102. Suhail

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Saqué un cuaderno de mi bolso y me acerqué a la cartelera informativa de la Universidad para anotar los códigos de los cursos que me interesaba tomar. De no inscribirme a tiempo quedaría fuera.

Una vez anoté todo, también saqué de mi bolso una identificación y busqué a la encargada para que me inscribiera.
Seguiría tomando cursos libres hasta graduarme de la Preparatoria y poder matricularme como universitaria.

Al buscar el listado de horarios me tope con publicidad del concurso de deletreo.
Éramos muchos participantes. Ojalá tenga una oportunidad.

—Creo que iré —le dijo una chica a otra, mirando el afiche que invitaba a asistir al concurso.

—Suena aburrido —dijo la otra.

—Nah, es divertido ver sus caras cuando se confunden.

Torcí mi cara en una mueca. Ese día descubrí la fascinación que sienten algunos al ver fracasar a los participantes de un concurso.

Terminé de anotar mi horario y giré sobre mis pies, buscando el camino más corto hacia la cafetería. Ahí me encontraría con Max.

A tiempo vi a un chico tratar de esconderse tras un grupo de personas, pero era tarde. Ya lo había mirado. Sonreí y caminé tímidamente hacia él, dudando si acercarme o no.

—No te estoy acosando —aclaró, a modo de disculpa. Se veía avergonzado de ser descubierto—. También vine a ver el listado de horarios.

—Aitor —dije—. A. I. T. O. R. Aitor.

—Lo deletreas perfectamente —dijo, esta vez más relajado.

Vestía una camisa azul, pantalones café y mocasines. Me gustaba su estilo. Soy del tipo que prefiere a los chicos presentables, tipo "Le caerías bien a papá". Contrario a Max que...
Mejor no hablemos de Max.

—No es difícil —negué, guardando mi distancia, pues le dejé a él la decisión de acercarse.

Y lo hizo. Caminó hacia mi hasta quedar frente a frente.
Sentí miedo, pero no me alejé. Me convencí de permitirle llegar hasta donde me sintiera cómoda.

—¿Cuándo es el concurso de deletreo? —preguntó, metiendo sus manos dentro de sus bolsillos.

Nada que temer, se sentía tan cohibido como me sentía yo.

—El próximo viernes —dije, contando con mis dedos los días que faltaban.—. Un día antes del cumpleaños de Max —¿Qué estaba haciendo? Me apresuré a negar con la cabeza—. Perdón por mencionar eso —me disculpé—. Es que en casa, cuando se hace mención del concurso, papá y Miranda agregan que tienen dos fechas importantes la misma semana.  Bueno, no importa. ¿Cómo... cómo estás?

—Bien —dijo, mirándome amable.

Bien.

Miré sobre mi hombro insistiendo en buscar el camino más corto hacia la cafetería.

—Bueno... gusto en saludarte —intenté despedirme—. ¿Te veo después?

Porque si únicamente iba a responder "Bien" no vi el caso de quedarme. Ya se me dificultaba lo suficiente conversar para que encima me responda con...

—¿Cómo está tu coche? —preguntó, interrumpiendo mi huida.

—Bien —dije, dudosa, y empecé a caminar. Él caminó a mi lado—. Papá lo llevará con nuestro mecánico para que lo revise, aunque en mi opinión está bien.

Aitor asintió. —Recomiendo un chequeo general.

—Se lo diré.

Bajamos gradas y nos abrimos paso entre grupos de estudiantes. Aitor continuó caminando a mi lado...
La noche anterior llamé a Ling para contarle que él llamó mi atención, más no esperé que las cosas se dieran rápido.
Rápido para mi, claro. Porque para cualquier otra chica es normal que un chico que ha mostrado interés en ella camine a su lado.

Max & Suhail ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora