Capítulo 88

28.3K 1.3K 153
                                    


Las manos de Hayes agarran mi cintura apretándome contra él. Sus manos viajan más a bajo llegando hasta la parte baja de mi cintura y sonríe malevolamente. Sé en lo que está pensando ahora mismo.

El beso se intensifica y se vuelve más ardiente cada vez, subiendo la temperatura.
Sus manos se encargar de cargarme en sus caderas y caminar hacia las escaleras subiendo conmigo acuestas mientras nuestros labios todavía están unidos chocando uno con otros ardientemente.
Cierra la puerta de la habitación una vez que estamos dentro y vuelve hacia mi para volver a besarme. Sus manos me empujan lentamente hasta la pared apoyándome en ésta y acercando sus labios a la zona de mi cuello. Cierro los ojos para disfrutar de sus besos y su toque y envuelvo mis brazos alrededor de su cuello.

Mis manos se deshacen de su chaqueta y camisa mientras que caminamos hacia la cama. Sus manos se cuelan debajo de mi vestido mientras besa mi cuello con desesperación y sus manos acarician mi abdomen hasta llegar a mi espalda.

—Desde que te he visto con este maldito vestido.. he pensando en mil formas para quitártelo.

Su voz ronca y malditamente sexy retumba en mis oídos causándome escalofríos.

Sus manos finalmente se deshacen de mi vestido quedando en ropa interior. Los besos se vuelven más intensos, el toque y el roce quema nuestra piel deseando más. Lo deseaba y le echaba de menos muchísimo.

—Te deseo tanto.. joder..
–murmura rozando mis labios.

Sus labios siguen repartiendo besos por mi cuello y clavícula, cada vez nos necesitamos más y el aire se vuelve más y más intenso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Sus labios siguen repartiendo besos por mi cuello y clavícula, cada vez nos necesitamos más y el aire se vuelve más y más intenso. Nuestras respiraciones están agitadas y nuestros corazones laten demasiado rápido.

Nuestra ropa va desvaneciendo de nuestro cuerpo y nuestra piel desnuda se roza quemándonos.
Su boca se mueve sobre la mía y cierra los ojos con fuerza, yo también lo hago y me dejo llevar por el placer y las ganas. Tenía tanto tiempo sin esto, sin él, sin sentirle, sin sus besos, sin nada.

—Hacía tiempo que ya había incluso olvidado esto
–murmura– sin sentirte a tí.

Nos dejamos llevar por la situación y ambos nos mantenemos callados, nos dejamos llevar por el deseo, la pasión y la falta que nos haciamos el uno al otro. Dejándonos caer y llevar por la gran y típica burbuja, dónde no existe nadie más que nosotros dos.

Sólamente nosotros.
Le extrañaba.

[...]

Giro sobre la cama quedando frente a Hayes quien está durmiendo tranquilamente con su brazo envolviendo mi cintura y su rostro a pocos centímetros del mío. Dejo escapar un leve bostezo y con cuidado consigo apartar su brazo de mi cintura y rodar por la cama para poder levantarme.
Con cuidado y sin armar mucho ruido, agarro mi ropa interior y una camiseta blanca de Hayes para no ir desnuda por la casa y voy hacia el baño.

Destruyeme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora