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-Levanta un poco tu vestido cada dos pasos -me aconseja papá. Estamos subiendo los últimos peldaños frente a la puerta de la iglesia. Hoy me voy a casar.
¿Me voy a casar?
Max está en el aeropuerto. Si decid...
—¡Max! —escuché gritar a Finley mientras caminábamos por la calle—. ¡Max, ven acá!
El Beagle, ansioso por recuperar el tiempo perdido, avanzaba a toda prisa dejándonos atrás a ambos. Pasó meses en recuperación, los mismos meses que Finley y yo nos dimos tiempo para conocernos. El Beagle era algo así como el simbolo de nuestro avance.
Era junio y caminar cerca de las calles principales de Londres nos despejaba.
—Hoy cumplimos seis meses saliendo —me hizo ver, tomando mi mano.
—Lo sé.
Lo que siguió a continuación fue un beso. Se siente lindo tener un novio como Finley, un novio que...
—¿Estás bien? —me preguntó al notar que dejé de caminar. Yo estaba mirando hacia arriba, directamente hacia una valla publicitaria—. ¿Qué pasa? ¿Te gusta esa banda?
Esa banda. Mi corazón se detuvo un segundo.
En la valla publicitaria había una fotografía de Max sosteniendo una guitarra y abajo se leía "12 y 13 de junio, Max Solatano en Londres. GRAN CONCIERTO."
Concierto.
—¿Suhail? —continuó preguntando Finley, yo no podía apartar mi mirada de la valla—. ¿Suhail, estás bien?
—Yo... —Sentí que el aire me faltaba.
—Suhail, te estás poniendo pálida.
—Yo...
Lo último que escuché gritar a Finley fue: —¡Suhail, OH DIOS! ¡Alguien ayúdeme...!
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