Al no obtener respuesta las siguientes horas, sintiéndome preocupada, le escribí a Sam:

Suhail: ¿Max está bien? Me preocupa que no responda mis mensajes. Sospecho que quizá se siente deprimido por lo que pasó en el Centro Comercial.

Suhail: ¿Sam?

Sam fue tajante:

Sam: Suhail, Max no está conmigo.

Suhail: ¿Está en el baño o algo?

Sam: Se marchó de mi casa el segundo día aquí.

Sam: Lo lamento. No sabía si decirte o no. Pensé que habían hablado.

Sam: En verdad lo lamento.

Las interminables disculpas de Sam empeoraron todo. Miré la pantalla de mi móvil durante una hora sin poder creerlo. ¿Dónde estaba Max? Tenía que untar todas las noches una crema especial sobre su herida cicatrizada. Andaba en muletas. ¿Hasta dónde podía llegar de esa manera? Insistí en enviarle mensajes, pero nunca los respondió.

Temiendo lo peor, hablé con Miranda y le dije la verdad: Max no estaba con Sam. Preocupados, tanto ella como papá empezaron a llamar a hospitales públicos y privados, estaciones de bombero, de policía y familia. Nada. Max no estaba por ninguna parte.

Obligamos a Sam a darnos información y lo único que dijo saber era que Max se había marchado en un coche viejo color azul marino y que le había pedido no preocuparse por él, pues nosotros, supuestamente, estábamos avisados sobre a dónde iría.

¿Dónde estás, Max?

Mi preocupación llegó al punto que le pedí a mamá mostrar la fotografía de Max durante su programa de televisión. Prometió que lo haría siempre y cuando pasaran 48hrs. desde su desaparición. Lo mismo informó la policía cuando les pedimos buscarlo.

Me sentí tan confundida y desesperada por noticias que yo misma salí a buscarle en coche y a pie por toda Ontiva. No lo encontré...

Lo único que me quedó hacer fue recostarme sobre su cama con Gilmour recostado a un costado mío. Ambos esperando noticias.

...

El reloj digital de Max marcaba las 2:05 a.m. cuando abrí los ojos de golpe al escuchar risas y un coche estacionándose ruidosamente afuera. Salí de la cama y me acerqué a la ventana para ver. Max estaba bajando de ese mismo coche, acompañado de Lucía, quien fuera la presidenta de su club de fans cuando aún tocaba con Raptor. Sentí quemar mi estómago. Antes de ver la escena de ambos saliendo del coche tambaleándose, besándose... yo creí, realmente creí que a Max le había pasado algo malo; pero no, ¡simplemente estaba con Lucía!

¿Cómo demonios se lidia con el sentimiento de alegrarte porque alguien esté a salvo, pero al mismo tiempo decepcionarte?

Salí de la habitación y bajé las escaleras al mismo tiempo que papá y Miranda.

—¡Ya llegó el rey de la casa! —anunció Max cuando Miranda le abrió la puerta.

Entró en muletas, con Lucía siguiéndole. Ambos apestaban a licor y cigarrillo. ¡A mí alguien me tenía que decir que estaba soñando!

Miranda se cruzó de brazos. —¿Dónde estabas, Max?

—Con Lucía —Max hizo un ademán hacia la chica a modo de presentarla—. Lucía, la de la buena compañía —bromeó, soltando más risas—. ¡Hasta rimó! ¿No la recuerdan? Es la presidenta de mi club de fans...

Max & Suhail ©Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora