalón de cuero. Salió volando contra uno de los robles, lo destrozo por completo. Shield golpeo la criatura con rostro de cerdo y lo tiro de cabeza al suelo. Dinamo me corrió el pie de apoyo, casi me caigo; pero termine haciéndole zancadilla al humano, que había intentado atacar por tercera vez.

Aspire aire con nerviosismo y cerré mis puños con fuerza. Los cuatro bandidos se encontraban en el suelo ante mí, enojados y dispuestos a matarme sin razón alguna. Empecé a caminar hacia atrás intentando calmar el miedo que me inundaba, estaban a punto de matarme. El sudor caía por mi frente y mis manos, estaba asustado, bastante asustado y nadie podría ayudarme.

En ese momento, cuando me di cuenta que nadie podría protegerme, me llene de una tranquilizadora paz que reflejo en mi cara una sonrisa, que para nada reflejaba mis verdaderas emociones.

Dinamo y Shield se posicionaron a mis lados y los cuatro bandidos se levantaron.

Me miraron desconcertados y enfurecidos, ninguno hablaba, solo me miraban mientras jadeaban del cansancio. ¿Estaban cansados?

 No tuve tiempo de pensarlo mucho, todos se abalanzaron al tiempo e increíblemente los esquive con facilidad. Movía mi cabeza, mi cintura, daba un paso hacia adelante, hacia atrás, a un lado, al otro, me agachaba, saltaba y demás. Todo con suma facilidad, sentía mi cuerpo ligero y era hasta entretenido ver como se esforzaban por atacarme sin poder lograrlo. Fue cuando salté y quede parado en el enorme brazo del Azum, viendo como se asustaba con mi sonrisa que entendí: a que se debía mi naturalidad para esquivarlos...

Todo era fruto del entrenamiento de Gorko, su enfrenamiento favorito se llamaba las mil agujas; sin embargo, los héroes lo llamaban la cámara de los golpes. Se trataba de una sala bastante grande; con paredes, techo y piso color crema; repleta de delgados muñecos de madera, algunos incluso de hierro. Los muñecos se encontraban anclados al suelo, potenciados por maquinarias de última tecnología y protegidos por magia.

El entrenamiento en pocas palabras era sencillo, entrabas y los muñecos empezaban a golpearte rítmicamente. La sala de las mil agujas contaba con tres estados, y 100 niveles en los dos primeros. El primer estado es no mortal, se asume que el participante es nuevo en el combate, por lo que los movimientos son más lentos y débiles. El segundo estado es mortal, en este estado los muñecos golpean con la velocidad y fuerza de una batalla real. El último estado, se llama superación; no tiene niveles, se trata de una versión personalizada para cada in dividuo.

Lo que sucede en esta prueba, es que por más fuerte, ágil veloz que seas; los muñecos siempre te golpean. Yo comencé en el primer estado, en el nivel 60. La primera vez que entre los esquive con facilidad hasta que los ordenadores calcularon el nivel en el que debía estar y los muñecos empezaron a golpearme. Golpes simples, lentos y repetitivos, a los cuales me acostumbre luego de un tiempo y empecé a esquivarlos con facilidad; después de descubrir el patrón. Sin embargo, enseguida me encontré con una vara que me reventó la nariz. En los seis meses llegue hasta el nivel 96 del estado no mortal.

El lugar se va adaptando al usuario, o usuarios; varias personas pueden entrenar al tiempo y la sala le ofrece a cada persona su entrenamiento personalizado. Buenas noticias, ya que los demás héroes se encuentran en el segundo estado, repartidos en los niveles 70 a 80. Lo interesante es que visto desde afuera, todos pareceríamos en el mismo nivel; ya que solo se vería a todos los participantes siendo golpeados e intentando esquivar a los muñecos.

Cerré los ojos y exhale con tranquilidad. Tal vez, solo no estaba todavía listo para un combate real, pero con Dinamo y Shield no había nada que temer.

El Quinoid con cara de cerdo ataco primero con su gran martillo en forma horizontal, me agache y le lance una pequeña bola de fuego que Dinamo en el instante infundio con energía aumentando su poder y lanzando al Quinoid contra un roble que destrozo.

Movimiento que habría terminado conmigo muerto, pues todos atacaron al tiempo; pero Shield me protegió con su cuerpo el poderoso ataque del Azum y le lanzo energía a las armas de los humanos para desviar sus ataques.

Moví mi cabeza hacia atrás por instinto, el sable del segundo Humano me alcanzó a hacer un pequeño corte en la quijada. Shield se enojo y lo noqueo de una envestida a la cabeza. Esquive una patada del Azum y desvié con mi brazo la espada del primer humano. De inmediato, con mi mano derecha saque a toda velocidad un delgado pilar de piedra, que impulso a Shield contra el otro humano y lo noqueo.

Di un pequeño salto hacia atrás y mire directo a los pequeños ojos del Azum; media unos dos metros con cincuenta. Su especie famosa por su gran físico, destacaba en los deportes, la construcción y el ejército. Un oponente intimidante.

Ambos nos mirábamos cansados, yo no paraba de temblar del miedo, y en su rostro se dibujaba la duda. Sus compañeros se encontraban inconscientes ¿podría conmigo?

Me relaje un poco, Shield y Dinamo estaban casi en su limite, pero de seguro podríamos con nuestro rival antes de que necesitaran explotar. Respire con un poco de tranquilidad para calmar mis nervios, todo había salido bastante bien hasta ahora... sentí un fortísimo golpe en el pecho ¿Shield?

El Azum se había lanzado contra mí; apenas vio la oportunidad, Shield se interpuso entre la criatura y mi pecho, pero no sirvió de nada. El golpe fue tan fuerte que escuche mis costillas crujir y junto a Shield atravesamos las los manzanas de la derecha, dejando un gran hueco en cuatro casas, para terminar golpeándonos contra un viejo Iltek de color cobrizo en medio de la plaza del pueblo, tumbándolo junto a nosotros contra la pequeña fuente que decoraba el lugar.

Un enorme dolor me azotó apenas intente recobrar el aliento, escupí sangre y abrí los ojos para darme cuenta que me encontraba en medio de la plaza, junto con Nazli y Zhao. Había bandidos desmallados por toda la plaza, pero aun así, nos encontrábamos rodeados por más de dos docenas de estos. Mi vista se clavo entonces en los que al parecer eran los líderes de los bandidos.

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Este no es el Laxus que conocemos!!!!

Leyendas de héroesWhere stories live. Discover now