151. Max

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El avión sobrevoló Londres de madrugada. Los chicos, Ling y yo viajamos en primera clase. Suena bien, pero ya sea avión privado o comercial, el que sufre es mi trasero. 

Al echar un vistazo a los demás noté que era el único despierto. No dormí un segundo durante las largas horas de viaje. Tenía una sensación de incertidumbre y miedo que no me permitía pensar en algo que no fuera Suhail. Ling le había escrito para preguntarle si podíamos reunirnos con ella antes del concierto y la idea, aseguró Ling, le emocionó, y que ofreció su apartamento. Le pregunté si aceptó que yo también asista y dijo que sí, que Suhail afirmó que no había problema.

¿Qué es peor? ¿Qué quiera verme o que no quiera verme? Pronto lo sabría.

Me sentía seguro de mi mismo. Ya no era aquel chico inseguro que no sabía qué hacer y ofrecer. Mi futuro, como aseveró años atrás Jacqueline Didier, ya no es el de un don Nadie. Soy socio de una Academia de música, estoy haciendo carrera en la industria musical y tengo planes. Muchos planes. Ya no soy una carga. 

Mis amigos despertaron cuando escucharon la voz del capitán. Eric, babeando sobre el asiento junto al mío, despertó de golpe, frotó sus ojos y me miró como si apenas pudiera reconocerme.

—¿No dormiste nada? —Negué con la cabeza—. Sí le va a gustar, no te preocupes por eso —dijo, estirándose y reacomodando su cinturón. Estabamos por aterrizar. 

Le va a gustar.

Cuando supe que el penúltimo destino de la gira era Londres no me sentó del todo bien. Londres = Suhail. Sin embargo, tras la plática con Eric me obligué a aceptar lo que realmente necesitaba y quería. Ella. Suhail. Miranda me aseguró que está bien, que es feliz con Finley y que se siente tan cómoda en Inglaterra que ni siquiera habla de la posibilidad de regresar a Ontiva. No obstante, por experiencia sé que a Suhail no le gusta que se preocupen por ella. Por costumbre es abnegada y, pase lo que pase, siempre dirá que todo está bien. Es positiva por naturaleza. Por lo que decidí corroborarlo yo mismo. Si Suhail estaba bien no me metería en su vida. Por el contrario, si no era así, durante el concierto le pediría, frente al público, que regrese conmigo. Mi intención era ser romántico. 

Aún no estaba seguro sobre si explicarle por qué hice lo que hice antes o después. Debe ser antes, Max, me convencí.

¿Me perdonaría?

¿Al menos me querría escuchar?

—Yo sé que no estás del todo listo o convencido, pero no te perdonarás si no lo intentas —insistió Eric, al notar mis dudas. 

Había planeado algo especial para ese momento. Cantaría Classic y muchos globos caerían del techo del escenario mientras en una pantalla gigante se leería Vuelve conmigo. Te amo. Te necesito. Eres mi vida

Era una gran idea.

En verdad era una gran idea. Hablar + Perdonar + Reconquistar 

En la salida del aeropuerto nos esperaban fanáticas y algunos medios de comunicación. Desde la puerta les vi desplazar su atención a nosotros... y también a mi prótesis. Siempre era lo mismo, querían fotos de mí, pero de igual forma de mi prótesis, y me hacían sentir como si fuera importante sólo por eso. Todo el tiempo me recordaban que el vídeo que me dio a conocer no hubiera sido viral de no ser por eso. 

Molesto, antes de salir para dar autógrafos, tomarme fotos y responder preguntas, me aseguré de no mostrar ni un centímetro de mi pierna ficticia.

No teníamos autorizado quedarnos mucho tiempo ahí, por lo que tras recibir interminable cantidad de besos y rechazar propuestas de matrimonio, nos dirigimos al vehículo que nos llevaría al hotel.

Max & Suhail ©Where stories live. Discover now