Capítulo 13

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Hayes

Veo desde la distancia como el tio de la barra le dice algo pero ella da un golpe en la barra de bebidas y este toma de nuevo la botella de licor. Pero de inmediato me acerco hacia ellos, no puede seguir bebiendo más.

—No.
–digo lo suficiente alto para que ambos me escuchen.

—Dáme otra.
–repite.

—No vas a beber más. Ya es suficiente.


Está tan borracha para darse cuenta que al momento  en el que rechiste, ya la tengo en los brazos y estoy andando con ella hacia fuera del local.

No soy su héroe, ni el de nadie.

Es demasiado vulnerable e inocente para estar ahí sola con tanto lobo suelto y más estando borracha. Cualquiera viéndola en este estado se aprovecharía de ella. Y cuando digo cualquiera, es cualquier gilipollas de ahí dentro. Aunque ni si quiera sé por qué cojones me estoy preocupando por ella.

Una corriente de aire frío se hace notable y entonces, se aferra a mi cuello.
Abro la puerta trasera del coche y la dejo con cuidado en los asientos traseros.
De repente, se levanta medio cuerpo, balbucea algo que no logro entender y vuelve a acostarse hacia atrás cerrando los ojos nuevamente quedando profundamente dormida.

[...]

Agarro su pelo entre mis manos sosteniéndolo para que no vaya hacia su rostro y se manche de vómito.
Está arrodillada frente el váter, vomitando todo el alcohol que tiene en el cuerpo. Lleva dos vomitadas, la tercera es la fuerte.
Se limpia la boca con el dorso de la mano y se deja caer al suelo sentada con la cabeza apoyada en la mampara de la ducha.

—He.. bebido demasiado...
–murmura.

Joder y tanto que ha bebido.
Ha echado hasta el alma.

Le tomo por la cintura colocándola de pie con cuidado y le ayudo a sentarse en la váter para comenzar a desnudarla.
Pero no de la forma que me gustaría hacerlo, tiene que tomar una ducha de agua fría para que se le pase un poco la borrachera que lleva encima.

La vuelvo a coger en brazos, abro la mampara, la llave de agua y la meto bajo el agua fría. Suelta un grito ahogado y de inmediato me abraza mojándome entero de agua.

¡Joder!

Esta tiritando y me abraza con fuerza sosteniéndose a mi.

—Está demasiado.. f-fria...

Está helada. Lo sé.

Pero es bueno para ella, el agua fría tal vez le despierte un poco la borrachera que lleva y le despeje un poco.

—Lo sé, pero es bueno. Se te pasará un poco la borrachera.

Reza para que mañana no te levantes con un dolor de cabeza como la mierda. Eso es lo jodido de las borracheras.

Ni si quiera sé que hago ayudándola.
Ni por qué la he sacado del club, ni por qué me he acercado a ella, ni por qué cojones estoy haciendo esto. Ni si quiera lo he hecho alguna vez por nadie que conozco, es jodidamente raro.



Leah

Todavía el agua fría cae sobre mí. Estoy abrazada a Hayes, muerta de frío y temblando. Cuando escucho el agua dejar de caer, siento una gran tranquilidad.

Las ganas de vomitar han dejado de hacerse presente, pero todavía tengo mareos y no puedo mantenerme bien de pie. Hayes me envuelve en una toalla blanca y suave, demasiado suave y que cubre mi cuerpo.
Me toma por las piernas y por la espalda volviéndome a ponerme entre sus brazos, como una niña pequeña. Cierro los ojos y apoyo la cabeza en su hombro. Todo me da vueltas.

Destruyeme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora