Salvaste el día ¿verdad?

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―Ahora ponte la venda en la boca..., sé que tienes una hermanita y no queremos problemas ¿verdad?

Con esas palabras algo estallo dentro de mi, por primera vez en mi vida quería ver a alguien muerto...

― ¡Cálmate! ― me ordeno Zhao colocando su mano derecha sobre mi pecho. Se encontraba mordiendo su labio, por lo que un pequeño hilillo de sangre empezaba a descender por su barbilla.

Nazli se encontraba encorvada y con los puños totalmente cerrados, no me di cuenta cuando, pero ya se encontraba con sus armas preferidas, dos hoces doradas con filo color plata. Y Zattos, sorprendentemente se encontraba erguido, se veía enorme,  y su mirada mostraba la seriedad de la situación.

―Por favor pichoncitos, únanse a la fiesta... les prometo será divertida ― comento el hombre que se encontraba de nuevo limpiando la hermosa espada con suma tranquilidad.

― ¡Maldito! ― grito Nazli sin poder contenerse más.

― La primera regla es: Todos arrodillados   

De pronto sentí una pequeña caricia en la parte trasera de mis rodillas.

― Incluido el Xilium― me susurro al oído el descendiente elfico.

Luego escuche los quejidos de mis compañeros al mismo tiempo que un agudo dolor en donde sentí la caricia me hacia arrodillar involuntariamente. Acababa de ser cortado.

― Tranquilos, a todos les duele... ―agrego mientras amarraba de nuevo la boca del niño.

―No queremos dañar la reputación de Lumen ¿verdad? ― volteo su cabeza para sonreírnos.

―Los héroes son proactivos...― amordazó a Zattos de un momento a otro.

―Los héroes no son rencorosos... ― amordazó a Nazli.

En ese mismo instante sonó un estruendo. Zhao había materializado su Catana, pero el hombre con sangre elfica había detenido su ataque sin interrumpir lo que se encontraba haciendo.

―Pichoncito, pichoncito...me agradas un poquito...

De pronto estaba de cuclillas ante mí.

―Tu serás un problema... Mmmmm ¿Qué hago?

Me dio dos golpes en la frente con su dedo índice.

― ¿Qué hago? No puedo amordazar al héroe feliz ¿verdad?

Ahora se encontraba al lado del niño, los aldeanos se inquietaron...

― ¡No lo toques! ― gritó Zhao  lanzándose contra el asesino que ahora se encontraba con el niño en el charco de sangre.

Se escucho un enorme golpe, todas las luces se apagaron y de inmediato se volvieron a prender; pero ahora había un hueco en la parte superior, desde el cual alcanzaba a entrar una buena cantidad de luz.

―Y el pichoncito aprendió a volar ― sonrió el apuesto hombre elfico de cabellera negra.

En ese instante un fuerte viento frio y tranquilizante inundo todo el lugar.

― Y los adultos siempre llegan para dañar la fiesta... ― lanzó al niño con desprecio contra el suelo.

―Pero como no me dejaron terminar mi trabajo me llevo tu energía ― se encontraba ahora frente a mi.

Su ojo derecho era de color verde, el izquierdo azul y su mejilla derecha tenia el dibujo de una extraña flor morada en la mejilla.

Colocó su dedo pulgar en mis labios, me encontraba petrificado del miedo.

―No es divertido cuando te conviertes en el premio de consolación ¿verdad?

En ese instante empecé a sentir como toda mi energía empezaba a ser drenada.

― Oh por Hugor (Dios de la cerveza en Ashgul)... eres su hermanito...

Retiró su dedo de inmediato y una enorme y deforme sonrisa se dibujo en su rostro. Pero en un segundo volvió a su atractiva apariencia.

―Vamos a divertirnos mucho ¿verdad?

De pronto las heridas en mis piernas desaparecieron.

― ¡Que emoción! ― brincó el hombre.

―A dormir y a dormir...― dijo tocando los cuellos de Nazli y Zattos

―Acabas de salvar el día Laxus... ― abrió los brazos con emoción.

― Es genial ¿verdad? ―

Se encontraba donde los cadáveres...

―El mundo de los elegidos es perfecto... Amor y alegría... todos dándonos abrazos y besos...

Los cadáveres y la sangre desaparecieron; al mismo tiempo todos los aldeanos cayeron inconscientes.

―Todo se resume al poder, el dinero, la gloria y la fama ¿verdad?

Se encontraba de nuevo frente a mí.

― ¡No! ―le respondí con fuerza, acción que me sorprendió; ya que el miedo y la confusión me inundaban.

―Cállate ― se puso serio de inmediato.

―Acabas de hacer tu deber como héroe, por entrar aquí no he matado a los demás aldeanos... ya cumpliste con tu buena acción del día ¿verdad?

―Disfrútalo― me susurro al oído.

―Por que si quieres rescatar a tu hermana tendrás que dejar el cuento de hadas y ver lo que pasa debajo de la mesa...

Mis ojos se abrieron de inmediato, pero no alcance a decir nada. El siniestro individuo se desvaneció en el aire con la llegada de los profesores...

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¿Que acaba de pasar?

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