¿Desorientado?

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De pronto, aparecí en otra habitación. Tenía las manos atadas, el lugar era oscuro pero gracias a la poca iluminación que brindaban unos cuantos candelabros note que me encontraba en el centro de un tribunal. Habían varios cientos de seres distintos, todos hablando y gritando  en varias lenguas y dialectos.

Entre el mareo y el dolor de cabeza que empezaba a tener logre distinguir tres elfos, un humano y dos enanos. Pero identificar a los que me rodeaban no me importaba en lo mas mínimo, ya no sabia que pensar o que preguntarme, de igual manera  todo lo que había sucedido estos últimos días había sido en contra de mi voluntad y por lo que veía nada iba a cambiar. Fue entonces mientras empezaba a recordar lo único “bueno” que me había sucedido, aquel desayuno desaprovechado, que me dio una hemorragia nasal y perdí el conocimiento.

Me desperté en una camilla blanca que rápidamente asocie con la clínica del lugar. Una enfermera de una raza que jamás había visto se me acerco me miro con desprecio, me medico y para su gusto volví a perder el conocimiento.

Al recuperarme por segunda vez, me di cuenta que me encontraba en mi habitación. Cuatro bolas azules revoloteaban por el lugar y para mi sorpresa Yaboth y Sora se encontraban sentados junto a mi cama. 

- Casi no te despiertas, los profesores nos han contado todo y estamos encargados de explicarte la situación en la que te encuentras – grito Yaboth apenas noto mis leves signos de conciencia.

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