120. Suhail

69.7K 8.2K 2K
                                    

—¿Enloqueciste? —me preguntó Ling cuando la llamé para contarle. No descarté la posibilidad—.  ¿Quién eres y dónde está la verdadera Suhail? ¿Qué hiciste con ella?

Acomodé mi cabello hacia un lado con incomodidad. Fue difícil explicarle a Ling mis motivos. 

—Necesito estar segura de algo.

—¿De qué Max es un imbécil? Porque yo llevo años confirmándolo. No necesitas arriesgarte para estar segura de eso.

Esto va más allá, Ling

—Te prometo que estaré bien.

—No. No hay forma de que esto termine bien.

Dame un poco de crédito. —Eso es exactamente lo que quiero saber.

—No te entiendo.

Claro que no. Ni yo misma me entendía del todo. 

—Ling...

—Te juro que no te entiendo.

—No voy a llegar lejos. No si no me siento cómoda. 

—Terminarás mal.

—Es un riesgo, sí. Tengo que irme. Llámame si hay avances con Sam o si únicamente quieres hablar. 

No cené esa noche y por estar pensando en el mar de posibilidades que representa arriesgarme con Max, tampoco pude conciliar el sueño fácilmente. Estaba consciente del riesgo. Sabía que iba a llorar. Aún así, necesitaba saber si podía tener o no un futuro con Max. El conocer el por qué Max iba rápido el día del accidente despertó mi curiosidad y mi deseo. ¿Me quiere más de lo que él mismo supone?  De igual manera quería ayudarlo a empezar su terapia. Es solo que... también tenía mis dudas sobre si su interés en mí, físico o emocional, podía más que su miedo y negatividad. Pronto lo averiguaría.

Al día siguiente escuché a Max y a Miranda salir temprano de casa para ir a terapia. Bajé a desayunar e hice lo más duro que podía hace en esos días. Esperar. ¿Max estaba listo para ir a terapia? ¿Estaba lo suficiente interesando en mí como para resistir? Era demasiada incertidumbre. 

Horas más tarde escuché el coche de Miranda aparcar. Paciente, esperé a que papá instalara a Max en su habitación para salir yo de mi propia habitación. 

Tenía miedo de enfrentar a  Max. ¿Todo había salido bien? ¿Se sentía mejor? Mis dudas se disiparon al escuchar a Miranda tocar mi puerta. 

—Suhail —me llamó para que abriera. Se oía triste.

Suspiré y abrí mi puerta. Al ver su semblante percibí que esto no iba a ser tan fácil. 

—Hola, cariño, yo... —La mirada de Miranda se veía perdida.

—Le fue mal —dije, tratando de adivinar que había pasado.

Miranda asintió. —No quiere ver a nadie.

Miranda y yo lo habíamos platicado un día antes: El médico dijo que el éxito de la terapia dependía de la actitud de Max. Miranda y yo teníamos claro que actitud era esa. Sin embargo, quisimos darle una oportunidad. Quisimos darnos a nosotras mismas una oportunidad.

¿En qué lugar me dejaba eso? ¿Seguiría en pie mi plan?

No intento que nadie comprenda por qué tomé la decisión que tomé con la finalidad de que Max aceptara a ir a terapia. Ni siquiera él. Pero en mi corazón, pese a mi desconfianza, necesitaba que todo saliera bien. Miranda me platicó que a Max se le dificultó apoyarse en un pasamanos. Le costó mantenerse de pie. Su actitud tampoco ayudó mucho. Lo pensé. A mi se me dificultaba permitir que alguien, que no fuera papá o Max, me viera o tocara. Confiaba en Max. Por eso precisé  la opción de ayudarnos mutuamente. El con su terapia y yo con mi confianza. ¿Iba a funcionar? ¿Ganaríamos los dos o yo, como lo predijo Ling, terminaría llorando?

Max & Suhail ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora