133. Max

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Como el médico aconsejó a Sam no incorporarse de golpe a sus actividades cotidianas y yo, por otro lado, prefería evitar salir en público, las primeras semanas nos portamos medianamente bien dividiendo nuestro tiempo entre su casa y la mía. Él quería pasar tiempo con Ling y yo con Suhail, por lo que, además de pasar el rato juntos, convivimos en grupo con ellas.

Suhail era perfecta. Incontable cantidad veces se escabulló en mi habitación para quedarse allí por horas. Vistió camisetas de The Beatles, Led Zeppelin, The Rolling Stones, Dead purple, AC/DC, Guns N' Roses, Nirvana, Ramones, Queen, The Doors, Pink Floyd, Iron Maiden, Kiss, Sex pistols, Scorpions, Radiohead, Oasis... Tantas, Dios... y le hice el amor con todas.

—Luego Paulo me pregunta por qué no tengo suficientes fuerzas durante la terapia —murmuré a su oído una noche, con ella descansando sobre mí.

—Dile la verdad.

—Ja. Ja.

Acabábamos de terminar nuestro segundo round de esa noche y yo, necio y hambriento de más, seguía dentro de ella. Porque, diablos, entre más cerca estoy de Suhail más completo y dichoso me siento. Anudé su cabello rojo alrededor de mi mano derecha y con la izquierda sujeté su barbilla para besarla. De esa forma la mantuve cerca de mí hasta que mis labios dolieron.

Los primeros días que estuvimos juntos Suhail visitó a una ginecóloga que le aconsejó sobre métodos anticonceptivos. Con eso y nuestras ganas de estar juntos, nos sentíamos hechos. No le pedíamos más a la vida que tiempo para conocernos mejor... y disfrutarnos... y amarmos. Yo amo de muchas formas a Suhail y la forma física es una de mis favoritas.

Ese verano fuimos a la playa en compañía de Ling y el gordo, Suhail le había prestado a su mamá un automóvil convertible, y con el radio a todo lo que da, viajamos un total de trescientos kilómetros. El lugar era Playa Margarita. En el camino reímos, cantamos imitándonos y de paso nos arrojamos agua y comida unos a otros.

—¿Qué vienen haciendo esos dos? —escuché que preguntó Suhail, arrugando su entrecejo. Yo estaba de copiloto mientras ella iba conduciendo.

Acomodé el espejo retrovisor y eché un vistazo al asiento trasero.

—¡Cuidado se comen! —regañé a Sam y a Ling, que prácticamente venían follando atrás de nosotros.

Debería estar prohibido ver a tu amigo intentando tener sexo.

Suhail me codeó para que la mirara y me sonrió de forma traviesa cuando tuve mi atención sobre ella.

—Hacemos lo mismo cada que voy por ti a terapia.

Una de las razones por las que iba más seguido a terapia.

Miré otra vez al gordo y a Ling. —Y lo hacemos mejor, ¿cierto? —dije a Suhail, fanfarrón.

—¡Claro que no lo hacen mejor! —nos regañó Ling, arrojándonos doritos que ella y Sam venían comiendo.

—Es pecado desperdiciar doritos —la regañé.

Suhail cogió uno que cayó sobre su regazo, lo masticó y después se acercó a mí para besarme.

Oh, sí, besos sabor a doritos.

En eso estábamos cuando la canción que escuchábamos en el radio fue silenciándose para darle paso a la voz del locutor.

—"Sin más que decir", segundo gran éxito de la banda Son Tres, con sus integrantes: Rey Leone, Alex Leone y Eric Parisi...

Despegué mis labios de los de Suhail al momento de escuchar "Eric Parisi" y me volví hacia el gordo, él también había escuchado que se trataba de la rata traidora de Eric. Nos miramos durante unos segundos, esbozamos una mueca del tipo "Bah", elevamos un poco nuestros hombros y continuamos besando a las chicas.

Días después investigué. Eric se había unido a dos hermanos que tenían una banda en ascenso. Al parecer le iba bien. Al parecer...

Ya no lo odiaba. Me sentía triste y desanimado ante la idea de ya no poder ser una estrella de Rock, pero Suhail me llenaba de tanto amor y atención que lo superaba rápido. Con el tiempo también aprendí a disfrutar pasar el rato platicando, armando rompecabezas y demás. Aprendí a disfrutar de los momentos pequeños.

Al llegar a la playa Suhail estacionó el coche a un lado de la carretera, instalamos un pequeño campamento en un área privada y encendimos una fogata. Desde donde estábamos podíamos ver el mar, kilómetros interminables de playa, áreas rocosas y el balcón de un hotel, en el que al parecer se estaba llevando a cabo la recepción de una boda. Era la puesta de sol, el momento más romántico de la tarde.

Sentados uno al lado del otro alrededor de la fogata, vimos a los novios salir al balcón del hotel para bailar una canción lenta, ella acomodando su cabeza sobre el hombro de él. Ling y Suhail suspiraron mientras el gordo y yo hicimos una arcada a escondidas de ellas. Aún así, el gordo se puso de pie e invitó a bailar a Ling.

La música que escuchábamos en ese momento no era la adecuada, por lo que Suhail cogió su teléfono móvil y buscó. Mi piel se enchinó un poco al escuchar la canción que eligió para ese momento. Wait de M83...

Bajo un cielo que empezaba a tornarse estrellado y un sol cayendo a lo lejos, esa canción propiciaba un ambiente aún más emotivo y perfecto.

Yo estaba sentado sobre mi silla de ruedas mientras Suhail, Sam y Ling tenían sus dedos repletos de arena. Me sentí... fuera de lugar. También quería ponerme de pie y bailar con Suhail. Quería darle lo mismo que el novio del balcón a su novia y Sam a Ling: Un momento romántico.

Quizá advirtiendo mi incomodidad, Suhail sacó de su bolsillo un recipiente esférico pequeño y lo abrió, sacando de este un objeto circular que sopló con actitud soñadora. Al instante muchas pompas de jabón nos rodearon. Me miró y nos sonreímos.

No se veía triste o molesta porque no estuviéramos bailando, simplemente parecía feliz de estar ahí con Sam, con Ling... y conmigo.

—¿No quieres bailar? —le pregunté, sintiendo mi corazón doliendo un poco.

—Nunca he sido de las que mueren por bailar.

—Pero Sam y Ling están bailando... —señalé a los novios en el balcón—. Ellos también.

Suhail se puso de pie, se apoyó sobre mi silla y se acomodó sobre mi regazo.

—Pero, ¿cuántos están haciendo esto? —nos señaló—. Puede que hayan muchas parejas bailando por ahí, pero ninguna chica está sentada sobre el chico más guapo del mundo... frente al mar, mirando una puesta de sol y mientras les rodean muchas pompas de jabón.

Ella volvió a sacar de su bolsillo el soplador de plástico y me hizo hacer más pompas. Después la abracé por la cintura y la atraje más cerca de mí para juntar nuestras frentes. TE AMO, SUHAIL, dije a mis adentros. Me alejé unos centímetros de ella y esta vez acerqué mi boca a sus labios para besarla. Tenía como novia a la mujer más dulce, comprensiva y perfecta...

... y estaba a nada de perderla.

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No quiero publicar los capítulos que siguen :'( Tenganme piedad.

Canción que pone Suhail. Wait de M83. Escuchen ♥

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Max & Suhail ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora