Capítulo 85

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Un espantoso ruido consigue hacerme despertar de mala gana y con ganas de matar a quién ha hecho eso. Cuando intento volver a seguir durmiendo, es imposible.. estoy dando vueltas y vueltas en la cama intentando conciliar el sueño de nuevo pero me es imposible.
Cansada y dando un bostezo, me levanto de la cama y salgo de la habitación dando un pequeño bostezo y andando descalza por el frío suelo, hasta llegar al salón.

Mi corazón da un vuelco de emoción y comienza a latir fuertemente golpeando mi pecho.

¿Por qué me ocurre esto cada que veo a Hayes cerca de mí? Y, ¿qué hace aqui?

—Joder tío, no me jodas. ¿No sabes dejar caer el sofá al suelo sin hacer tanto ruido?
–gruñe Tristan.

—Pesa como la mierda –se encoje de hombros– no esperarás que lo deje con delicadeza como si fuese una maldita pluma.
–bufa.

No puede ser.
¿Estoy soñando o esto es verdad?

Hayes y Tristan están juntos sacando los nuevos muebles que Tristan y su novia han comprado para su casa.
Por la puerta aparece Jake, cargando con una caja de cartón bastante grande y por lo que puedo ver, algo pesada.

—¿Podéis no hacer tanto ruido? Hay gente que está durmiendo.
–digo ganándome la atención de los tres.

Me gano las miradas de los tres, las cuáles se clavan en mi notando mi presencia. Pero sólamente una mirada me hace ponerme nerviosa; esos ojos grisáceos están sobre los míos observándome de arriba a bajo sin pudor.

—Son las diez de la mañana –se encoje de hombros Tristan mirando en mi dirección– venga, tenemos que montar esa mierda ahora.

Ruedo los ojos y giro sobre mis talones para ir a la cocina a hacerme algo para desayunar.

Estoy concentrada haciendo los pancakes, mientras que pienso en mil cosas y en ninguna a la misma vez. Con la mente hecha un caos.

El hecho de tener a Hayes a unos metros de distancia, en otra habitación cercana a la que estoy ahora.. hace ponerme los pelos de punta y que un hormigueo pase por mi estómago.

No entiendo el por qué Tristan le ha pedido su ayuda, se supone que le odia. Entonces, ¿por qué lo ha llamado?

—¿Pensando en mi?
–reconozco esa voz.

Desvío mi mirada de la sartén hasta Hayes, está apoyado en el marco de la puerta con una sonrisa de suficiencia en el rostro y una ceja elevada.

—Tengo cosas mejores que hacer.
–murmuro entre dientes dando la vuelta al pancake.

Aunque la realidad era lo que justamente estaba haciendo.

Suelta unas carcajadas y niega con la cabeza.
Da unos pasos hacia mi, su cuerpo está tranquilo y firme. Hasta que está a escasos centímetros de donde me encuentro.

—¿Cómo qué?
–su respiración acaricia mi oído causándome escalofríos.

Suspiro.

Trago en seco y me concentro en darle otra vuelta al pancake y dejarlo sobre el plato. La mano me tiembla levemente mientras agarro la sartén con una mano y con la otra la espátula.

Sus grandes manos agarran mi cintura y en ese momento siento mi corazón golpear duramente mi pecho, como hace unos minutos atrás.
Necesito que se aparte de mi, pero a la misma vez no quiero que lo haga.

—En nada –murmuro– para.

Siento su sonrisa de suficiencia en mi cuello.
Su mano aparta el cabello que cae por mi hombro apartándolo hacia mi lado izquierdo, su respiración acaricia mi cuello y mi oído a la misma vez y lo siguiente que siento, son sus labios aplastarse en esa zona. Sus manos acarician mi plano vientre y sus brazos me abrazan la cintura, golpeando mi espalda contra su firme abdomen.

Destruyeme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora