Capítulo 9

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Cruzo de camino para llegar a la mesa donde se encuentra Dylan esperándome y veo a Hayes de reojo irse hacia la "reunión" de hombres en traje y se sienta en uno de los lugares en los cuáles queda frente a nuestra mesa.

Ruedo los ojos y llego de nuevo junto con Dylan. Quién aparta la vista de su móvil y la dirige hacía mi, y me sonríe.

—Pensaba que te habías ido y me habías dejado plantado aquí.
–dice seguido de una carcajada.

Rio incómoda; —Lo siento.

Alarga la mano y me acaricia la mejilla.

Noto cono mis mejillas se ponen coloradas y sonrío tímidamente agachando la mirada hacia la mesa y después la vuelvo a subir hacia sus ojos caramelo los cuales me observan fijamente.

—¿Que te parece si nos vamos de aquí y vamos a mi casa? No te asustes, no vamos hacer nada.
–ríe.

Trago en seco.
No me puedo creer que me esté diciéndo esto.

Claro que a la primera cita voy a tener nada con él, pero ir a su casa me parece algo.. rápido, aunque no vayamos a hacer nada.

Pero asiento con la cabeza, y me sonríe nuevamente.

—Si no quieres lo entiendo...
–aparta la mano de mi mejilla y hace una mueca.

Sacudo la cabeza.

—¡No! Claro que me gustaría ir, solo que... me ha pillado por sorpresa.
–río.

Dylan sonríe.

—Bien. ¡Richard! ¿Me puedes traer la cuenta?
–le dice a un camarero de cabello negro que se encuentra a un lado nuestro.

Dylan deja el dinero en la mesa cuando el tal "Richard" deja la cuenta frente a nosotros.

El tal Richard toma el dinero y ambos nos despedimos, tomamos nuestras pertenencias para salir del restaurante y veo de reojo como Hayes nos está mirando atenta y nuevamente. Sin perderse un detalle. Tiene el ceño fruncido, creo que se ha percatado de que nos vamos.

El brazo de Dylan envuelve mi cintura atrayéndome hacia él y me sonríe.

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[...]

Cierra la puerta de su casa. Me quita el abrigo que cubre mis hombros y me lleva hacia el salón.

Me siento en el sofá mientras que Dylan se dirige hacia la cocina y después de un par de segundos vuelve con una botella de alcohol y dos copas de cristal.

—¿Quieres?
–pregunta moviendo la botella.

Niego con la cabeza.

La única vez que probé alcohol, fué por equivocación en año nuevo. Y fué asqueroso. Desde ese momento no he vuelto a tomar ni saber nada del alcohol.

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