Epílogo

46.7K 1.8K 375
                                    


2 año después...

Leah

Hoy volvemos de nuevo a Chicago.
Ha pasado dos años desde que comenzamos una nueva vida en Londres juntos, dos años en los que no he visto a mis amigos.. a mi hermano y a mi primer sobrinito. Es un niño y nació hace ocho meses apróximadamente. No hemos podido viajar a Chicago en estos meses por el trabajo duro de Hayes y mío, pero hoy volvemos a allí para posiblemente quedarnos de nuevo, nos quedaremos en las vacaciones de verano, tan sólo es un mes para Hayes, para mí es mucho más tiempo, el cuál lo pasaré aquí con todos ellos.

Estoy muy nerviosa, ha pasado demasiado tiempo desde que no les veo, quitando el Skype, pero eso no es lo mismo que verles en persona.

Soy la gelatina hecha persona en estos momentos. 
Siento la mano de Hayes acariciar lentamente mi brazo, giro mi rostro hacia mi derecha encontrándome con esos preciosos ojos grisáceos, mirándome atento y con una sonrisa que decora su rostro.

—Tranquila, pronto llegaremos y estaremos con ellos.

Asiento con la cabeza sin decir nada.

—Muero de ganas por ver a todos y sobre todo a los pequeñines.

Oh se me ha olvidado un pequeño detalle, al año de marcharme, Cathy se quedó embarazada. Lo que significa que soy tía por partida doble, aunque por parte de Cathy no sea de mi sangre soy como su tía también.  Me hace tanta ilusión.

Hayes sonríe enternecido y asiente con la cabeza.
Su mano busca la mia para después entrelazar sus dedos junto a los míos. Suelto un pequeño y largo suspiro, mirando al techo del avión. Quedan dos horas de vuelo, llevamos varias horas aquí metidos y tengo ganar de salir de aqui por una vez por todas.

—Yo también. Tengo ganas de ver a esos cabrones, al final, les he echado de menos.
–ríe.

Rio junto con él y cierro los ojos mientras que mi mente está llena de mil y un pensamientos.

Sigo estando nerviosa, pero me voy relajando mientras que voy entrando en un profundo sueño.
Hayes sigue hablándome de Nathan y los demás, pero mis ojos pesan y termino por quedándome dormida.

[...]

Mi brazo se mueve y mi cuerpo también lo hace. Abro los ojos lentamente encontrándome con Hayes sonriéndome de pie. 

—¿Hemos llegado?
–pregunto en un largo bostezo.

—¿Qué crees? ¿No lo hueles? ¡Estamos de vuelta, oh joder! –suelta varias carcajadas– vamos levanta, tenemos que salir de esta chatarra con alas.

Me ofrece la mano después de levantarme como puedo del maldito asiento, no es tan cómodo como dicen ser o planean serlo.

Después de recoger nuestras maletas y salir del aeropuerto, el aire y el ambiente de Chicago golpea en mi cara y me siento en casa de nuevo.
Sonrío y cierro los ojos por varios segundos hasta que unas voces conocidas llegan hasta nosotros.

—¡Leah, Hayes!
–gritan desde lejos.

Nathan y Adi.

Abro los ojos y miro a mi izquierda, por donde aparecen dos chicos corriendo hacia nosotros sonriendo. Nathan y Adi nos sonríen al llegar a nosotros y soy abrazada por los enormes brazos de Adi mientras que Nathan saluda a Hayes con un abrazo y un choque de puños.

—Dios, ha pasado tanto tiempo –murmura Adi– ¿cómo estás? 

Se separa de mi después de un largo e interminable abrazo de dos minutos.

Destruyeme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora