Max & Suhail ©

41. Max

Mamá abrazó a Suhail y lloró con ella. No comprendí por qué hasta muchos años después.

—Ningún fantasma te volverá a hacer daño —le prometió y le pidió acompañarla a nuestra casa. 

Suhail no quería.

—No tengas miedo, todo va a estar bien —insistió mamá.

—Mamá no puede saber nada —repetía Suhail entre lágrimas. 

—¿Qué pasa? —preguntó papá a mamá al ver llorar con más intensidad a Suhail y después mirar con pánico al hombre todavía de pie en la puerta.

Mamá le pidió a papá acercarse y le explicó la situación en voz baja. Jamás había visto tan furioso a papá. Trató de coger al hombre del cuello pero este le cerró la puerta en la cara.

—Tenemos que llamar a Bill Didier y a la policía —dijo mamá. Papá asintió con la cabeza.

Suhail lloró y gritó más fuerte:

—¡No, a papá no! ¡A papá no! ¡Mamá se enojará! ¡Por favor!

—Tranquila, cariño —Mamá abrazó a Suhail—: Nadie se va a enojar. 

En ese momento me pregunté: ¿Todo esto por un fantasma? 

Regresamos a nuestra casa. Suhail nos acompañaba. Mamá le preparó algo de comer y me pidió hacerle compañía mientras ella y papá hacían unas llamadas. 

Suhail tenía tanta hambre que prácticamente la vi tragarse ese sándwich después de sacarle el queso amarillo. No le gusta el queso amarillo. No nos dijimos nada. Ella aún lloraba y yo seguía sin comprender nada. 

...

Esa noche, la señora y el señor Didier discutieron tan alto que la policía llegó a su casa. Ambos gritaban, mientras Suhail, asustada, lloraba y también gritaba. Uno de ellos había ido a recogerla a nuestra casa horas antes. ¿Para qué? ¿Para gritarle? Desde mi ventana vi a Suhail ir y venir de un rincón a otro en su habitación, abrazando con fuerza una muñeca.

—¡No, mamá! ¡No, papá! —intentaba calmarlos a ambos.

Ellos discutían qué era lo mejor para Suhail, haciéndole daño a Suhail. ¿Irónico, no? 

La señora Didier lloraba, pero al señor Didier no le importó. Estaba furioso por lo sucedido con el fantasma. 

—¡Papá, por favor! —insistía Suhail.

Escuché objetos cayendo, golpes y puertas cerrarse con fuerza. Me asusté.  

Entre tanto, mamá abrió la puerta de mi habitación:

—¿Qué pasa, Max? —preguntó, preocupada, al ver que limpiaba un par de lágrimas de mi cara.

No me juzguen. Era un niño pequeño y en la casa de al lado estaban peleando y gritando. 

Escondí mi cabeza debajo de una almohada.

—¿Max? —me llamó de nuevo mamá.

Sentí vergüenza y al mismo tiempo un extraño alivio. Ella había prometido ayudar a Suhail. 

—No puede ser... —la escuché decir segundos después.

Con la cabeza todavía escondida bajo mi almohada, intenté mirar de reojo qué pasaba: Mamá negaba con la cabeza mientras escuchaba aquella discusión de cara a mi ventana. Fue a buscar a papá.

Salí a hurtadillas de mi habitación y escuché qué se dijeron: 

—Hay que hacer algo...

—La policía...

—Hay que sacar de ahí a la niña...

Acordaron ir a la casa de los vecinos.

Desde mi ventana sólo podía ver la ventana de Suhail, por lo que corrí hacía el balcón de la habitación de mamá y papá. Desde allí pude ver la puerta principal de la casa Didier. Ahí, de pie, estaban mamá, papá y el señor Didier. Suhail estaba escondida detrás de mi mamá, abrazándola por la espalda. La señora Didier estaba discutiendo con dos policías. Ellos no se veían contentos. 

No vi al fantasma por ningún lado. 

El señor Didier se marchó en su coche minutos después. La señora Didier también, pero en la patrulla de los policías. Mamá y papá trajeron a Suhail de vuelta a nuestra casa. 

El enemigo otra vez en mi territorio.

Esperé unos minutos y me acerqué sigilosamente a nuestra escalera. Desde ahí podía ver la sala de estar. Ahí estaba mamá, sentada en un sofá, acariciando el cabello rojo de Suhail, que estaba recostada sobre el regazo de mamá. 

—Todo va estar bien, Cariño —le dijo—. Lo prometo. 

Admito que me sentí aliviado de que el enemigo estuviera a salvo.

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Hasta aquí llega la etapa de niños de Max & Suhail :) Agradezco infinitamente sus votos y comentarios ♥