Capítulo 12

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Al entrar al club, hay muchísima gente.
Algunos pegados uno con los otros, otros en su pequeño y diminuto espacio, aunque literalmente cuesta pasar entre todas las personas. El club es grande, muy grande de hecho, hay más de dos plantas y arriba hay gente, algunos asomados por la barandilla, otros bailando y hablando o más bien gritando junto al Dj que también se encuentra arriba.

—¿Quieres tomar algo?
–me pregunta un chico detrás de la barra.

Niego con la cabeza y le sonrío en forma de respuesta, el chico solo asiente y sigue con su trabajo.

Cathy está sentada a un lado mio, mientras espera su copa y mira a su alrededor, como si estuviera buscando a alguien con la mirada.

—¿Donde se fué James?
–pregunto por encima de la música.

—Se fué con Robert. Esta por ahí.
–señala a lo lejos a un grupo de personas.

Asiento y sigo mirando a mi alrededor yo también, buscando con la mirada a Dylan.
Aunque no estoy segura si esté aquí él también o es una de las mentiras de Cathy como la otra vez.

—¡Mira! –grita Cathy– allí está tu romeo.
–dice riendo.

Miro hacia la dirección que apunta su dedo índice y para mi sorpresa, está Dylan con varias chicas y chicos hablando y bailando.
Al menos esta vez Dylan sí que se encuentra en la fiesta y no era otra mentira de parte de Cathy para que viniera aquí.

—¿Crees que se tirará a alguna de esas esta noche?
–pregunta Cathy riendo.

Frunzo el ceño y le fulmino con la mirada.
Sabe que me molesta que me diga esas cosas sobre él y más cuando hay algo entre nosotros, no sé el qué exactamente, pero hay algo.

Me levanto del taburete y camino hacia otro lugar que no sea la barra de bebidas junto con Cathy.
Camino hacia Dylan, quiero saludarle. Pero cuando llego hacia donde él estaba, ya no esta, se lo ha llevado una chica a bailar al centro de la pista de baile.

Vuelvo hacia donde se encuentra Cathy, quien se ha levantado y agarra mi brazo tirando de mi levemente hacia la pista de baile, justo al lugar donde menos me apetece ir ahora. No me apetece bailar ni mucho menos estar cerca de Dylan y de esa tipa.

Pasa un buen rato desde que nos hemos puesto a bailar y la verdad que por un momento Dylan ha desaparecido de mis pensamientos. Él y la idea de que está con otra chica a pocos metros de nosotros bailando muy pegados. Hace un rato han venido con nosotros James junto con Robert.

Noto algo extraño en la mirada de Cathy, está clavada detrás mio, tiene los ojos abiertos exageradamente e intenta despegar la vista de ese lugar aunque le cuesta. Elevo una ceja y me cruzo de brazos delante de ella.

—¿Acaso has visto un fantasma?
–bromeo riendo.

Cathy dirige su mirada hacia mi.

—Necesito ir al baño, ¿me acompañas?
–dice nerviosa.

Antes de que pueda responderle, toma mi brazo y tira de mi llevándome hacia las escaleras.

Cuando voy a girarme hacia atrás para llamar a James y decirle que vamos al baño, mi vista se nubla, un nudo se forma en mi garganta y las lágrimas queman en el interior de mi garganta.

—¿Leah? Vamos al bañ.... ¡Mierda!
–dice detrás mio Cathy.

No voy a llorar.
No voy a llorar por sentir que solo me estaba utilizando, y que, ahora se está besando –si es que acaso a eso se le puede llamar besar, porque le está comiendo la boca de una manera exagerada– con una chica, mientras la toquetea. La toca descaradamente por encima del vestido de la manera más vulgar.

Destruyeme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora