Alfheim Norte

2.5K 282 33
                                    


Me desperté en un lugar oscuro, no como la habitación en donde estaban nuestros cuerpos reales, más del tipo de oscuridad de un día nublado, en donde todo indica que en poco tiempo empieza a llover. La habitación donde desperté estaba construida en piedra, metal y vidrio; todos los materiales en tonos oscuros y con una que otra decoración de color rojo.

Volteé a mirar a mi alrededor y note que me encontraba en una especie de bodega, con repisas y diferentes herramientas de limpieza y construcción. Me prepare para salir y noté que no me encontraba en mi cuerpo original; de nuevo, me encontraba con diez años de edad. Mis ropas sin embargo, de lino negro, casi transparente. La camisilla y el pantalón tenían diseños rúnicos, con imágenes de distintas criaturas de la noche. Me encontraba unas botas o zapatillas (la mezcla de las dos) de cuero y punta metálica. Mis manos estaban decoradas con anillos y pulseras de plata; y de mi cuello colgaba un collar con forma de Uroboros.

Abrí la puerta de madera con cuidado y una pequeña brisa me hizo sentir un gélido frio, las pequeñas telas no servían como protección para el clima. Salí tiritando y pude ver que ahora me encontraba en un enorme pasillo que hacia un lado tenía barandas para el increíble acantilado que se extendía más allá de la neblina. Hacia mi derecha el pasillo empezaba a tomar una ligera circunferencia que se extendía en la dirección contraria al acantilado. Y a la izquierda otro pasillo que poseía la misma ligera circunferencia, pero en cambio también tenía una modesta pendiente.

Decidí empezar a subir por el pasillo de la izquierda, pude ver que hacia el lado contrario del acantilado el pasillo se ramificaba en escaleras que subían y bajaban; incluso vi uno que otro portal y ascensores. Las puertas cambiaban de tamaño a medida que subía, cada vez eran más grandes, y poseían más decoración. Los diseños de las puertas también dependían del sector en el que me encontrara.

Poco tiempo después de haber decidido seguir una de las escaleras note que me encontraba perdido ¿Cómo iba a encontrar a Elise? Este lugar era como una combinación entre castillo y mansión. No sé si fue por el tamaño de mi cuerpo pero se me hacía mucho más grande este lugar que la academia. Empezaba a cansarme y perder la noción del tiempo, lo cual me preocupaba; según Shield no teníamos más de tres minutos para salir o terminaríamos siendo alimento de una puerta. De todas las veces que pensé que iba a morir en la academia jamás pensé que una puerta seria de los mayores peligros.

Llegue a una zona en donde todo se encontraba lujosamente arreglado, y pronto escuche señales de vida, pues durante todo el tiempo que había estado caminando por la ciudadela no había visto ni el mínimo vestigio de movimiento.

Me acerque a un vitral que mostraba la batalla de un vampiro contra un licántropo en una hermosa configuración de cristales que mostraban la batalla en cámara lenta. Al acercarme tuve que empinarme para poder ver, y para mi sorpresa me encontraba mirando una sala de fiestas del piso de abajo.

La habitación se encontraba llena de humanos... no elfos... en ese momento caí en cuenta de lo tonto que estaba siendo, eran vampiros. Elise también estaba recordando su infancia. Me encontraba en la versión ilusoria de Alfheim Norte, el hogar de los Vampiros.

Todos se encontraban utilizando ropas parecidas a las que llevaba puesta. Empecé a mirar por el vitral a ver si podía identificar la ubicación de Elise y entre vampiros bailando, mesas de comida y pequeños grupos que se formaban para hablar. Pude seguir a un pequeño vampiro de mi edad que al unirse otro grupo de niños me di cuenta de que Elise se encontraba con ellos.

Me alegre de encontrarla y me dispuse a bajar hacia la puerta, en lo que recordé a Levi, me detuve un momento y la brisa golpeo mi cara. Acababa de estar con mi hermano, era un lugar feliz... podría haber muerto ahí y no me arrepentiría de nada.

— ¿Y dejarías a tu hermana morir? — una escalofriante voz me susurro al oído.

Quede paralizado, era la misma voz que había aparecido cuando me encontraba con Yaboth y Sora en mi dormitorio.

No sé cuánto tiempo paso, pero no me pude mover hasta que mis músculos se aligeraron. Y aunque en mi interior fuera quisiera que no fuera así, la realidad era que mi hermana se encontraba viva y que tenía que hacer lo posible para salvarla. Afuera, en el mundo real, no podía quedarme en un mundo de fantasía mientras ella sufría.

Apreté mis puños, aun temblando del frio y me dispuse a colarme en la gran reunión. Cuando toque la puerta me llego el pensamiento de si tenía el derecho de sacar a Elise de aquí. A lo mejor también preferiría morir entre sus recuerdos más felices. No podía decidir por ella si sus lazos con el mundo eran más fuertes que la paz, nostalgia y tranquilidad que brindaba la ilusión. ¿Y entonces para que entre? Me golpeé los cachetes con ambas manos y empujé la puerta, le haría caer en cuenta de que estaba en una ilusión y después la dejaría decidir.

Me adentre con cuidado, al parecer las ilusiones se daban cuenta de mi presencia pero me ignoraban o ni me distinguían. Fue luego, cuando me acerqué al grupo de infantes que note que no eran amigos de Elise... Impura... mestiza... fueron algunas de las palabras que empezaba a escuchar. La niña mitad vampiro y mitad ghoul solo podía taparse los oídos y acurrucarse en medio de la montonera. 

-------------------

Hola, espero les guste este capítulo. Gracias por haber participado en el concurso, estaré mirando cuando puedo repetirlo. =)

Leyendas de héroesWhere stories live. Discover now