—Aitor y Suhail no comen carne, Cariño —explicó Miranda—, y por solidaridad con ellos esta noche tampoco nosotros .

—Muy amable de tu parte, Miranda —agradecí yo.

Max esbozó una mueca de fastidio. —Así que tu tampoco comes carne —le dijo a Aitor con tono burlón y cogiendo más espaguetis que el resto de nosotros.

—No —Aitor me miró con afecto—, cuando Suhail lo sugirió fui el primero en aplaudir su decisión. Ella es valiente.

Papá le agradeció a Aitor creer en mí, lo que me hizo pensar en la posibilidad de aceptar a Aitor como pareja.

Esa era la idea. 

ERA. 

—Menos mal aclaras, Aitor —opinó Max, cogiendo más espaguetis pese a que su plato aún estaba lleno—, de lo contrario cualquiera pensaría que solo intentas quedar bien o que no tienes opiniones propias. 

Miranda le dirigió una mirada de advertencia a Max.

—Tengo opiniones propias, Maxi —dijo Aitor, sin perder su buen humor—. Lo que sucede es que Suhail y yo tenemos tantas cosas en común, pero tantas cosas en común, que no me cuesta identificarme con sus decisiones. 

Mi hermanastro le dirigió una mirada de fastidio a Aitor. De cualquier manera, el otro no había terminado:

—¿Sabías que el día de tu accidente me le iba a declarar? —le contó a Max, mirándome.

—Lamento haberme accidentado con tal de arruinar tus planes, Aitor —resopló Max.

—Max Solatano —le llamó la atención Miranda.

Papá también le pidió a Max comportarse.

Yo recordé a Ling platicándome que Max condujo rápido para evitar que Aitor se me declarara. ¿Qué iba a hacer o decir para evitar que yo le diera el Sí a Aitor? ¿Qué cambió desde entonces que ya no mostraba interés en mí? ¿De qué forma se interesaba Max en mí que durante la cena le hizo la vida imposible Aitor, pese a que cuando estábamos solos me trataba mal? 
¿Qué quería Max Solatano de mí que no era claro y por qué tampoco quería a otros chicos cerca de mí? Me confundía y lastimaba.

—¿Y por qué no cumples tu tarea pendiente y te le declaras ahora mismo, Aitor? —cuestionó Max a mi amigo, sorprendiendo a todos—. ¿Qué te impide hacerlo?

—No es el momento adecuado —respondió Aitor, limpiando su boca con una servilleta como señal de incomodidad, pues no había probado sus espaguetis. Los ataques constantes de Max habían impedido a todos comer en paz.

—Anda, díselo —insistió Max. 

Suficiente, dije a mis adentros e hice callar a Max. No obstante, Aitor me dijo que no era necesario.

—Si insistes —dijo a Max, cogiendo valor. Max no dejaba de mirarlo—. Suhail —me llamó y lo miré sintiéndome abochornada. ¿Por qué le seguía el juego a Max?—, aquí, frente a tu familia, te digo que estoy interesado en ti y quiero que seas mi chica.

Miranda y papá aplaudieron.

—Muy soso, ¿no? —contestó Max, antes de que yo dijera algo—. Ahora veo por qué ibas a usar los dichosos cartelitos. No tienes imaginación con las palabras.

Aitor trató de defenderse: —¡Yo iba a...

—Y a Suhail le gustan las palabras —le hizo ver Max—. ¿Cómo puedes declararle tu amor sin un buen discurso?

Dejé caer mi tenedor sobre mis espaguetis y me viré hacia Max. —¡Já, pues eso fue mejor a que sólo dijera que tiene interés en mis tetas! —le gruñí, temblando debido a mi enojo.

Max & Suhail ©Место, где живут истории. Откройте их для себя