Capítulo 32

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No pierdas tu dignidad o lo poco que queda de ella, Leah. Échalo, mándale a la mierda y no lo vuelvas a ver. Ni si quiera debería haberle dejado entrar, tenía que haberle cerrado la puerta en las narices.
Mejor dicho, no tenia ni que haber abierto la puerta y nada de esto hubiese pasado.

Hayes agarra mis manos y las sube hacia sus hombros, dejándolas ahí y devolviendo sus manos a mis caderas. Sus labios son como estar en el cielo, en las nubes. Su delicioso aroma, que te cautiva y te deja embobada. Su tacto que crea escalofríos y una maratón de mariposas en tu estómago. Sus fuertes brazos que te abrazan por la cintura y sus dulces labios con sabor a cigarrillos abandona mi boca para bajar hacia mi cuello. Esa zona que da escalofríos y cosquillas cuando su respiración choca contra la piel sensible de éste. Pero no lo detengo, le dejo que siga, estoy disfrutando del momento.

—¿Qué cojones hacías con ese, otra vez?
–pregunta entre beso y beso.

Cierro los ojos fuertemente.

Leah, sepárate de él. Ya mismo. Pon distancias antes de que la cosa vaya a más.

—Somos pareja.
–respondo.

La boca de Hayes se separa de mi cuello y se mantiene alejada de mi para poder verme directamente a los ojos. Y eleva una ceja, sorprendido.

Tiene el ceño fruncido, bastante fruncido. Algo me dice que no le ha hecho ni una pizca de gracia, cosa que es normal.

Ríe.

—¿Me estás tomando el pelo, no?
–sigue riendo.

—No. Estamos.. empezando a salir. No somos oficialmente pareja.

La mirada de Hayes es intensa.
Después de unos segundos, desvía la mirada hacia el lado y aleja sus manos de mis caderas separando su cuerpo del mio.

Me alegro por haberme separado de él, pero algo dentro de mi, no quería que se detuviera. Soy idiota por pensar en que no quería que se alejara de mi en este momento. Es una mezcla de sentimientos extraños.


Se vuelve a girar hacia mi y su mirada grisácea cruza con la mia, otra vez

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Se vuelve a girar hacia mi y su mirada grisácea cruza con la mia, otra vez. Manteniendo la mirada fija sobre mi.

—¿Desde cuando estás con él?
–pregunta en voz murmurante, totalmente serio.

—Desde hace unos días.
–murmuro y esbozo una ligera sonrisa.

Quiero hacerle sufrir por ser un cabrón sin corazón y sin sentimientos estas semanas.

—¿Te gusta?
–pregunta entre dientes.

—Sí. Es un chico increíble, merece lo mejor. Estoy tan ilusionada de estar con él..
–vuelvo a sonreír.

Intento poner mi mejor cara de adolescente enamorada y sonrío ampliamente.

Hayes frunce el ceño.

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