96. Suhail

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A pesar de que todavía me sentía desanimada, ayudé a Ling y a papá a montar todo para el Festival El Amor Libre.

Ling y yo en particular intentaríamos vender camisetas a quienes entraran al auditorio a ver el concierto donde tocarían bandas locales y debutarían Los Raptores.

—Si quieres entra a ver a Max—me dijo Ling, intentando animarme. Yo estaba sentada en el suelo a un lado de la mesa sobre la que teníamos las camisetas—. Yo puedo quedarme aquí a intentar vender todo.

Me negué.

 —Estamos juntas en esto, Ling.

La idea de vender camisetas era recaudar dinero para nuestra siguiente actividad: Construcción de rampas para personas en silla de ruedas. La idea vino a mi al ver las que estaban en la  entrada de la clínica.
Quería demostrar a todos que hacía algo más que abrazar árbolitos.

Max, Eric y Sam se acercaron a nuestra mesa arrastrando con ellos las cajas y bolsas en las que guardaban sus instrumentos.

—Ho-hola, Ling —saludó timidamente Sam a mi amiga—.  Hola, Suhail.

—Hola, Sam —lo saludé yo de vuelta, poniéndome de pie. Ling guardó silencio—. Gracias por ayudarme el otro día —dije.

—Casi no hice nada —se restó importancia Sam.

—Fuiste por Max —le recordé.

Escuchar eso llamó la atención de Ling y, para sorpresa de todos, miró de forma menos despectiva a Sam.

—¿Ayudaste a Suhail? —le preguntó.

Sam bajó su mirada. —Bueno, sí... Un poco.

—Mucho, Sam —dije yo.

Y Max entró al ataque:

—¿Ves toda esta grasa? —le preguntó a Ling, colocándose detrás de Sam y señalando con orgullo el vientre de este —. Es puro amor, Ling. El gordo es como un enorme oso de felpa.

Eric se echó a reír mientras yo, molesta, intenté acuchillar con mi mirada a Max.
Sam se puso rojo como un tomate.

Ling dejó escapar un poco de aire:
—Suman puntos cada que le gustan a una chica, ¿no? —les preguntó.

—Sí —contestó Eric, fanfarrón—. Yo llevo 16 y Max 28.  El punto se suma cuando ellas demuestran que efectivamente les gustas.

Hombres.

—¿Tú cuántos llevas Sam? —quiso saber Ling.

Sam miró sus zapatos.  —Cero —dijo.

—Pero tiene buena salud —dijo Max, burlón—. Mejor que Eric y yo juntos.

Cogí una de las camisetas y se la arrojé a la cara.

Ling se removió sobre sus pies y, mirando seria a Sam, dijo:

—Pues ahora tienes un punto.

Todos abrimos mucho nuestra boca y ojos. Ling nos sorprendió. Sobre todo a Sam.

—Creo que se orinó encima —le dijo al oído Max a Eric.

Le arrojé otra camiseta.

—Gra-gracias —dijo Sam, mirando con ilusión a Ling.

—Eso si. Tienes que sumar más puntos conmigo si quieres que intentemos algo —le advirtió ella—. Yo soy exigente.

—Está bien —prometió Sam—. Los sumaré.

—¿Y yo cuántos tengo contigo? —me preguntó Max, tonteando. Era bueno fingiendo que yo le gustaba.

—Menos diez.

Max & Suhail ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora