118. Suhail

71.7K 8K 2.7K
                                    

Antes de regresar a casa visité a Sam para saber si hubo algún avance. Todo igual. Sam no despertaba.

No le hablábamos de Sam a Max para no afectar su propio proceso de sanación. Sanación emocional, principalmente; pues ya cargaba con mucho al no poder caminar.
Además, tuvo la suerte de que el conductor del camión contra el que chocó no presentara cargos, tampoco lo hizo la familia de Sam. Para todos, tanto Max como Sam ya habían resultado lo suficientemente afectados. 

La mamá y la hermana de Sam estaban por irse tras escuchar más peticiones de paciencia y palabras de aliento por parte del médico y enfermeras. Ahora todo depende del paciente. Las saludé y entré a la habitación de Sam. Dentro estaba Ling esperando, esperando quizá un milagro. 

Sam había estado enamorado de Ling por años. Esperó con paciencia a que ella le diera una oportunidad. Era triste pensar en eso al verlo sin reaccionar. Despierta, Sam.
En cualquier caso, Ling tampoco era mala persona por haberse negado a iniciar una relación con Sam, puesto que nadie está forzado a querer a alguien.
Lo que sí es cierto es que su mirada pérdida y llena de dolor me indicaba que ella misma parecía estar arrepentida de sus decisiones.

—Se ve más delgado —dije, para que notara mi presencia.

No quise verme como una entrometida, si es que mi amiga estaba teniendo un momento personal, ahí a solas con Samy.

Escuchar que Sam luce más delgado la hizo llorar. 

Empecé a disculparme. —Oh, Dios, no quise...

—Está bien —le restó importancia a mis palabras y secó sus lágrimas. Estaba sentada junto a la cama de Sam. Un Sam inmóvil, entubado y rodeado de aparatos—. Me lo merezco.

Culpa. Ling sentía culpa.

—No hables así —Acerqué otra silla a la cama y me senté a su lado para consolarla—. Tú nunca le deseaste ningún mal a Sam.

—No lo quise lo suficiente.

—Estuvo bien que no aceptaras estar con él por lástima. Él no lo hubiera querido.

Ling se echó a llorar más fuerte. —No hables como si hubiera muerto —me pidió, dolida.

Miré a Sam luciendo apenada. Ling tenía razón. Escogí mal mis palabras. —Perdón. Yo...

—Sé que tu intención no es mala —Ella miró con tristeza a Sam y tomó su mano— Es solo que me desespera no poder hacer nada. Me desespera esperar.
Es un gran amigo. Nos tenemos mucha confianza, sabes. Yo le cuento mis cosas y él hace lo mismo conmigo. Lo veo y siento que no lo valoré lo suficiente. Hay tantas cosas que quisiera decirle ahora mismo. Tantas cosas que no debí callar.

—Dilo.

Ling cerró sus ojos. —Lo hago. Me confieso cada que estoy a solas con él.

—Es un gran amigo —agregué, destacando lo mejor de Samy en un intento de hacerla sentir mejor—. Mira que soportar a Max.

Ling bajó su mirada. Toda ella lucía llena de dolor.

—Pocas personas aman como ama Sam, Suhail —dijo, como si lo defendiera de ella y de todos—. Él me escribía poemas, canciones... La contraseña de su computadora es Ling —recordó, soltando una risa triste—. A mí me apabullaba. No estaba lista para amar tanto a alguien. Amar así como merece Sam que lo amen. 

—¿No estabas lista? ¿Ahora lo estás?

—Tal vez —Ella negó con la cabeza—. Yo solo quiero que esté bien. Me asusta que no vaya a despertar. Lo extraño. ¡Lo extraño tanto! Es como si... como si me quitaran el aire —Ling colocó sus manos sobre su pecho—. Saber que siempre estuvo ahí esperándome y pendiente de mí —Lágrimas de dolor caían de sus ojos— Ahora es como si algo me faltara. Algo que necesito para funcionar —Después de decir eso me miró—. Y sonará estúpido pero comprendo que Solatano se sienta tan malditamente enfadado por haber perdido su pierna. La necesita para funcionar.
》Yo también me siento como si hubiera perdido algo importante. ¡Necesito gritar, Suhail! Necesito gritar y llorar ante la impotencia de no poder hacer nada. ¡Lo estoy perdiendo!

Max & Suhail ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora