Capítulo 55

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Suelto de sopetón su mano que agarra mi antebrazo y vuelvo a caminar hacia el local cuando su voz me detiene de nuevo.

—¿No dirás en serio que uno de esos gilipollas te lleve?
–murmura detrás de mi.

Vuelvo a girarme hacía él. Mirándole a los ojos fíjamente y sonriendo con suficiencia.

—¿Acaso te piensas que lo he dicho en broma? No tengo ningún problema en hacerlo.

Dejo mi sonrisa fingida unos cuántos segundos mas y me vuelvo a dar la vuelta agarrando la puerta y abriéndola, dispuesta a entrar. Pero su voz me detiene por segunda vez en la noche;

—No te atreves hacerlo.
–desafía y lo miro por encima de mi hombro.

—¿Por qué no?
–pregunto.

—Si lo haces, te olvidas de mi puta cara. Esos tíos sólamente quieren follarte y como te pongan un jodido dedo encima, van acabar en una tumba.

Tan agresivo como siempre.

Ruedo los ojos y entro al local cerrando la puerta trás de mi.

Las miradas de Nathan, Rick y Phil se clavan en mi cuando me dirijo hacia ellos. Rick sonríe de lado, Phil me observa llegar hasta ellos y Nathan se levanta del asiento quedando de pie cuando llego al lado suyo.

—¿Que haces aquí? Pensaba que te habías marchado con ese jodido psicópata.
–suelta varias carcajadas.

—Necesito que me lleves a casa. Hayes no está a la favor de llevarme.
–me encojo de hombros y elevo una ceja.

Nathan ríe y los otros dos le acompañan.
Risas de burla.

¿A qué vienen ahora?
No he dicho nada gracioso en lo absoluto.

Nathan se cruza de brazos y eleva una ceja.

—¿Estás de coña, no? No pienso dejar que ese cabrón corte mis pelotas y mi polla y se las cuelgue de llavero.

Trago en seco.

Hayes no se atrevería hacer eso, digo, sé que no es el cien por ciento literal pero...

—Y créeme, que se atrevería.
–prosigue.

—¿Por qué no? No tiene nada de malo.

—Me parece que no lo conoces lo suficiente. Ese tío está jodidamente loco y nadie de este jodido mundo se atrevería a en frentarlo ni tocar lo que es suyo. Lo que tiene de loco también lo tiene de celoso y paso de enfrentamientos y peleas. Lo siento, pero no.

Me parece increíble que no me pueda llevarme a casa porque le tenga miedo a Hayes.

Él tiene defectos como cualquier persona, pero no es tan bestia como dice él o quiere hacerle quedar.

—Digamos –ahora habla Phil– que tu querido novio no le gustan los jueguecitos. Ni que toquen lo que es suyo.
–ríe.

—Es un celoso de mierda.
–comenta Rick y se echa a reír, mientras que saca un cigarrillo.

Bufo y me cruzo de brazos. ¿Qué hago ahora?

Nathan da un trago a la cerveza que sostiene en su mano y se remueve el pelo con la otra despeinandolo.

—Puedo jurar que está que tira humo ahora mismo
–mira hacia el ventanal– míralo, se acaba de fumar el segundo cigarrillo.

Miro hacia el ventanal y está ahí.
Apoyado en la pared del edificio de en frente, con una pierna apoyada en la pared y un cigarrillo entre sus labios. Su mirada está puesta en este local, pero no creo que pueda ver demasiado ya que los cristales están teñidos de un color oscuro, a parte de las letras en ellos.

Destruyeme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora