112. Suhail

59.1K 7.9K 1.2K
                                    

Todos los participantes estuvimos sentados a un lado del escenario en sillas alineadas en filas de seis. Poco a poco los avanzados eliminamos a los novatos y, para ese momento, ya sólo participábamos cuatro. 

Yo frotaba una y otra vez mis manos para calmarme un poco. Sentía revolotear mi estómago y para coger ánimo miraba las miradas de orgullo de papá, mamá, Miranda, Ling y Aitor.

 —¡Tú puedes! —gritaba con mímica mamá, pues estaba prohibido distraernos con cualquier tipo de ruido. 

—¿Puede utilizar esa palabra en una oración? —preguntaban uno tras otro los concursantes. Algunos fallaban, otros avanzaban. 

En el momento en el que uno de los cuatro finalistas empezó a deletrear "Avezado", vi a Miranda contestar su teléfono móvil. Al principio pareció querer cortar la llamada aduciendo que no podía hacer ruido en el lugar en el que se encontraba. Sin embargo, vi su sonrisa debilitarse débilmente hasta transformarse en un gesto de terror. A continuación, llevo una de sus manos hasta su boca y empezó a llorar... Papá la cogió del brazo y leí sus labios preguntar "¿Qué pasa?" . Miranda apartó lágrimas de sus rostro y le dijo algo al oído. El semblante de papá también se transformó. ¿QUÉ PASA? Ambos se pusieron de pie y  salieron corriendo del teatro sin decir nada a mamá, a Ling o Aitor, que también se mostraban preocupados por la reacción de Miranda. 

Yo me puse de pie lentamente. Mamá negó su cabeza. No me voy a quedar, necesito saber qué pasa. 

Así, bajo la mirada sorprendida de todos en el teatro: público, concursantes y jurado, salí corriendo. 

A lo lejos escuché el sonido de sirenas de ambulancia. Pero en ese momento sólo me preocupé de alcanzar a papá y a Miranda. 

—¡PAPÁ! —corrí detrás de ellos. Miranda giraba sobre sus pies buscando con desesperación la salida de la universidad—. ¡¿Qué pasa, papá?!

Él se detuvo pero dudó en decirme:

—Suhail...

—¡Habla!

—Lo siento, princesa, debemos irnos —se disculpó.

—¡Dime qué pasa! —exigí.

Él parecía incapaz de coordinar sus movimientos.

—Mejor regresa al concurso.

—¡Papá! 

Él cerró con fuerza sus ojos y finalmente dijo: —Max y Sam tuvieron un accidente de coche a un par de calles de la universidad.

No me di cuenta en qué momento se fue papá. Yo reaccioné cuando Aitor y Ling se pusieron delante de mi preguntándome "¿Qué pasa?"

No, Dios, Max no...

Escuchaba cada vez más fuerte el sonido de sirenas de ambulancia. 

Max... 

Ignorando las súplicas de Aitor y Ling insistiéndome en regresar al concurso o decirles qué pasa, corrí hacia donde vi correr a Miranda buscando el lugar de provenía el sonido de las sirenas. Aitor y Ling me siguieron.

Atravesé corriendo el campus hasta salir de la universidad y una vez fuera vi a personas correr hacia la derecha. El sonido de las sirenas era cada vez más audible. Estaba cerca.

No, Max...

¿Han recibido alguna vez una noticia que pone su mundo de cabeza? Pierdes la noción del tiempo, de peligro... dejas de ser consciente de ti mismo.  

Me abrí paso tropezando con cosas y personas, y casi me atropelló un coche pero seguí corriendo.

—¡SUHAIL, ESPERA! —escuchaba gritar a Ling.

No.

Necesitaba saber. Mi corazón exigía respuestas. 

De esa manera, al virar la esquina, vi una pared de gente siendo apartada con insistencia por policías. A un lado se hallaban estacionadas dos ambulancias y un camión de bomberos. Abrí mucho mi boca, y a pesar de que mis pasos eran lentos me sentía como si flotara sobre el suelo. 

De lejos, además de las ambulancias y el camión de bomberos, únicamente podía ver la parte alta de un camión blanco. 

—Suhail, tal vez no sea buena idea acercarse...

Sentí a Aitor intentar tomar mi mano pero lo aparté. 

No estaba pensando en absolutamente nada. Únicamente quería, necesitaba... Dios que esto sea una pesadilla. Al llegar a la pared de personas me abrí paso con esfuerzo. Un policía me permitió avanzar más cuando escuchó gritar a papá "Es mi hija".

Papá estaba al lado de Miranda que daba vueltas y gritaba enloquecida al lado del camión de bomberos. Miré hacia todos lados, buscando. Dios mío... Entonces comprendí que tenía que avanzar un poco más mirar entre el camión de bomberos y el camión blanco. Hice mi camino en medio de ambos como si este fuera el corredor de la muerte.

El sonido de más ambulancias viniendo taladraba mis tímpanos...

Fue como vivir todo en cámara lenta...

Pero yo, Suhail Didier, no reaccioné hasta que dos bomberos se apartaron y vi que con la ayuda de otros intentaban abrirse entre los restos de un coche Ford color azul... completamente destrozado. 

El coche de Sam. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Max & Suhail ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora