Max & Suhail ©

107. Max

No quiso tener sexo conmigo.
Era la primera vez que una chica no quería tener sexo conmigo.
¡Era la primera vez que yo deseaba tanto a una chica!

Igual esa noche me masturbé pensando en ella.

De acuerdo... creo que no debí decir eso tan a lo bestia.
¿Borrón y cuenta nueva?

Igual esa noche me dormí pensando en ella.

¿Mejor?

¡Bueno, ya! A los hombres nos gusta tocarnos, ¿de acuerdo? Hay que estirarle el cuello al ganso.
Y es un honor si lo hacemos pensando en ustedes.
Y yo era así, directo... tosco...

Tal vez demasiado tosco para Suhail.

Y que quede claro que dije "era". A esa edad todos lo fuimos un poco, porqué reflexionemos: Mientras nosotros veíamos las pechugas de Bulma en Dragon Ball, ustedes se enamoraban de todos los príncipes de Disney. Así que la queja sobre las falsas expectativas que tienen sobre nosotros los hombres, se las hacen llegar a Disney no a mí.

Aclaro que tampoco es que yo me haya acostado con una docena de chicas en aquella época, pero vamos, ¡era Max el de Raptor! Las chicas se me insinuaban. Querían ser "la chica" de Max.

Pero Suhail no me quería ni regalado.

Me senté en mi cama a reflexionar:
¿Qué salió mal? Le hablé a Suhail de la misma forma que le hablo a otras chicas. Sucio. Eso, usualmente, ayuda a que se sientan en confianza.

Pero Suhail no es como las chicas que frecuentan el bar de Bob, pensé.
Suhail es... es... Más delicada. ¿Esa es la palabra que la describe? Ni idea. Yo no soy el experto en palabras.

Suhail es... Diferente.
Mmm no, Max. Tienes que encontrar algo que la describa mejor. Suhail es... Especial.

Sí, eso es. Suhail es Especial.

Sintiéndome más animado y decidido a no volver a echarlo a perder, salí de mi habitación y fui a buscarla.
La encontré sobre el sofá-cama de la sala familiar ya vestida con ropa de dormir: camiseta blanca sin mangas y pantalones cortos. Wow... Estaba entretenida pintando las uñas de sus pies, dejando expuestas sus piernas.
Y pensar que estuvimos a punto de...
Me quería dar de topes contra la pared. ¡No lo arruines esta vez, Solatano!

—Hola —saludé y me acerqué prudente.

Suhail se tensó un poco al escuchar mi voz. Aún así, no apartó la vista de sus pies y continuó entretenida con su esmalte trasparente.

Debo dejar en claro mi admiración sobre la capacidad que tienen las mujeres para fingir que todo está bien.

Su cabellera ocultaba parte de su rostro, por lo que no podía ver con exactitud su reacción. ¿Estaba molesta? ¿Indiferente? ¿Seria?

—Linda noche, ¿no? —pregunté para romper el hielo y porque ella no me saludó de vuelta.

—Algo. ¿Ya se te pasó la calentura?

Qué carácter. Decidí alejar la vista de sus piernas para no empeorar todo.

—Tengo casi dieciocho años. Morbo es mi segundo nombre.

—Vaya justificación.

Su tono de voz me indicó que si se sentía molesta.

—No sé por qué te enfada que sea honesto —dije—. Yo digo lo que todos piensan. Te hablé a ti como le hablo a cualquier otra chica.

Yo también me sentía enfadado. ¿Cómo podía estar tan tranquila después de que casi...
¡Rayos!

Suhail continuó "concentrada" en sus uñas. —Así que para ti soy cualquier otra chica.

Te recuerdo que viniste a decirle que es especial.

Sin embargo, en mi defensa, ese tipo de cuestionamientos me dejaban sin palabras. ¿Qué tanto esperaba que yo le dijera? ¿No era estúpido pedirle tanto a un chico de dieciocho años?

—Yo...

—No es una pregunta, Max.

Me quedé callado.

—¿Sabías que eres el único chico en el que confío? —confesó, sorprendiéndome. Balbuceé un poco—. Cuando alguien más intenta tocarme me altero. Hoy que Aitor lo trató puse todo de mi para no huir de él... Por eso rompimos el beso.

Me debatí conmigo mismo si sentirme feliz de escuchar que no pudo besarlo me hacía un cabrón.

—No sé qué decir.

Y es que no se me ocurrió decir algo. Dudo que a ella le hubiera alegrado escuchar que festejé que mantuvo su distancia con Aitor.

—Lo que trato de decirte es que —Suhail finalmente me vio a los ojos—: No quiero que lo arruines, Max. Tenemos una bonita relación de amistad. Dejémoslo de esa manera, ¿quieres?

¿Friendzone?
¿Hermanastrozone?
¿Imbécilzone?
¿QUÉ ERA ESO?

—¿Arruinar? —Me crucé de brazos—. Eres tú la que se está antipando. Es sólo sexo, Suhail. Es algo que haces y Bye.

La vi tensarse.
Algo dentro de mi me dijo que lo mejor era empezar a mantener la boca cerrada. Eres un idiota, Max.

Suhail le colocó el tapón a su esmalte y lo cerró con fuerza. Después se puso de pie.

—El problema es que para mí tú no eres cualquiera, Max —dijo, yéndose.

¿QUÉ?

—Tú para mi tampoco —aclaré—. Eres especial —Ahí está, lo dije—. Quiero decir...

Ella ya se iba, pero se giró un poco para poder decirme algo más:

—Mejor déjalo ahí.

—Es que yo...

—No digas nada hasta que comprendas el valor de las palabras.

¿Cómo? —Suhail...

Ella levantó su mano para impedirme hablar.

—Me haces daño —añadió y me dejó solo.

¿Daño?

Me senté en el sofá-cama a seguir reflexionando. ¿Daño? ¿Por qué Suhail tenía que complicar alto tan sencillo?

¿Por qué las mujeres complican lo sencillo?

Hola, soy Max. Para mí eres especial. Acostémonos.

Está bien, no. No es tan fácil.
Tal vez debí...
Tal vez no dije...
Quizá lo mejor era...

Igual ya no importa.

Lo único cierto es que aún me faltaban muchas cosas por entender. 

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