Capítulo 73

30.6K 1.5K 95
                                    


Me mira a los ojos y sonrío. Las comisuras de sus labios se elevan mostrando una pequeña sonrisita ladeada, sus brazos están rodeando mi cintura y me aprieta contra él pegando nuestros abdomen, adhiriendome a él.
Acaricio su mejilla con mis manos, ninguno decimos nada, solamente nos miramos uno al otro.

—¿Sigues cabreado?
–pregunto rompiendo el hielo.

—Un poco.
–encoje un hombro.

No digo nada.
Su rostro se acerca al mío, siento su respiración mezclarse con la mía y su aliento chocar contra mi rostro. Miro hacia sus ojos y veo que están clavados en mis labios, se pasea la lengua por los suyos mojándolos y eleva la comisura de sus labios en una pequeña sonrisita pícara.

Sus manos se aprietan contra mi cintura y me adhiere aún más a su cuerpo. Él sabe lo que hace y lo que está haciendo con esto.
Sonríe, sonríe con suficiencia y aplasta sus labios sobre los míos duramente. Nada de un beso tierno, dulce y pausado. Es apasionado, duro y sin la más mínima delicadeza. De esos que se activa tu corazón y te late a gran velocidad.

—Hazme olvidar –murmura entre beso– hazme olvidar la mierda de mundo en el que vivimos.

No añade nada más y yo no puedo hablar ya que sus labios siguen sobre los míos siendo posesivos y controlando la situación. Aunque tampoco puedo hacerlo de ninguna manera. De manera algo feroz y sin importarle, saca la camiseta que llevo puesta tirándola al suelo.

Sonrío de manera pícara y abrazo su cuello atrayéndolo más a mi. Mi pecho da contra el suyo, estamos apretujados uno con el otro. Sus labios se pasean por mi cuello bajando hacia mis clavículas y mis pechos haciendo un recorrido hasta llegar a mi boca.

Estamos en el sofá, esto va a ser bastante incómodo.
Pero me da igual, solo quiero estar con él y disfrutar.

Con sus manos consigue que me coloque encima suyo, por encima de su cadera y con mis piernas a cada lado suya. Sus manos recorren mi espalda acariciando con sus yemas mi piel, hasta llegar al broche del sujetador, deshaciéndolo y tirándolo al suelo llevando después su boca a esa zona dejando pequeños besos llenos de pasión.

[...]

Abrazo su pecho desnudo y abro los ojos cuando la clara luz del día pega en mi rostro. Pestañeo varias veces y alzo mi cabeza mirando a Hayes, quién esta con la cabeza hundida en la almohada y por encima de la mía, con el ceño ligeramente fruncido y su brazo tatuado por encima de mi cadera y por debajo de la sábana. Bostezo y me adhiero al cuerpo de Hayes, estamos desnudos y hace bastante fresco por la mañana. Apoyo mi cabeza en su pecho y con una sonrisa cierro los ojos feliz.

Justamente pasa media hora en la que me había vuelto a dormir y que, cuando despierto, Hayes también lo hace al mismo tiempo.

—Buenos días.
–murmuro.

Hayes bosteza y se lleva ambas manos al rostro frotándose los ojos como cuál niño pequeño, pero que causa bastante ternura. 

No se levanta se queda ahí en el mismo lugar;
—Buenos días.

Quito su brazo de mi cintura para poder levantarme pero no puedo hacerlo. Estira de mi cintura cayendo en la cama nuevamente y su cuerpo se pega al mío dejando salir de entre sus labios un gruñido. Y no sé de que me sorprendo, siempre suele hacer eso casi todas las mañanas.

Me aparta el pelo del rostro y hunde su cabeza en la curva de mi cuello, respirando fuerte y dando su respiración contra mi cuello causándome escalofríos.

—Me gusta estar así. No te muevas.
–murmura contra mi cuello para después aplastar sus labios en esa zona.

Por alguna razón, no me muevo. Es más, a mi también me encanta estar de esta forma con él.
Sonrío y le abrazo pegándome nuevamente a su cuerpo. Sus manos acarician mi brazo lentamente y sus labios después de unos minutos comienzan a repartir varios besos por la curva de mi cuello salpicados.

Destruyeme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora