Capítulo 79

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Hayes

Esto duele más que cualquier otra puta mierda del mundo. Siento impotencia, ganas de romper cualquier cosa que se interpone en mi camino.
He perdido lo único que he querido realmente en esta jodida vida. Lo que realmente he querido y apreciado, lo que más temía que pasara: la he perdido. La he perdido definitivamente y dudo realmente que pueda volver a tenerla, me odia y no la culpo. Si yo fuera ella hubiera hecho exactamente lo mismo, pero joder, como duele.

Voy a quedarme sin putos muebles y decoración en la casa. Pero eso es lo que menos me importa ahora mismo. Estoy llorando como nunca en mi maldita vida lo he hecho, estoy llorando por una mujer, una mujer que me hizo perder la cabeza, amarla con locura y... la he perdido por lo gilipollas que soy.
Solo yo pierdo algo que realmente me ha hecho mejor persona, alguien que me ha dado ganas de vivir... alguien que no me merece. Merece algo y alguien mucho mejor que un imbécil que solo pierde lo que aprecia. Me siento la peor mierda del mundo.

Escucho la puerta cerrarse de golpe. Se ha ido, ahora si se ha ido y no va a volver. Nunca va a volver hacerlo.
Verla llorar es la peor mierda de este mundo. Y lo es más, siendo por mi culpa. Eso es lo que más duele, que en lugar de sacarle carcajadas haya hecho sacarle lágrimas. En la puta vida voy a perdonarme haberla hecho sentir así y haber hecho lo que he hecho.

Golpeo la pared haciendo un hoyo y jodiendome los nudillos. Éstos comienzan a sangrar, pero no me importa. Sigo golpeando la pared hasta que no puedo más y me dedico a romper cada puta cosa que se me cruza por el camino.

¿Cómo he sido tan sumamente imbécil de perder a alguien que quiero, a la única persona que he amado de verdad y todavía amo, por Hannah?

Mierda, es Hannah.
Nadie dejaría a alguien como Leah por ella, sería de locos. Solo alguien es capaz de hacerlo, solo alguien lo ha hecho; yo. El idiota de turno.

Destrozado.
Destrozado y hecho mierda sería las palabras perfectas para demostrar como me encuentro ahora mismo. Jodido y hundido, terriblemente hundido.
No me importa ninguna mierda de este mundo, tampoco hacerme daño con tal de calmar la jodida rabia que llevo dentro.

[...]

Otro trago más. Más alcohol.

Llevo la segunda botella, más unas cuantas cervezas sin importancia. ¿Que más da? En estos momentos soy más alcohol que persona.

Cuando creo que es suficiente y es hora de irme a casa, me levanto del taburete intentando no tambalearme y salir del bar andando bien sin caerme. Con suerte, consigo hacerlo hasta la puerta del bar. De ahí en adelante me tambaleo y me voy hacía todos lados.

Doy otro trago a la botella casi vacía pensando que así podré seguir mejor. Pensaba que beber me haría olvidar la mierda que ha pasado hoy, pero no, ha hecho el efecto contrario: joderme e hundirme más.

—¿Hayes?

Escucho una voz femenina bastante familiar hablarme. No sé dónde coño se encuentra la persona que me acaba de hablar.

—Estoy aquí –me agarra de un hombro– ¿Qué haces así?

Cathy me mira y frunce el ceño.

Sólamente me encojo de hombros y aparto con el hombro la mano suya que sostiene mi hombro, volviendo a andar.

—Hayes espérate por favor, estás fatal. ¿No irás a conducir, verdad?

Haré lo que me salga de los cojones.
Frunzo el ceño.

—¿Piensas que no?
–digo sin mirar atrás.

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