Capítulo 53

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Leah

Cathy me mira desde el otro lado de la isleta.
Está apoyada con los codos en el mármol mirándome espectante cada movimiento que hago.

—¿Qué te pasa?
–le pregunto acercándome a ella.

Sonríe con malicia y sus ojos marrones se clavan en los míos.

Cathy son de esas chicas que tiene la mente sucia, sí, cada cosa que piensa es algo malo y pervertido. Sobre todo cuando mira de esa forma y sonríe de esa manera tan pícara.

—Estaba mirándote y... ¿tienes un jodido chupetón en el cuello? –suelta carcajadas y llevo mi mano a mi cuello– tía, podías habértelo tapado con maquillaje. Si lo llega a ver tu hermano, te mata.

Rio secamente sin gracia y ruedo los ojos.
Agarro la botella de agua de la nevera y me sirvo un poco en un vaso de cristal.

—Vale que Hayes seguramente sea un dios del sexo y estéis a cada hora haciéndolo como conejos. Pero, podías haberlo disimulado.


Suspiro y ruedo los ojos.

Me pongo el cabello hacia delante tapándome el cuello y le sonrío como si le dijera: ¿contenta?

Cathy sonríe y asiente con la cabeza satisfecha. Agarra la botella de refresco y vamos hacia el jardín donde están las demás personas. Tristan ha hecho una barbacoa en su casa y nos ha invitado, a Hayes incluído también y algunos amigos.

Me sorprende que Hayes y Tristan aún no se hayan matado a golpes ni hayan tenido ninguna discusión.
Lo que es normal, ya que Hayes está aún lado hablando con un amigo de Tristan que él también conoce y están juntos.
Solamente han intercambiado un «Hola» nada más llegar. Pero por algo se empieza. Realmente espero que no discutan, aunque en realidad no hay motivos para hacerlo. Pero dos hombres, uno mi hermano, otro mi novio y con tanto genio y agresividad, pelear juntos o discutir no sería nada bueno.

Dejo el vaso de agua en una de las mesas donde todos están sentados. Aunque algunos están bailando al ritmo de la música y otros simplemente hablando por algún lugar del jardín. Veo de reojo como Hayes se acerca a mi y después siento sus brazos envolver mi cintura. Sonrío y siento un beso en mi mejilla, el cuál me hace sonreír todavía más.
Noto la mirada intensa y penetrante de Tristan al otro lado de la mesa, tiene el ceño fruncido y una cerveza en la mano.

Sigue sin gustarle la idea de que salga con Hayes.

—¿Cómo te lo estás pasando?
–le pregunto en el oído y me giro quedando en frente suya.

Hayes se encoje de hombros y saca el labio inferior, pareciendo un niño pequeño. Cosa que me causa bastante ternura.

—No está mal. Pero prefiero irme a casa, tengo que entrenar y esta noche he quedado con Nathan y Phil.

—Oh bueno, tú diviértete y luego te marchas cuando pase un poco de tiempo, yo me iré con Cathy o Adi.

Hayes asiente con la cabeza y deja un tierno beso en mi frente.

[...]

La tarde se ha pasado rápido y bastante bien, para que mentir. Todos hemos hablamos con todos y nos hemos divertimos bastante mientras bailábamos al ritmo de la música y lo pasábamos bien.

Hasta que la boca de Tristan jode todo, parece ser que se ha pasado con el alcohol, aparte de haber discutido antes con Anne.
Que suma puntos y todos negativos.

—Y bueno, Hayes, díme que se siente estar utilizando a mi hermana.

Mierda.

Miro a Hayes de reojo: ha fruncido el ceño levemente y ha tensado la mandíbula. No le ha gustado para nada su comentario, el cuál ha estado fuera de lugar.

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