160. Suhail

48.7K 7.8K 3.3K
                                    

Escena 3/6

--------

Y ahí estaba, frente a un espejo, mientras la modista ajustaba con pinzas mi vestido de novia. Un hermoso vestido color marfil.

Ella intentaba sugerir algo. —Aunque creo que no combina con su corte de...

—Solo no hable de mi cabello —le pedí, conteniendo enojo.

No lo vas a hacer crecer enojándote. Resoplé y me disculpé con ella, explicando que no era su culpa o del cabello. Era yo la que se sentía tensa por la boda.

—¿Cuándo es? —preguntó un poco más tímida.

—En... dos meses.

Meses que a veces necesitaba pasaran rápido y a veces lento.

—¿Será aquí?

—No... Ontiva.

Finley aceptó llevar a cabo la ceremonia aquí tras hacerle ver que he compartido poco con mi familia. Afortunadamente es comprensivo, aunque justo ahora me estoy cuestionando qué tan comprensivo.

...

—¡DESPEDIDA DE SOLTERA SORPRESA!

—¿Qué? —solté en lo que Laura y Gavin me colocaban un velo de novia, me entregaban un ramo y me sacaban a rastras de la oficina.

Afuera nos esperaban compañeras de trabajo, la mamá, tías y primas de Finley, y otros dos amigos de Gavin. Entre todos llenamos dos limusinas y recorrimos las calles gritando hasta que nuestros pulmones no dieron más. Dentro de los vehículos había música, alcohol y aperitivos. Reí, bebí y comí como nunca. Sobre todo bebí.

Llegamos a una discoteca y ahí también me desinhibí más de la cuenta. Habían puesto en el paraíso a la que quería olvidar. Hicimos juegos, bailes y sorteos. Me disfrazaron, bailé con stripers y mezclé dentro de mi organismo todo tipo de tragos...

Me embriagué, Dios. ¡Cómo olvidarlo! Me embriagué tanto que asusté un poco a mis compañeros. ¡Yo no soy de las que beben!

—Ven, vamos —me dijo Laura tras verme caer en medio de la pista, empujándome hasta la salida de la discoteca—. Creo que necesitas aire.

En el lugar había mesas pequeñas, una pista, una barra. Todo más ruidoso y estrafalario comparado a la tranquilidad afuera. Negué con la cabeza. ¿Aire? Lo que yo quería era seguir bebien... En cuanto salí empecé a vomitar la comida de, creo, una semana. La gente que hacía fila para entrar y el encargado de la puerta pidieron a mi jefa alejarme un poco, por lo que avanzamos unos cuantos metros en dirección a la calle.

—Sí que estás mal —intentó consolarme Laura cuestionándose cuál era el motivo—. Sólo sácalo... —¿Al vómito o a Max?—. Lo bueno es que como recortaste tu cabe...

—¡Que no mencionen mi cabello! —lloriqueé, colocando mi mano sobre el muro frente a mí para no caerme de bruces, justo sobre una marquesina. Mala idea porque justo ahí estaba...—. ¡TÚ! —le dije, mirándole con odio.

Laura empezó a preguntarse con quién estaba hablando. Era la loca que hablaba sola al costado de una calle muy transitada.

Se trataba de una marquesina publicitaria de... Max en calzoncillos. Esta ocupaba la mitad de una pared. ¿Tenía que ser tan grande? En la imagen él se encontraba de rodillas, posición que permitía mostrar tanto su pierna como su prótesis... y su paquetote.

—Pero si es tu... —Laura empezó a ver la imagen de Max con hambre— hermanastro. Grrr

—¡Te gusta joder... me! —empecé a reclamar a la marquesina, mientras al mismo tiempo tropezaba con mis pies. Era un espectáculo andante—. Te gussssta ser el centro de atención, ¿no? ¡Te gusta ser a quien todos miren! ¡Pero sssssssi se te acabo! ¡No me importa que estés... Mmmmm

—¿Suhail? —Laura me miraba con miedo y alelamiento. ¿Quién no? Estaba peleando con un panel publicitario.

—No me importa... —seguí, intentando no caerme— Importa... ta... que... Oh, qué bueno estás —decidí por fin, susurrando y mordiendo mi labio inferior en lo que irremediablemente veía con ansia el bulto entre las piernas de Max. Entonces lo empecé a acariciar—. Assssssí te gusta, ¿no?

—¿SUHAIL? —La voz de alarma de Laura debió detenerme, pero yo estaba alucinando. Por lo que proseguí a...—. ¡No, no pongas tu lengua ahí! ...Oh, Dios.

Imposible volver el tiempo atrás.

—¿Con la canción de qué banda haríamos esto? 

—Suhail, basta... —Lo que siguió a continuación pasó de lo asquerosamente obsceno a lo hilarante. Me incorporé y con la misma actitud estúpida comencé a frotar mi cuerpo contra la marquesina. Laura no daba crédito.

Y ahí me encontraba yo, borracha, perdida y violando a un panel publicitario.

—¿Qué ven? Ustedes sigan su camino —decía mi jefa a la gente que entraba y salía del bar-discoteca—. Sólo no te desvistas —me aconsejaba a mí—. Oh, hola señora Becher —Escuchar nombrar a la madre de Finley me obligó a reaccionar un poco.

La señora nos había seguido.

Giro hacia la derecha, ahí no está. Ahora de regreso. Sí. Ahí está.

—¡SUEGRA! —grité, liberando también una carcajada descomunal—. ¿Ya no está bailando con los stripers? Ah, descarada...

La madre de Finley, y lo que parecía ser una versión más borrosa de ella, se hallaban de pie frente a mí. Aunque lo lógico es que estuviera mirando doble.

Podía ver la muesca en su frente al tratar de encontrar una explicación racional a lo que estaba viendo, su dulce, correcta y educada nuera... ebria. A mí sólo me gustaba no pensar.

—Cruzó diferentes bebidas —intentó disculparme Laura obligándome a caminar con ella lejos, muy lejos, de la marquesina—. Por ser la festejada le dieron a beber de todo. Yo... la estoy cuidando.

La señora Becher sacudía su cabeza mientras abría y cerraba su boca.

—Pero eso no explica que —Con un gesto señaló la marquesina. ¿No explica que esté teniendo sexo frottage con una foto enorme de mi hermanastro? Claro que no—. Quiero decir...

—Está ebria, señora Becher.

—Ni tanto —intenté defenderme...

Pidiéndome cerrar la boca, Laura me empujó de la calle hasta el aparcadero de la discoteca, para a continuación meterme dentro de una de las limusinas. Todo mientras yo le mostraba mi dedo más largo a mi suegra y al panel publicitario.

Iba a ser divertido contar todo eso a Finley.


--------

xD Seguimos... 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Max & Suhail ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora